Nueve años más tarde de la muerte de su segundo marido, vuelve a casarse el 25 de junio de 1825, con un hombre más joven que ella, el doctor Leonard Nicolas Lalaurie. El matrimonio fue por interés, por ello no existía una buena relación entre ellos, cada cual hacia y deshacía sin que uno se interesara por las facetas del otro.
En 1831 compraron la casa en Royal Street 1140. Marie no tardó en convertirla en una lujosa mansión que poseía muebles traídos de distintos rincones de Europa, cada cual más fino y elegante. Construyeron una tercera planta, una zona para los esclavos.
Las fiestas que se celebraban en ella eran de la más selecta elite de Orleans. Eran acontecimientos sociales donde una persona pertenecía a la alta sociedad si era invitada a ellas.
Marie se había enfrascado en lucrativo negocio del mercado de esclavos, en aquel momento, era normal que alguien de alta sociedad tuviera varios bajo su techo, existía una legislación para que los esclavos no sufrieran maltrato, pero para la Señora Lalaurie era solo una nimiedad.
En varias ocasiones los policías habian devuelto escuálidos y débiles esclavos que se desmayaban cuando estaban ejerciendo sus labores fuera de la mansión. Un abogado se presentó en la casa tras la sospecha de malos tratos, pero cuando estuvo allí no vio nada que le preocupara, al poco de irse los vecinos denunciaron una horrible escena:
Una joven esclava llamada Leah estaba sobre el tejado de la casa gritando y llorando, su ama le amenazaba con arrancarle la piel a tiras. Su crimen era haber tirado del cabello de Marie cuando la cepillaba. La señora Lalaurie gritó a la joven para que bajara, esta se negaba, finalmente acabo arrojándole piedras hasta que cayó al suelo y se desnuco, aunque estaba muerta, mando atar su cadáver y la azotó hasta que desahogo su rabia.
Por este crimen fue condenada a liberar nueve esclavos, los cuales fueron comprados por familiares y amigos de la Señora Lalaurie y devueltos a la mansión, de donde nunca salieron.
El 10 de abril de 1834 se desató un terrible incendio en la mansión. La señora y su familia no se encontraba ella. Los vecinos alertados por las llamas acudieron a sofocarlo. Nunca se imaginarían lo que encontrarían en su interior.
El fuego había sido provocado en la cocina, donde hallaron a una esclava atada por el tobillo, que alego haber provocado el incendio como una tentativa de suicidio.
En la tercera planta estaban siete esclavos mutilados, con el cuello estirado y sus miembros rajados. Otros con collares de hierro con pinchos que los obligaba a estar estirados. Muchos más escuálidos y débiles a punto de morir de inanición.
Las autoridades llevaron a los esclavos a la cárcel local, donde fueron expuestos para que el público conociera su terrible historia. Dos de ellos murieron al poco de ser rescatados, su estado era muy frágil.
En 1831 compraron la casa en Royal Street 1140. Marie no tardó en convertirla en una lujosa mansión que poseía muebles traídos de distintos rincones de Europa, cada cual más fino y elegante. Construyeron una tercera planta, una zona para los esclavos.
Las fiestas que se celebraban en ella eran de la más selecta elite de Orleans. Eran acontecimientos sociales donde una persona pertenecía a la alta sociedad si era invitada a ellas.
Marie se había enfrascado en lucrativo negocio del mercado de esclavos, en aquel momento, era normal que alguien de alta sociedad tuviera varios bajo su techo, existía una legislación para que los esclavos no sufrieran maltrato, pero para la Señora Lalaurie era solo una nimiedad.
En varias ocasiones los policías habian devuelto escuálidos y débiles esclavos que se desmayaban cuando estaban ejerciendo sus labores fuera de la mansión. Un abogado se presentó en la casa tras la sospecha de malos tratos, pero cuando estuvo allí no vio nada que le preocupara, al poco de irse los vecinos denunciaron una horrible escena:
Una joven esclava llamada Leah estaba sobre el tejado de la casa gritando y llorando, su ama le amenazaba con arrancarle la piel a tiras. Su crimen era haber tirado del cabello de Marie cuando la cepillaba. La señora Lalaurie gritó a la joven para que bajara, esta se negaba, finalmente acabo arrojándole piedras hasta que cayó al suelo y se desnuco, aunque estaba muerta, mando atar su cadáver y la azotó hasta que desahogo su rabia.
Por este crimen fue condenada a liberar nueve esclavos, los cuales fueron comprados por familiares y amigos de la Señora Lalaurie y devueltos a la mansión, de donde nunca salieron.
El 10 de abril de 1834 se desató un terrible incendio en la mansión. La señora y su familia no se encontraba ella. Los vecinos alertados por las llamas acudieron a sofocarlo. Nunca se imaginarían lo que encontrarían en su interior.
El fuego había sido provocado en la cocina, donde hallaron a una esclava atada por el tobillo, que alego haber provocado el incendio como una tentativa de suicidio.
En la tercera planta estaban siete esclavos mutilados, con el cuello estirado y sus miembros rajados. Otros con collares de hierro con pinchos que los obligaba a estar estirados. Muchos más escuálidos y débiles a punto de morir de inanición.
Las autoridades llevaron a los esclavos a la cárcel local, donde fueron expuestos para que el público conociera su terrible historia. Dos de ellos murieron al poco de ser rescatados, su estado era muy frágil.
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