lunes, 18 de enero de 2016

Asesinos en Serie ("Las Poquianchis" [II])

En el año 1935, la familia vivía en un estado de pobreza lamentable, las hermanas habían conseguido empleo en una fábrica textil, pero los miserables salarios que se pagaban apenas le servían para subsistir.
En 1938, Carmen conoce a un hombre llamado Jesús Vargas alías "El Gato", este hombre era un vividor y criminal de poca monta; con él Carmen entabla una relación, ese mismo año se va a vivir con él. Juntos abren una pequeña cantina en "El Salto". Jesús Vargas dilapidó todas las ganancias del establecimiento hasta llevarlo a la ruina, después de esto Carmen abandonó a Jesús Vargas y regresó a vivir con su familia.
Para ese momento los padres de las hermanas González habían muerto dejándoles una modesta herencia, con este capital Delfina González abrió su primer burdel ubicado en El Salto (Jalisco). La prostitución era ilegal en Jalisco, pero la vigilancia para combatir esa práctica era pobre. El prostíbulo estuvo activo por mucho tiempo, hasta que una riña suscitada en el lugar llamó la atención de las autoridades, que cerraron el establecimiento.
En 1954, Delfina muda el establecimiento a Lagos de Moreno (Jalisco), durante las festividades de la feria anual celebrada en el pueblo. Para establecer el negocio las mujeres contaron con el apoyo de varias autoridades corruptas. El propio alcalde concedió los permisos para que el negocio operara como bar a cambio de favores sexuales.
Las mujeres eran engañadas o compradas a tratantes, el sistema con el que operaba el burdel era semejante al peonaje empleado durante el "Porfiriato", las mujeres cautivas estaban obligadas a comprarle a las madrotas suministros, como ropa y comida, a precios arbitrarios, acumulando así inmensas deudas. Las mujeres entonces eran forzadas a prostituirse para poder pagarles
Según el relato de las hermanas González Valenzuela, las técnicas que usaban para instalar un prostíbulo consistían primeramente en hacer amistad con las autoridades para estar protegidas. En muchas ocasiones se hicieron amantes y proporcionaron dinero a funcionarios locales para asegurar que su negocio no fuera cerrado.
Ya instaladas en sus cabarets, "Las Poquianchis" contrataban personas que recorrieran la República para buscar adolescentes de entre 12 y 15 años de edad, para que por medio del engaño y la extorsión las condujeran a sus negocios, donde una vez que entraban eran mantenidas en cautiverio para prostituirlas. La Secretaría de Salud emitía tarjetas de control falsas, que "Las Poquianchis" utilizaban para presumir que sus muchachas estaban sanas. Estas tarjetas costaban mucho dinero, pero servían para que los clientes estuvieran tranquilos. Por supuesto, muchas de las prostitutas estaban enfermas.

El año 1963 apareció como el inicio de una oleada de infaustos acontecimientos, ya que en dicha fecha las autoridades de León prohibieron los negocios de sexo y, como para aquel entonces los aliados de Las Poquianchis ya no estaban en posiciones de poder, María de Jesús y Delfina tuvieron que cerrar el negocio abierto por la primera, volviendo a Lagos de Moreno en Jalisco, donde aún quedaba el viejo “Guadalajara de Noche”.
Sin embargo la desgracia también cayó sobre Delfina, pues su hijo y ayudante en el ejercicio de los sobornos y el control (ejercido con golpes, violaciones, vigilancia constante) de los clientes y de las esclavas-prostitutas, Ramón Torres alias“El Tepocate”, cayó muerto un día en que, tras descubrirse su lugar de contrabando de automóviles, la Policía se presentó y éste, hecho el valiente, sacó el fusil para matar, pero los agentes lo abatieron frente a su propia madre, quien después contrató militares corruptos para matar a los policías que mataron a su hijo. No obstante, otra versión dice que Ramón Torres murió en un tiroteo con un sargento policía en una cantina cercana al prostíbulo de su madre, que posteriormente ésta se enteró, y enfurecida fue con un fusil a esparcir plomo (balas) en el lugar, sin matar a nadie y creyendo en vano que el asesino de su hijo aún seguía allí. Sea cual haya sido el caso, la muerte de Ramón Torres hizo que las Poquianchis guardaran luto, y de hecho, su madre lo guardó hasta el día en que fue apresada…

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