La rosa de Jericó, se conoce también con el nombre de "flor de la
Resurrección", pues se le atribuye la propiedad de morir y volver
después a la vida. Su origen tiene una hermosa leyenda.
Se dice que en aquellos días en que José y María huyeron de Belén con el Niño Jesús, para salvarle de la degollación de los inocentes, ordenada por el rey Herodes, la Sagrada Familia atravesó las llanuras de Jericó Cuando la Virgen bajó del asno que montaba, esta florecilla brotó a sus pies, para saludar al Salvador, a quien María llebava en brazos.
Durante la vida del Salvador en la tierra, la rosa de Jericó siguió floreciendo, pero cuando expiró en la Cruz, todas estas rosas se secaron y murieron al mismo tiempo que Él. Sin embargo, tres días después, Cristo resucitó, y las rosas de Jericó volvieron a la vida, brotando y floreciendo sobre la llanura, como señal de la alegría de la tierra por la resurrección de Jesús.
Se dice que en aquellos días en que José y María huyeron de Belén con el Niño Jesús, para salvarle de la degollación de los inocentes, ordenada por el rey Herodes, la Sagrada Familia atravesó las llanuras de Jericó Cuando la Virgen bajó del asno que montaba, esta florecilla brotó a sus pies, para saludar al Salvador, a quien María llebava en brazos.
Durante la vida del Salvador en la tierra, la rosa de Jericó siguió floreciendo, pero cuando expiró en la Cruz, todas estas rosas se secaron y murieron al mismo tiempo que Él. Sin embargo, tres días después, Cristo resucitó, y las rosas de Jericó volvieron a la vida, brotando y floreciendo sobre la llanura, como señal de la alegría de la tierra por la resurrección de Jesús.
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