Estuvo varios meses muy arrepentido,
pero… cuando decidió revelar el carrete vio las fotos de Judith y empezó
a enamorarse de aquella imagen y a saborear el triunfo, amplió las
fotos y las colgó por todo su apartamento.
Empezó a preparar un nuevo asesinato,
llegó el año 1958 y decidió inscribirse en un club de solteros, dio un
nombre falso y contactó con una joven de 24 años llamada Shirley Ann
Bridgeford, quedó con ella el 8 de Marzo de 1958, pero Shirley al
conocerle quedó asombrada por el rostro de Harvey y entonces él comenzó
su odio hacia ella, la encañonó con su pistola y la condujo al desierto,
allí repitió metódicamente todos las acciones que había realizado con
Judith: la violó, la fotografió y la estranguló con una cuerda.
Esta vez no hubo arrepentimiento, había
encontrado su verdadera vocación, ya buscaba su nueva víctima. Buscó en
los contactos del periódico y así conoció a Ruth Mercado, una chica de
alterne de la cual se enamoró, soñó con cambiar su vida, con empezar una
nueva con la ayuda de Ruth. Pero Ruth como otras le rechazó, sin dinero
no tendría sus atenciones. Una vez más visita al desierto, a pesar de
que la amaba, la forzó, fotografió y la asesinó como a las demás.
Ya eran tres los asesinatos pero por suerte no hubo ninguno más. Volvió a
su primer modus operandi y puso anuncios en el periódico anunciándose
como fotógrafo para las nuevas modelos, así fue como conoció a Lorraine
Vigil, una joven que estaba muy necesitada de dinero y veía en el posado
fotográfico un modo de ganar algo extra. Harvey recurrió de nuevo a su
método: la encañonó, luego la llevaría al desierto, donde repetiría el
proceso. Pero Lorraine se reveló y empezaron un forcejeo, durante este
forcejeo Harvey disparó y la hirió en una pierna pero ella continuó
atacándole hasta que la Policía les encontró, una patrulla de carretera
que pasaba en ese instante detuvo a Harvey.
Gracias a la valentía de esta joven,
consiguió salvar su vida y a saber de cuántas más mujeres que podría
haber asesinado si no le hubiesen detenido, pues en menos de un año ya
llevaba 3 asesinatos y una tentativa más.
Harvey Murray Glatman lo confesó todo y
fue juzgado y sentenciado a muerte, el juicio duró solo tres días y
Harvey no quiso apelar. Sabía que era justo el castigo y optó por la
muerte.
El 8 de Agosto de 1959 fue ejecutado, no
profirió ni un solo lamento ni una sola queja. Sus últimas palabras
fueron: "Es mejor así, tarde o temprano esto tenía que terminar así"
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