Darya Nikolayevna Saltykova, nació un 11 de marzo de 1730 en Moscu (Rusia) - fallece el 27 de diciembre de 1801. Era de una familia noble de origen
moscovita. Comúnmente conocida como "Saltichikha", la condesa Darya ha
sido catalogada como la "Bathory Rusa" a causa de las más de 130
sirvientas que torturó y asesinó; según dicen y aunque quizá sea solo un
mito, bebiendo la sangre de las heridas en algunas ocasiones. Sea como
sea, lo cierto es que Darya confesó el asesinato de 138 sirvientes (tres
hombres, el resto mujeres) y, si bien las evidencias con las cuales se
la condenó apenas confirmaron 38 víctimas, los historiadores no dudan de
que el número real fue, en el mejor de los casos, el confesado por la
propia Darya.
El abuelo de Darya había sido una figura importante en tiempos de Sofía y Pedro I y la familia de Darya estaba conectada con círculos sociales importantes como los Davidovs, los Musin, los Pushkin y los Tolstoi. Sumado a eso, la joven Darya se casó con Gleb Alekseevich Saltykova, quien era Capitán de Regimiento de la Guardia Real y pertenecía a la nobleza. Fue de ese matrimonio de donde heredó el apellido Saltykova, con el que siempre se la nombra pese a que su apellido original era Ivanova (o "Ivanov").
El abuelo de Darya había sido una figura importante en tiempos de Sofía y Pedro I y la familia de Darya estaba conectada con círculos sociales importantes como los Davidovs, los Musin, los Pushkin y los Tolstoi. Sumado a eso, la joven Darya se casó con Gleb Alekseevich Saltykova, quien era Capitán de Regimiento de la Guardia Real y pertenecía a la nobleza. Fue de ese matrimonio de donde heredó el apellido Saltykova, con el que siempre se la nombra pese a que su apellido original era Ivanova (o "Ivanov").
Darya tuvo dos hijos con el capitán
Alekseevich: Teodoro y Nicolás, quienes al igual que su padre sirvieron
en la Guardia Real. Todo parecía ir bien hasta que en 1755 ocurrió el
primer suceso clave en la transformación de Darya: la muerte de
Alekseevich, su esposo. Tras el infortunado suceso, Darya heredó el
enorme patrimonio de su esposo y pasó a ser la viuda más adinerada de
Moscú, adquiriendo entre otras cosas una enorme finca (con más de 600
sirvientes) en Troitskoe, cerca de Moscú.
Después de la muerte de su esposo, Darya fue con sus hijos a vivir en la
finca de Troitskoe, donde inicialmente no mostró crueldad alguna y más
bien, según contaron, se la veía triste la mayor parte del tiempo.
Incluso en aquel entonces se pensaba que era una buena persona, ya que
había hecho donaciones a muchas iglesias y monasterios.
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