Se dice que discutían Poseidón y Palas Atenea
sobre el privilegio de dotar con un nombre a la ciudad y no se sabe
exactamente si fueron los "12 Grandes Dioses" o el pueblo reunido en
"Asamblea Magna" quienes encargaron a Cecrops (primer rey legendario de la
ciudad) el privilegio de darle un nombre en recuerdo de la divinidad
que más hiciese por la Humanidad.
El Dios de
los Mares, Poseidón, golpeó con su gran tridente una roca, y de ella
surgió el caballo, que representaba la inteligencia, el valor, la fuerza
y la capacidad de transportar al hombre sin fatigarse. Destacaría su
invención entre todas las especies animales.
La
diosa Atenea, por su parte, clavó su lanza en la tierra y de ella
surgió el olivo, que puede vivir centenares de años, produce frutos
comestibles, y además se extrae el mejor jugo posible: el aceite de
oliva. El pueblo griego eligió por mayoría al
olivo como mejor utilidad para su civilización y desde entonces, Atenas
debe su nombre a tan prestigiosa diosa.
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