Habia una vez dos hermanos que crecieron juntos, profesándose sentimientos de amor y amistad recíprocos hasta que, al llegar a la edad viril se enamoraron de la misma doncella. Su cariño fraternal se transformó gradualmente en indiferencia y finalmente en un odio de naturaleza tan violenta que los impulsó a desenvainar sus espadas y luchar con saña tal, que ambos se hirieron mortalmente. Durante su agonía comprendieron cuan inútil había sido su lucha, y para atestiguar que se reanudaba la paz entre ellos, ambos clavaron sus espadas en la tierra, en el lugar donde habían combatido. De esas espadas nació la flor de la paz, el gladiolo.
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