Ed Gein, nació en en el condado de La Crosse (Wiscosin) el 27 de agosto de 1906, hijo de
una mujer austera y fanática religiosa que despreciaba a su débil y
borracho marido. Cuando ambos discutían, que solían hacerlo con
frecuencia, el hombre se emborrachaba y pegaba a sus dos hijos.
Desde el primer momento, la vida de Ed
estuvo completamente dominada por su madre, quien se había prometido a
sí misma que su hijo no sería nunca como esos hombres lascivos, ateos y
alcoholizados que veía a su alrededor. Seguía una disciplina muy dura
castigando a sus hijos, era incapaz de darles el consuelo y el amor de
una madre.
Gein no tubo contacto con otros niños,
pues todo el mundo suponía ante los ojos de esa madre una amenaza para
la pureza moral de su hijo. Así fue durante treinta y nueve años hasta
que la mujer murió víctima de un ataque al corazón, dejando tras ella un
hombre dependiente, reprimido y sólo, en un mundo que apenas
comprendía.
Gein vivía solo desde la muerte de su madre en 1945 y se ganaba la vida
haciendo toda clase de trabajos a los vecinos de Plainfield. Fue su
habilidad en este tipo de trabajos, por la que este hombre de complexión
débil, mediana edad, pelo rubio y ojos azules empezó a ser conocido
entre las gentes del lugar como una persona trabajadora, cumplidora,
fiable pero excéntrica.
El propietario del aserradero no se llevaba muy bien con Gein.
Encontraba extremadamente difícil hablar con él porque a veces éste
comenzaba a reír con nerviosismo sin motivos como un desequilibrado, o
por sus comentarios inoportunos que dejaban a la otra persona sin saber
qué decir.
Pero el caso, criminológicamente
hablando, comienza en 1954, cuando un granjero de Plainfield (Wisconsin)
entró en la taberna de los Hogan, topándose con la gran sorpresa de que
el suelo de madera estaba encharcado de algo que parecía ser sangre.
Mary Hogan, la propietaria, había desaparecido.
Cuando el sheriff llegó al lugar comenzaron los interrogantes. Para
empezar, la caja registradora estaba llena, por lo que no se trataba de
un robo. Además, no había señales de lucha como podrían indicar vasos
rotos, o taburetes por el suelo. Cuando unos días más tarde, Ed Gein se
acerca al aserradero, el propietario de este le comenta a Gein que
habían raptado a Mary Hogan, y queestaba desaparecida, este respondió: "No está desaparecida. La tengo en mi granja".
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