Como Jack el Destripador, atacaba a
prostitutas a las que mataba sin remordimientos, haciendo reinar el
terror en la ciudad de Rochester y sus alrededores. Shawcross
estrangulaba a sus víctimas y dejaba sus cuerpos a orillas del río
Genesse, o escondidas entre los matorrales.
En dos ocasiones hizo dudar a la policía
si se trataba de un único asesino o dos, puesto que en dos ocasiones,
las víctimas no correspondían con el perfil de las demás desafortunadas.
La falta de indicios da lugar a los rumores más singulares en un tema que no abandona las primeras páginas de los periódicos.
Según algunos, trata de vengarse después
de que una prostituta le hubiese transmitido el virus del sida. Otros
creen que se trata de un policía que patrulla por las zonas de
prostitución, y otros que simplemente mata a mujeres que le recuerdan
algún trauma con alguna mujer o su propia madre. Otros, que pertenece a
una secta de tipo protestante y quiere condenar a esas mujeres de la
calle.
Las prostitutas empiezan incluso a colaborar con la policía para tratar de atrapar al asesino, pero ninguna pista da resultado.
Finalmente las autoridades locales
recurren al FBI, quienes establecen el perfil psicológico del asesino, y
envían a un agente especial llamado Gregg McCrary, quien ordena
investigar en profundidad los lugares en dónde se han hallado los
cadáveres y los alrededores al río Genesse, intuyendo que el criminal
podría volver allí para revivir la excitación de sus crímenes.
Por fin el, miércoles 3 de enero de
1998, una patrulla en helicóptero divisa a un hombre de unos cuarenta
años de pie en un puente del lago Salmon, en Rochester. Bajo ese puente
se veía también el cadáver de una mujer.
En seguida dos agentes motorizados son
enviados para atrapar al hombre. Se trataba de Arthur Shawcross, nacido
el 6 de junio de 1945.
Estos le piden su identificación, y les
muestra un carnet de conducir caducado, alegando que no ha tenido tiempo
de renovarlo, pues acaba de salir de una larga estancia en prisión. Al
comprobar su identidad, se enteran de que no miente, que está en
libertad provisional tras haber estado quince años en la cárcel por el
asesinato de dos niños en Watertown, su ciudad natal, uno de diez y otro
de ocho años. Los agentes no creen que su presencia a pocos metros del
cuerpo sin vida de una mujer sea fruto de una coincidencia, y lo
detienen.
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