lunes, 13 de junio de 2016

Historia de Catalunya (Los Condados [XXVI)

El Condado de Rosello [II]

Con la muerte de Luis "el Tartamudo" (879), se inicia la descomposición del Imperio carolingio. Durante el último cuarto del siglo IX, los reyes francos perdieron el poder y en todas las regiones del reino los nobles locales convirtieron sus cargos en hereditarios. De esta forma, en todo el imperio carolingio, los condes dejaron de ser funcionarios nombrados y destituidos por el rey, para convertirse en pequeños soberanos.
En esta situación de crisis terminal del imperio carolingio, a la muerte de Miró "el Viejo" (895), el condado pasó a su primo hermano Sunyer II de Empúries, sin que en ello interviniera para nada el poder real.

Durante casi todo el siglo X, el condado del Rosello estuvo unido al condado de Empúries pero, al parecer, a finales del siglo IX una parte del antiguo condado del Rosello (Alt Rosello, Conflent y una gran parte de Vallespir) ya había pasado al dominio del conde Miró II de Cerdanya, hijo de Guifré "el Pilós", quedando reducido a la parte costera del Rosello y del Vallespir. Dentro del conjunto formado por Empúries y el Rosello, el núcleo político perteneció siempre a la parte empurdana; los condes de Empúries y Rosello residían en la ciudad de Empúries hasta que, a causa de la presión de los piratas normandos y árabes, el conde Gausfred I estableció la residencia condal en Castello d'Empúries. Tras la muerte de Gausfred I (931-991), sus dos hijos, contraviniendo el testamento paterno que establecía un gobierno común e indivisible sobre todos sus dominios, se repartieron los condados: Hugo I (991-1040) fue conde de Empúries y Guislabert I (991-1014) lo fue del Rosello. Del co-gobierno dispuesto por Gausfred sólo quedaron unas determinadas cláusulas pactadas entre ambos herederos: el derecho a asistir a los juicios y pleitos celebrados en cualquiera de los dos condados, repartiéndose los derechos percibidos de justicia; permitir que el conde del Rosello permaneciera en Empúries, la antigua capital, cobrándole todos los censos y usos del lugar, o que Hugo y Guislabert pudiesen poseer dominios en el territorio del otro. En 1014, Hugo I de Empúries, aprovechando la muerte de Guislabert y la minoría de edad de su hijo y sucesor Gausfred II (1014-1074), invadió el Rosello; empresa que fracasó gracias a la ayuda del conde de Besalú, Bernat Tallaferro y de su hermano el abad Oliva, ex-conde de Berga, a Gausfred II, reconocido como conde del Rosello en el pacto de 1019, auspiciado por Oliva. La división en 991 fue irreversible y los condados de Empúries y Rosello no volvieron a tener un condado común.

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