viernes, 15 de abril de 2016

Leyendas sobre las flores (El Girasol)

Pirayú era el cacique de una tribu residente a orillas del río Paraná. Mandió por otro lado, era el cacique de la tribu vecina. Ambos hombres eran buenos amigos, y sus pueblos vivían en armonía completa.
Mandió un día quiso unir las tribus, y para esto le pidió matrimonio a la hija de Pirayú. Éste le dijo que era imposible y le contó que ella no se casaría porque había prometido su vida al Dios Sol. Mandió no podía creer lo que escuchaba, y Pirayú le explicó que su hija, desde niña, pasaba las horas mirando al sol. Solo vivía para él. Los días nublados, los pasaba triste. Mandió se fue, lleno de rabia.
Pasaron los días, y Carandaí hija del cacique, navegaba contemplando al Sol. De pronto vio fuego en su aldea y fue hasta la orilla, cuando de pronto barras de madera le impidieron el paso. Mandió le dijo:
- "Tendrás que pedirle a tu dios que te libere".
La joven desesperada aclamó:
- "Cuarahji, mi querido sol, no permitas que Mandió termine con mi pueblo y conmigo".
En ese instante, la joven se rodeó de potentes rayos que la hicieron desaparecer. En ese mismo lugar, brotó una planta hermosa con una flor dorada que siguió siempre, para toda la eternidad, mirando siempre al rumbo del sol.



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