El 27 de mayo de 1992 el invistieron Doctor honoris causa por la Universidad Autónoma de Barcelona.Aquell mismo año recibió el reconocimiento de su ciudad que lo condecoró con la Medalla d'Or al Mèrit Artístic de la Ciutat de Barcelona. Pere Calders había mostrado varias veces su estima por la ciudad de Barcelona.
En octubre de 1992 publicó el que sería su último libro de cuentos, "L'honor a la deriva", que no incluía ninguna narración inédita. El año siguiente recibió el Premio Nacional de Periodismo por el artículo titulado " "Sense carta de navegar",", publicado en el diario Avui. Calders cada vez se encontraba peor de salud y a mediados de 1994 dejó de publicarse en el Avui y en El Temps. El 10 de junio de ese año lo trasladaron a casa de su hija Tessa para poder ser atendido mejor.
Pere Calders y Ruiseñor murió el 21 de julio de 1994, a 81 años, en la cama de casa de su hija Tessa. La noticia de su muerte fue llevada al día siguiente en el diario Avuiy y todos los medios de comunicación catalanes hicieron eco. La capilla ardiente fue instalada en el vestíbulo de la sede de la Institucio de las Lletres Catalanes, en la Casa Amatller. La mañana del 23 de julio se celebró en la iglesia Pompeya un funeral abierto a todos, donde asistieron diversas personalidades políticas del momento como Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona, o Joan Guitart i Agell, consejero de Cultura. Después se celebró un acto íntimo en el cementerio de Collserola donde su cuerpo fue incinerado. Las cenizas se depositaron en el monumento erigido a Pere Calders en el paseo marítimo de Llançà.
En octubre de 1992 publicó el que sería su último libro de cuentos, "L'honor a la deriva", que no incluía ninguna narración inédita. El año siguiente recibió el Premio Nacional de Periodismo por el artículo titulado " "Sense carta de navegar",", publicado en el diario Avui. Calders cada vez se encontraba peor de salud y a mediados de 1994 dejó de publicarse en el Avui y en El Temps. El 10 de junio de ese año lo trasladaron a casa de su hija Tessa para poder ser atendido mejor.
Pere Calders y Ruiseñor murió el 21 de julio de 1994, a 81 años, en la cama de casa de su hija Tessa. La noticia de su muerte fue llevada al día siguiente en el diario Avuiy y todos los medios de comunicación catalanes hicieron eco. La capilla ardiente fue instalada en el vestíbulo de la sede de la Institucio de las Lletres Catalanes, en la Casa Amatller. La mañana del 23 de julio se celebró en la iglesia Pompeya un funeral abierto a todos, donde asistieron diversas personalidades políticas del momento como Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona, o Joan Guitart i Agell, consejero de Cultura. Después se celebró un acto íntimo en el cementerio de Collserola donde su cuerpo fue incinerado. Las cenizas se depositaron en el monumento erigido a Pere Calders en el paseo marítimo de Llançà.
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