jueves, 28 de julio de 2016

Leyendas en Catalunya (Nicolau Aymerich [I])

Nacio en Girona, hacia 1320 – falleció en Girona, 4 de enero de 1399. fue un teólogo católico e Inquisidor General de la Inquisición de la Corona de Aragón durante la segunda mitad del siglo XIV. Es conocido principalmente por ser el autor del Directorium inquisitorum.
Entró en el monasterio dominico local el 4 de agosto de 1334. Allí, durante el noviciado, fue instruido en teología por el fraile Dalamau Moner. Para completar sus estudios, se traslada a Toulouse y luego a París, donde obtiene su doctorado en 1352. Luego volvió a Girona, donde sustituyó a Dalamau Moner como profesor de teología.

En 1357, Aymerich reemplazó a Nicolau Rosell como Inquisidor General de Aragón, ya que Rosell había sido nombrado cardenal. Un año después de obtener el puesto, Aymerich obtuvo el puesto honorífico de capellán del Papa como reconocimiento de su diligencia persiguiendo herejes y blasfemos. Sin embargo, el celo mostrado como Inquisidor General le granjeó muchos enemigos, incluyendo el rey Pere IV "el Ceremonios". Pere IV intentó que se retirara a Aymerich del puesto en 1360, cuando la Inquisición interrogó al espiritualista franciscano Nicolau de Calabria. Otro ejemplo de Aymerich como inquisidor es su sentencia al judío Astruc Dapiera en 1370. Dapiera era nativo de Barcelona y fue acusado de brujería. Fue sentenciado a arrepentimiento público en la Catedral de Barcelona y luego a prisión perpetua. Aymerich también ordenó atravesar la lengua de los herejes con un clavo, para que no blasfemaran más. Fue el primer inquisidor en saltarse la prohibición eclesiástica de torturar a un individuo dos veces, interpretando que se permitía sesiones distintas de tortura para cargos separados de herejía. Sobre la tortura escribió: "Questiones sunt fallaces et inefficaces", "Los interrogatorios son engañosos y poco concluyentes".
Aymerich fue elegido Vicario General de los Dominicos en Aragón en 1362, pero su elección fue contestada por el sacerdote Bernad Ermengaudi, que, además de tener una larga disputa con Aymerich, estaba respaldado políticamente por Pere IV. Cuando se acudió al papa Urbano V para solucionar el tema, este invalidó la elección de Aymerich sobre la base de que el puesto de Vicario General estaba en conflicto con el puesto de Inquisidor General. Sin embargo, no confirmó a Ermengaudi como Vicario General, optando por un tercero neutral, Jacopo Dominici.

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