l 31 de julio de 1977, una joven llamada
Stacy Moskowitz y su novio Bobby Violante, regresaban de ver una
película, y se detuvieron en el coche cerca de un parque. Bobby
convenció a Stacy de que se bajaran a caminar, pero ella no parecía muy
convencida, así que regresaron al coche. En ese momento un hombre se les
acercó y les disparó; Bobby recibió dos disparos en la cara y Stacy uno
en la cabeza. Horas después, Stacy murió, Bobby perdió el ojo izquierdo
y sólo lograron salvarle el 20% de visiblidad en el derecho. Ese fue el
último ataque de "Son of Sam" ya que un testigo logró identificarlo
cuando huía del escenario del crimen.
El 10 de agosto de 1977 la Policía tiene
las pruebas suficientes para detener a David Berkowitz. A las 19:30 un
hombre salió del edificio donde vivía Berkowitz, con una bolsa de papel
en la mano. Se aproximó a un auto,
y fue el momento de la detención. Le ordenaron detenerse. El oficial
preguntó: "¿Ahora que te tengo; dime, a quién tengo?", "tú sabes", dijo
el hombre sonriendo: "Soy el hijo de Sam, David Berkowitz".
Confiesa todos sus crímenes, pero trata
de alegar locura afirmando escuchar la voz de un demonio de 6,000 años
reencarnado en "Sam", el perro de su vecino, el cual le daba órdenes de
matar. Los psiquiatras lo diagnostican como esquizofrénico paranoide de
personalidad antisocial. Berkowitz es juzgado culpable y condenado a
cadena perpetua, con una pena de 365 años en una cárcel de máxima
seguridad.
Una vez en la cárcel, reconoce haber
formado parte de un culto satánico relacionado con Charles Manson, y
asegura que sus crímenes no los cometió solo, sino que habían sido
varios los tiradores con un calibre 44. "Me fascinaban los temas
relacionados con la brujería y el ocultismo. En 1975 conocí a unos tipos
que parecían simpáticos. Eran satanistas. Ingenuamente me uní al grupo,
y empecé asistiendo a los rituales. Al principio no era más que un
simple participante, pero muy pronto me convertí en un verdadero
adorador del Diablo. Mi cuerpo y mente le pertenecían, yo me estaba
convirtiendo en una máquina de matar", dijo David
La policía neoyorquina venía ya
sospechando que detrás de todos esos crímenes se hallase una secta
satánica, y que Berkowitz no fuese más que uno de los adeptos de más
bajo rango. La coartada perfecta para encubrir a los miembros de más
posición.
Aún así, y como en la mayoría de estos
casos, las mismas fuerzas de seguridad que se ocuparon del caso,
trataron de ocultar todos aquellos datos que relacionaban el crimen con
satanismo, siendo revelados al público más tarde gracias a las investigaciones del periodista Maury Terry.
En la prisión fué asaltado por otros reclusos y degollado, pero sobrevivió con una cicatriz de 56 puntos en el cuello.
Luego de diez años de condena, Berkowitz
experimentó una transformación interior radical que le llevó a
arrepentirse de sus crímenes y a adoptar el Cristianismo al punto de que
actualmente ejerce un rol de guía espiritual desde la prisión.
fuente: http://www.asesinos-en-serie.com
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