Los crímenes sádicos de Báthory habían durado aproximadamente diez años. En el juicio, sobraban pruebas para
condenar a Elizabeth Báthory culpable de los múltiples crímenes
cometidos, pues no sólo se habían encontrado ochenta cadáveres sino que
los guardias estaban de testigos para declarar que la habían visto matar
con sus propios ojos.
Ésta confesaría haber asesinado junto
con sus hechiceros y verdugos, a más de 600 jóvenes y haberse bañado en "ese fluido cálido y viscoso" afín de conservar su "hermosura y
lozanía".
Le seducía el olor de la muerte, la
tortura y las orgías lesbianas. Decía que todo lo mencionado poseía un "siniestro perfume". Sus cómplices fueron condenados culpables, unos
decapitados y otros quemados en la hoguera.
Báthory, aún contando con el privilegio
de pertenecer a la nobleza y ser amiga personal del rey Húngaro, fue
condenada por éste mismo a una muerte lenta: la emparedaron en el
dormitorio de su castillo, dejándole una pequeña ranura por la cual le
daban algunos desperdicios como comida y un poco de agua. Murió a los
cuatro años de permanecer en esa tumba, sin intentar comunicarse con
nadie ni pronunciar la mínima palabra. Fue una especie de suicidio, de
repente dejó de tocar alimento alguno y falleció en 1614 cuando contaba
con 54 años.
Resulta curioso señalar un paralelismo
entre esta mujer y otro vampiro histórico muy conocido: Gilles de Rais,
pues aunque éste cometió sus crímenes dos siglos antes, procedían de
manera muy similar: ambos pertenecían a la alta nobleza. Él era
homosexual y ella lesbiana (de ahí que sus víctimas fuesen
principalmente mujeres), y lo más sorprendente e inquietante es que
tanto los sirvientes de uno como de otro participaban en los macabros
baños de sangre.
fuente: http://www.asesinos-en-serie.com
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