Según
la mitología catalana, les "bobotes) (singular "bobota"), son
fantasmas que rondan los cruces y cementerios de la isla de Mallorca
para asustar a los vivos. Tienen
la apariencia de personas incorpóreas y semitransparentes cubiertas
totalmente por grandes sábanas blancas que los tapan la cabeza y los
brazos. Normalmente permanecen invisibles, paradas en puntos concretos pero
cuando se mueven para asustar a alguien, lo hacen levitando por el aire
dejando un rastro que produce escalofríos en los seres vivos.Dicen en Andratx que hay "bubotes" de muchos tipos, aunque las más conocidas y temidas son las que pasean por los cementerios. También los hay pero que rodean los parajes que hay alrededor de las
villas, las que rodean por calles concretos de ciudades o pueblos y las
que permanecen cerradas en las casas.
Un tipo muy conocido en las Islas Baleares en general es la Bubotes Negra o Bubú, representada a los niños con un muñeco negro para asustarlos.Igualmente, en las islas se cuentan historias sobre contrabandistas de café, azúcar o tabaco que durante el tiempo de la posguerra española hacían pactos oscuros con las fantasmas para que estas ahuyentar a posibles guardias que los estuvieran persiguiendo o parando una emboscada. De esta manera el contrabandistas podían continuar con sus actividades de estraperlo sin temor a perder el saco o de ser detenidos.Las "bubotes" que se avenían a hacer este tipo de pactos, recibían el nombre de Bubotes de Contrabando y hoy en día son muy difíciles de ver, ya que el contrabandistas que conocían donde encontrarlas, ya hace tiempo que no están. De todas formas este tipo de fantasmas fueron frecuentemente suplantadas por personas que a cambio de una parte de la ganancia que sacaba el contrabandista, aceptaban disfrazarse de fantasmas para realizar con mayor o menor acierto la labor de las fantasmas auténticas.
Un tipo muy conocido en las Islas Baleares en general es la Bubotes Negra o Bubú, representada a los niños con un muñeco negro para asustarlos.Igualmente, en las islas se cuentan historias sobre contrabandistas de café, azúcar o tabaco que durante el tiempo de la posguerra española hacían pactos oscuros con las fantasmas para que estas ahuyentar a posibles guardias que los estuvieran persiguiendo o parando una emboscada. De esta manera el contrabandistas podían continuar con sus actividades de estraperlo sin temor a perder el saco o de ser detenidos.Las "bubotes" que se avenían a hacer este tipo de pactos, recibían el nombre de Bubotes de Contrabando y hoy en día son muy difíciles de ver, ya que el contrabandistas que conocían donde encontrarlas, ya hace tiempo que no están. De todas formas este tipo de fantasmas fueron frecuentemente suplantadas por personas que a cambio de una parte de la ganancia que sacaba el contrabandista, aceptaban disfrazarse de fantasmas para realizar con mayor o menor acierto la labor de las fantasmas auténticas.
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