Cuando le juzgan, Shawcross trata de
hacerse pasar por caníbal, de ser un demente víctima de abusos sexuales
muy graves en su infancia. Dice que su madre lo sodomizó con el mango de
la escoba rasgándole la pared anal, aunque no existen pruebas médicas
que demuestren tal agresión. Culpa a la sociedad diciendo que le
enseñaron a ser un criminal enviándolo a Vietnam, y que aprendió a matar
y a mutilar mujeres en la guerra.
A las autoridades la actitud del asesino
les parece extraña. Tranquilo, moderado, silencioso, no le interesa el
saber por qué se le acusa. Explica tranquilamente su presencia en el
puente por el deseo de orinar, pero nadie se lo cree, piensan que lo que
Shawcross hacía en realidad era revivir la excitación del crimen
contemplando su "obra" desde el puente y tal vez masturbarse.
Pero una serie de pruebas en su contra
sirvieron para acusarlo: una prostituta declaró en su contra, dijo
haberlo visto acompañado de una de sus amigas de profesión unas horas
antes de que la policía encontrara su cadáver, objetos de las víctimas
en el interior de su automóvil, y huellas de los neumáticos en los
lugares del crimen.
Cuando fue condenado con anterioridad a
veinticinco años de cárcel por el crimen de los dos niños, se había
prometido a los padres de las víctimas que no saldría de prisión antes
de haber cumplido toda su condena, pues aseguraron que la comisión
encargada de dictaminar sobre la libertad condicional nunca dejaría
volver a salir de la cárcel a un criminal como él, ya que estaba en la
calle bajo libertad vigilada por un delito anterior.
A pesar de que su abogado pretendía que el acusado sufre desórdenes
psiquiátricos y complejos ataques de naturaleza epiléptica responsables
de sus crisis de locura asesina, y que el mismo Shawcross juró y perjuró
que estaba poseído por Ariemes, -un demonio caníbal del siglo dieciocho
sediento de sangre- que se había encarnado en él, al término del
juicio, Arthur Shawcross fue condenado a doscientos cincuenta años,
culpable de homicidio en segundo grado por el asesinato de diez mujeres.
El fiscal que presentó las pruebas, expuso sus reflexiones sobre el
caso, Arthur Shawcross, esta listo para las sentencia
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