viernes, 27 de mayo de 2016

Historia de Catalunya (Marca Hispanica [VI])

En el 985 Barcelona, entonces gobernada por el conde Borrell II, es atacada e incendiada por Al-Mansur que la saquea el 6 de julio, tras ocho días de asedio. El conde se refugia entonces en las montañas de Montserrat, en espera de la ayuda del rey franco, pero no aparecen las tropas aliadas, lo que genera un gran malestar. En el año 988, aprovechando la sustitución de la dinastía Carolingia por la dinastía Capeta, no consta que el conde de Barcelona Borrell II prestase el debido juramento de fidelidad al rey franco, pese a que se lo requirió por escrito. Este acto es generalmente interpretado como el punto de partida de la independencia de hecho del condado de Barcelona
Con la disgregación del califato de Córdoba a inicios del siglo XI, quedó en manos de las taifas fronterizas la defensa del territorio bajo dominio musulmán frente a los reinos y condados que habían configurado la Marca Hispánica y que, liberados de su dependencia de la monarquía franca, se mostraban cada vez más ansiosos por ampliar sus dominios. Para ello, los gobernantes de las taifas no dudaron en recurrir a tropas mercenarias cristianas. Así, probablemente fue en la batalla de Graus (1063) donde Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como El Cid Campeador, peleó por primera vez, como caudillo de sus mesnadas mercenarias a las órdenes del rey taifa de Zaragoza Al-Muqtadir, quien de todos modos, a su muerte, y como ya hizo su padre, volvió a dividir el reino al entregar a su hijo Al-Mutamín Zaragoza y la zona occidental, y a su hijo Al-Mundir, Lleida, Tortosa y Denia.

En 1063 Ramiro I sitió Graus, pero Al-Muqtadir en persona, al frente de un ejército que incluía un contingente de tropas castellanas al mando de Sancho II de Castilla, hermano de Alfonso VI de León, que contaba entre sus huestes con un joven castellano llamado Rodrigo Díaz de Vivar, consiguió rechazar a los aragoneses, que perdieron en esta batalla a su rey Ramiro I. Poco duraría el éxito, pues el sucesor en el trono de Aragón, Sancho Ramírez, con la ayuda de tropas de condados francos ultrapirenaicos y en unión con Armengol III, conde de Urgell, que murió en la reyerta, tomó Barbastro en 1064 en lo que se considera la primera llamada a la cruzada conocida.

Al año siguiente, Al-Muqtadir reaccionó solicitando la ayuda de todo Al-Ándalus, llamando a su vez a la yihad y volviendo a recuperar Barbastro en 1065. Este triunfo permitió a Al-Muqtadir tomar el sobrenombre honorífico de Billah ("El poderoso gracias a Alá"), y Barbastro siguió en manos de la Taifa de Zaragoza hasta que Armengol IV, conde de Urgell, la volviera a conquistar, ya bajo el reinado de Al-Musta'in II.

La llegada de los almorávides representó un freno temporal a esta expansión: derrotaron a Alfonso VI de León en la batalla de Zalaca de 1086 y se apoderaron de los reinos de taifas. Los protegieron de los cristianos y ayudaron a su economía con la introducción de una nueva moneda, pero su ocupación militar causaba un creciente desagrado. En 1090 el imperio almorávide reunificó las taifas como protectorados sometidos al poder central de Marrakech y destituyeron a todos los reyes de taifas excepto a Al-Mustaín, que conservó buenas relaciones con los almorávides, gracias a lo cual se mantuvo como reino fronterizo independiente, ya que, al constituir una avanzadilla de Al-Ándalus frente a los cristianos, fue el único territorio que evitó la unificación almorávide.

No hay comentarios:

Publicar un comentario