martes, 28 de junio de 2016

Historia de Catalunya (Los Comtes de Barcelona [Borrell II])

Borrell II [I]

Fue Comte de Barcelona, Girona y Osona (947-992), y Comte de Urgell (948-992). Hijo de Sunyer I y de Riquilda de Tolosa.
Al retirarse su padre conde Sunyer I que, en 947, tomó el hábito monacal en la abadía benedictina de Lagrasse, a las orillas del río Orbieu en Carcasona, cedió sus dominios a sus hijos Borrell II y Miró, que debían gobernar conjuntamente. El correinado de ambos duró hasta el fallecimiento de Miró I en 966, quedando Borrell II como único representante al frente de los Comtats de Barcelona, Girona y Osona. En 948 heredó el condado de Urgell al morir su tío Sunifred II. Borrell II utilizó también el título de "Duque de Gotia" (dux Gothiæ).

Se casó con Letgarda de Tolosa, hija de Ramón Ponce I, conde de Tolosa y duque de Aquitania, con la que tuvo dos hijos y dos hijas: Ramón Borrell, Ermengol, Ermengarda y Riquilda. Tras la muerte de Letgarda se volvió a casar, esta vez con Eimeruda de Auvernia, con la que no tuvo hijos.
Al contrario que su padre, fue un Copmte más diplomático que militar. Procuró mantener siempre relaciones cordiales con sus dos poderosos vecinos: los francos al norte y los andalusís al sur. Intercambió embajadas con Córdoba (centro del poder musulmán) y firmó un tratado de paz con el califa Al-Hakam II.
Entre las prioridades de Borrell II se encontraba la de mantener unas relaciones amistosas con el papado y con el califa de Córdoba. Por ello, envió hasta cuatro embajadas (en los años 950, 966, 971 y 974, respectivamente) a las cortes de Abd al-Rahman III y Al-Hakam II para ratificar los acuerdos de paz de 940 a cambio de la obediencia y fidelidad al califa. Esta buena sintonía se rompió con la entronización de Hisham II (976-1009) y el ascenso político de la figura de Almanzor, el caudillo musulmán que se propuso recuperar el esplendor militar inicial de al-Ándalus.

También mantuvo buenas relaciones con el papado. En 970 viajó a Roma con el propósito de reorganizar la administración religiosa y restaurar el arzobispado de Tarragona. Fue protector de las ciencias y de la cultura. Invitó al monje Gerberto de Aurillac (que años más tarde llegaría a Papa con el nombre de Silvestre II) a residir en el condado para que ampliara sus estudios.
 

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