martes, 2 de agosto de 2016

Historia de Catalunya (La Coronela de Barcelona [XVII])

El Sangriento final

El teniente mariscal Antonio de Villarroel, desde que fuera nombrado comandante en jefe del ejército de Catalunya, había tenido plena autonomía militar y había planteado una estrategia defensiva conservadora que buscaba ganar tiempo, basándose en el principio que solo una ayuda externa podía liberar la ciudad. La llegada al poder de Rafael Casanova (Conseller en Cap) el día de Sant Andreu Apóstol, 30 de noviembre de 1713, marcó un cambio total con el anterior gobierno. El nuevo Conseller en Cap Rafael Casanova exigió a Antonio de Villarroel que inmediatamente ordenara lanzar ataques continuos cada noche contra el cordón de bloqueo para desgastar a las tropas borbónicas. Hasta entonces Villarroel había rehusado emplear a la Coronela en los combates habidos delante del campo de Barcelona; en los combate de la Cruz Cubierta, asalto de Can Navarro y en la batalla del convento de los Capuchinos el general comandante solo usó efectivos del ejército de Catalunya. El conseller en Cap Rafael Casanova se hizo con el control de casi todos los recursos políticos, deviniendo la máxima autoridad política de Catalunya, presionando y sugiriendo estrategias al alto mando militar. Rafael Casanova potenció al máximo el papel militar de la Coronela, unidad que tenía bajo su mando directo sin interferencias de los mandos militares, ofreciéndo a sus batallones para que atacaran al cordón de bloqueo borbónico, y ante la negativa de Antonio de Villarroel, organizando y preparando una operación de asalto que lanzaría la Coronela sin la participación del ejército. Cuando la operación ya estaba lista, fue aplazada ante la llegada de las cartas de Carlos III de Austria y la reina. Cuando dos meses después, con la llegada del mariscal de Francia duque de Berwick, el bloqueo se convirtió en un sitio propiamente dicho, Antonio de Villarroel continuó rehusando utilizar a la Coronela, y en el asalto a la primera paralela del 13 de julio de 1714 solo participaron unidades profesionales del ejército catalán. A pesar de ello la fuerza de la Coronela se había ido reduciendo progresivamente al haber sentado plaza en el ejército varios de sus miembros, así como también por las crecientes deserciones ante lo que se avecinaba como un sangriento final. El 28 de julio el conseller en Cap Rafael Casanova decretó mediante bando la militarización total de los niños mayores de 14 años que se hallaban en Barcelona, ordenando se presentaran a las 6 de la mañana en las Rambles de Barcelona; la no comparescencia estaba penada con la prisión. Una vez estuvieron concentrados, se les dio a elegir entre alistarse, o al ejército, o a la Coronela

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