martes, 31 de mayo de 2016

Historia de Catalunya (Los Condados [II])

El Condado de Barcelona [II]

Durante el siglo X, los condes de Barcelona reforzaron su autoridad política y se fueron alejando poco a poco de la influencia franca. En el 985 Barcelona, entonces gobernada por el conde Borrell II, es atacada e incendiada por los musulmanes, liderados por Almanzor. El conde se refugia entonces en las montañas de Montserrat, en espera de la ayuda del rey franco, pero no aparecen las tropas aliadas, lo que genera un gran malestar. En el año 988, en el reino franco termina la dinastía Carolingia y es sustituida por la dinastía Capeta. Borrell II es requerido para prestar juramento de fidelidad al nuevo rey franco, pero no consta que el conde barcelonés acudiese a la llamada, pues el rey franco tuvo que acudir al norte a resolver un conflicto. Esto ha sido interpretado como el punto de partida de la independencia de hecho del condado. El conde Ramón Borrell, hijo del anterior, gobierna ya como un soberano con todas sus atribuciones, tales como la libre disposición del patrimonio fiscal, otorgar privilegios y acuñar moneda con su efigie y nombre, Raimundus.

Posteriormente, el condado de Barcelona va creciendo en importancia y en territorio con los sucesivos condes. Va absorbiendo otros condados de la Gotia y se expande lentamente hacia el sur gracias a las batallas contra al-Ándalus y la repoblación de territorios como Tarragona y el campo circundante.
Tras el gobierno de Ramón Borrell, seguido del de su débil hijo Berenguer Ramón I, dominado por la enérgica figura de su madre Ermesenda de Carcasona, con Ramón Berenguer I se refuerza el poder condal: somete a los nobles levantiscos del Penedés, establece alianzas con los condes de Urgell y Pallars, adquiere los condados de Carcasona y Rasez, cobra parias de las taifas de Lleida y Zaragoza y renueva las bases jurídicas del condado al iniciar la compilación de los Usatges de Barcelona, conjunto de disposiciones, usos y costumbres que irá aumentando en los años posteriores. En los Usatges se hace referencia en diversas ocasiones al soberano, es decir, al conde de Barcelona, como princeps (príncipe), y llaman principatus (principado) al conjunto de los condados de Barcelona, Girona y Osona.

En su testamento, Ramón Berenguer I decide no dividir sus territorios, sino que los transmite en condominio a sus dos hijos gemelos, Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II.
Tras la crisis provocada por el asesinato de Ramón Berenguer II y la acusación de fratricidio lanzada contra su hermano, quien murió en la Primera Cruzada, el hijo y sucesor del primero, Ramón Berenguer III, supo consolidar y ampliar los límites del condado. Conquistó parte del condado de Empúries y, al frente de una amplia coalición, emprendió también la conquista de Mallorca, narrada en el documento pisano llamado "Liber maiolichinus", en el que se llama a Ramón Berenguer III Dux Catalanensis y catalanicus heros, mientras que sus súbditos son denominados christicolas catalanenses, en lo que se considera la referencia documental más antigua a Catalunya. Sin embargo, el conde tuvo que abandonar sus conquistas ante el avance de las tropas almorávides en la península. Recibió asimismo mediante herencia los condados de Besalú y Cerdanya, formando progresivamente un espacio territorial muy similar al de la llamada "Catalunya Vella", además de avanzar hacia Lleida y repoblar territorios fronterizos como la ciudad de Tarragona, restaurándola efectivamente como sede episcopal. Asimismo amplió sus dominios transpirenaicos al incorporar el condado de Provença gracias a su matrimonio con la condesa Dulce de Provença.

No hay comentarios:

Publicar un comentario