miércoles, 2 de marzo de 2016

Asesinos en Serie (Thierry Paulin [IV])

Las razones que llevaron a Thierry a cometer aquellos crímenes continúan siendo un misterio, por lo que los psiquiatras tuvieron que hacer un retroceso a su infancia para tratar de ver más claro.
En realidad jamás tuvo un hogar, ni una familia que le quisiese y se preocupase por él. Antes de llegar a la adolescencia ya lo habían custodiado tres personas: su abuela, su madre y luego su padre, pero todos se lo fueron quitando de encima poco a poco, lo que Thierry interpretó como un rechazo. Por otra parte, su inclinación homosexual había despertado un desprecio general en su entorno. Privado de todo cariño, no sentía hacia los mayores ningún respeto. Se negaba a ser como todos los adultos que conocía, pues eran indignos de su confianza y respeto, y continuó siendo un niño reservado, desafiante y violento. La falta de amor le había endurecido hasta el punto de ignorar el sufrimiento, tanto si él era víctima o agresor, no tenía piedad. Lo demuestran sus posteriores declaraciones a la policía: “Yo sólo ataco a los débiles”.
Acabó confesando que no siempre actuaba solo y que su amante Jean Mathurin había tomado parte en los primeros crímenes.
A principios de 1988, Paulin cayó enfermo, mientras su cuerpo comenzaba a sucumbir a los efectos del SIDA. En un año fue hospitalizado en un estado de parálisis casi total, sufriendo de tuberculosis y meningitis. Murió durante la noche del 16 de abril de 1989, en el ala del hospital de la prisión de Fresnes.
Sólo Mathurin fue juzgado por los primeros nueve ataques y asesinatos, recibiendo una cadena perpetua, además de 18 años sin libertad condicional. Fue encarcelado hasta enero de 2009, aunque técnicamente, Thierry Paulin nunca fue condenado por los asesinatos de los que se le imputaban.

fuente:  El texto expuesto es de la autora Margarita Bernal

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