miércoles, 23 de septiembre de 2015

El sexo en la Historia (Aztecas [II])

El Matrimonio

Entre los aztecas la virginidad de las mujeres era un punto importantisimo para la vida cotidiana. Cuando las jovencitas salían de sus habitaciones siempre iban custodiadas por mujeres maduras que no les permitían mirar de frente ni mirar hacia atrás a un "chico", si una de ellas lo hacía, era pellizcada hasta dejarle moretones o le punzaban los pies con espinas.
Las madres aconsejaban a su hijas sobre la pertinencia de mantenerse vírgenes antes del matrimonio.

Se procuraba, tambien la castidad entre los jóvenes "Pillis" (nobles), aunque no eran perseguidos como sus hermanas; gozaban de ciertas libertades, en el "calmecac" (escuela) se les permitía ingresar, veladamente, a algunas mancebas.
Para los jovenes del pueblo (machehuales) no existían unas reglas tan estrictas, estaban ligados a las "Telpochcalli" (casa de jóvenes), y debían asistir a las cuicacalli (casa de cantos) para aprender las danzas. En ellas conocían y rondaban a las chicas macehuales, de alguna extraña manera muchos y muchas no llegaban a dormir nunca en sus aposentos.


Cuando una pareja de jovenes del pueblo, se casaba, la fiesta duraba hasta cinco días. Al primer día el hombre y la mujer se sentaban de frente en un petate y eran unidos por sus ropas con un nudo. Familiares y amigos se reunían en el patio celebrando toda la noche. La madre de la novia alimentaba al novio con sus manos y el padre del novio hacía lo mismo con la muchacha. A la mañana siguiente los invitados se marchaban dejando a la pareja en un cuarto durante cuatro días sin tener relaciones sexuales; al quinto día se consumaba el matrimonio
Sin embargo las bodas de los nobles, duraban seis días. Si ocurría que, la novia no era virgen, al sexto día los invitados recibían un canasto con tortillas. Uno de los canastos tenía una perforación en el fondo que al consumirse las tortillas quedaba al descubierto, al darse cuenta de ello el portador lo arrojaba lejos con gran molestia dando así aviso a todos. De esta manera el novio tenía el derecho de repudiar a la muchacha y la familia sería criticada.

Tenían unas creencias en las cuales, para los casados la presencia de ratones en casa auguraba noticias no muy gratas: si los roedores agujeraban las naguas a la mujer casada, el marido sabía que le cometía adulterio, y si la manta del hombre era agujerada la mujer entendía que él le hacía adulterio...

La homosexualidad  
Los aztecas eran extremadamente intolerantes con la homosexualidad, a pesar de que algunos de sus rituales públicos tenían tintes homoerótico.
Las leyes aztecas castigaban la sodomía con la horca, cuya palabra "náhuatl" corresponde a cuilontli, el empalamiento para el homosexual activo, mientras que el pasivo sufria, la extracción de las entrañas por el orificio anal. Y es que las leyes aztecas diferenciaban al homosexual activo, que seguía representando su rol genérico masculino, y el pasivo, al ser penetrado en el acto sexual, violaba su condición de hombre y se "feminizaba". Sin embargo la muerte por garrote era un distintivo para las lesbianas

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