lunes, 1 de agosto de 2016

Historia de Catalunya (La Coronela de Barcelona [XIV])

Por lo que respecta a los tambores, para el uniforme de 1706 se aprovecharon los del antiguo Tercio de Barcelona; los tambores estaban bajo las órdenes del Tambor Mayor, y su cometido era el dar entrada y salida en el ritual del cambio de la guardia. También debían servir de fondo musical para los actos tradicionales y protocolarios, y si en 1706 eran 10, en 1710 pasaron a 15, y en 1714 a 20. Su uniforme era rojo carmesí, tanto casaca como la divisa, el forro y las medias; el característico galón libreado de los tambores era de plata. Las cajas de los tambores iban pintada con los mismos colores de rojo y plata, decoradas con las armas heráldicas de la ciudad, y engalanadas con borlas y cordones. El carácter ritual de los tambores estuvo siempre presente en las tradiciones de la unidad y se documentan en las entradas del rey Carlos III de Austria en Barcelona, en la entrada de la reina Isabel Cristina de Brunswick-Wolfenbüttel, en los cambios de guardia de la Coronela de Barcelona, en la guardia del Palacio Real, las funerales, y en las parada y desfiles castrenses que realizó la Coronela de Barcelona, com el que tuvo lugar en marzo de 1714.
El arma estándar con que se armó el ejército catalán en 1713 fue el fusil, siendo la mayoría de facturación inglesa o austríaca. Anteriormente, en 1707, cuando la Coronela de Barcelona finalizó el proceso de militarización, sustituyó los obsoletos mosquetes y arcabuces con los modernos fusiles. El armamento se completaba con bayoneta de casquillo y espada. Al cinto llevaban una cartuchera ventral, de cuero y con el escudo heráldico de Barcelona grabado, así como las vainas para la bayoneta y para la espada. El frasco con la pólvora de cebar podía ir ligado al cinto y los granaderos incorporaban al equipamiento un zurrón, también grabado con las armas de la Ciudad, donde llevaban las granadas. Como elemento distintivo y para facilitar la operación de lanzamiento de las granadas de mano, los granaderos no vestían con el tricornio, sino con gorra granadera. Amparados por las constituciones catalanas, los milicianos guardaban el fusil en su casa

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