Tampoco se investigó la muerte de su
segundo marido, Peter Gunness. A pesar de que resultaba inexplicable la
forma en la que el triturador de carne se cayó sobre su cabeza, en la
audiencia, Belle representó su papel de mártir y todos la creyeron. El
sheriff no estaba satisfecho y preguntó a la hija, Jennie, acerca de
cómo era la relación entre su madre y su padrastro. Sus respuestas
indicaban que era más probable el asesinato que la muerte accidental.
Sin embargo, ésta fue la que finalmente se sostuvo. Una vez más, Belle
salía indemne de sus crímenes.
Incluso la pequeña Myrtle, sólo una
semana antes de que la familia muriese en el incendio, susurró a una
compañera del colegio que su papá había muerto porque su mamá le había
golpeado en la cabeza, y añadió: "No se lo digas a un alma".
Ray Lamphere fue, sin duda el cabeza de
turco del proceso. Había sido un amante celoso, que la intimidó y
amanazó. Pero la defensa de Lamphere se basaba en que hasta que no se
demostrara que la mujer sin cabeza era Belle, podía plantearse como algo
creíble que esta mujer sin escrúpulos matara a sus hijos, dejase el
cuerpo de otra en su lugar, cortándole la cabeza para que no pudiera
identificarse, y escapara de allí.
La cabeza no apareció. Sin embargo, el
dentista de Gunness, Ira Norton, ofreció una valiosa información. Dijo
que si encontrasen entre los escombros la dentadura postiza de Belle él
podía identificarla. Le había hecho, el otoño pasado, un juego de seis
dientes de porcelana apoyados en oro.
El domingo, 12 de mayo, localizaron la
dentadura de Belle. Se creyó que este hallazgo demostraba la muerte de
la mujer (aunque, realmente, pudo ella dejarla intencionadamente allí)
y, el 22 de mayo, el jurado de acusación procesó a Ray Lamphere de
incendio intencionado y de asesinato de la familia Gunness.
Sin embargo, muchos creían que Belle
seguía viva. Entre ellos se encontraba Joe Maxson, su último peón
agrícola. Maxson le comentó a su hermana que estaba seguro de que la
noche del incendio Belle entró en su dormitorio. La encontró de pie, al
lado de su cama, mirándolo. Él se incorporó alarmado y ella le dijo: "Sólo quería ver si usted estaba dormido". Ella salió silenciosamente de
su cuarto pero, a pesar de estar casi dormido, le pareció ver un
martillo ocultado en los pliegues de su falda. Parece que Maxson escapó
de la muerte por muy poco.
El abogado defensor de Ray Lamphere fue Wirt Worden, la acusación estuvo representada por Ralph Smith.
Worden demostró que Belle, el sábado por
la tarde antes del incendio, fue vista conduciendo su coche con una
extraña mujer, no tan robusta como la viuda. La descripción de esta
misteriosa mujer apoyaba el testimonio del forense, el Doctor Gray, que,
durante la autopsia, estimó que la víctima decapitada había pesado,
antes del encogimiento de fuego, unos 36 kilos menos que la noruega.
La defensa también se apoyó en el
testimonio de un vecino que vio el 9 de julio a Belle con un hombre.
Belle tenía un sombrero amplio, con un velo negro que le llegaba hasta
la barbilla y un velo blanco sobre éste. Cuando vieron que este vecino
había reparado en ellos, escaparon de él. También las hijas del testigo
vieron a la pareja. Cuando Belle vio que los observaban, volvió la
cabeza. Sin duda, este hombre podía ser un cómplice de la viuda, que
ella quería ocultar de la vista de los curiosos.
Worden, a través de sus testigos y de su brillante defensa, logró
convencer a los miembros del jurado de que existían dudas razonables
acerca de la culpabilidad de Lamphere respecto de los crímenes. Sólo fue
declarado "culpable de incendio intencionado". El abogado consiguió que
en lugar de la horca fuese condenado a prisión.
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