lunes, 2 de mayo de 2016

Leyendas sobre las flores (El Muerdago)

Cuando Balder, (dios de la primavera), era apenas un niño, su madre, Frigga, (diosa del amor y la belleza), tuvo un sueño en el que se le alertaba sobre la muerte de su hijo, advirtiéndole que al momento que esto ocurriera, todo ser viviente sobre la tierra perecería con él.
Alarmada por dicha amenaza, Frigga habló con los cuatro elementos y todo ser viviente, haciéndoles prometer que nada ni nadie le harían daño. Sin embargo, a Frigga se le olvidó acercarse al muérdago por considerarle muy jóven, insignificante e inofensivo. El malvado dios Loki, disfrazado de anciana, logró descubrir quien era aquel único ser vivo que no había prometido no hacerle daño a Balder, en una oportunidad Balder quiso hacer alarde de su invulnerabilidad, e invitó a todos los dioses a jugar a las lanzas para demostrar que nada podía hacerle daño, Loki, (Dios de la Traición, las Mentiras y los Engaños), aprovechó la oportunidad y elaboró una lanza con punta de muérdago para quitarle la vida al pequeño fanfarrón. Con su muerte, se cumplió la profecía, y al instante, el cielo palideció, las plantas comenzaron a morir, a la vez que el planeta se iba envolviendo en la crudeza del invierno.
Frigga lloraba desesperada y desconsoladamente, mientras besaba a su hijo en nombre de su último adiós, los dioses conmovidos con tan implacable dolor y tan puro amor decidieron devolverle la vida al pequeño Balder, no sin antes castigar a la pequeña planta convirtiéndola en una planta parásito y dependiente de otras plantas para vivir, y así mantenerla vigilada para siempre por haber causado tan enorme desdicha. Una vez devuelto a la vida y como muestra de amor y agradecimiento a su madre, Balder ordenó que en adelante, cada vez que una pareja pasase bajo una rama de muérdago, debía besarse para perpetuar el amor verdadero en la tierra.


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