Durante este tiempo descuartizó seis
mujeres y cinco adolescentes, su degenerada mente hizo que tenga
relaciones con los cadáveres y que luego de eso mutilara los órganos
sexuales de las víctimas.
Vacher acechaba a sus víctimas cuando
estaban solas, para atacarlas con su cuchillo. Muchas de las personas
que mató eran pastores que cuidaban ovejas en el campo.
Su perversión hizo que comiera sus vísceras, bebiera su sangre, e
incluso les sacara los ojos. Las víctimas de Vacher eran apuñaladas
repetidamente. Así, se encontraron cadáveres destripados, violados y
sodomizados.
La última presa del destripador de
Francia fue la razón de su captura. Cuando el 4 de agosto de 1897,
Joseph atacó a una mujer en el campo Ardèche mientras recolectaba piñas:
ella se resistió y sus gritos de auxilio alertaron a su esposo e hijo,
los dos sometieron a Joseph y lo llevaron a la Policía. Sin embargo las
autoridades tenían pocas evidencias sobre la participación de Vacher en
los brutales asesinatos, y por su ofensa lo sentenciaron a 3 meses en
prisión.
De inmediato se llevó a cabo una
prolongada investigación psiquiátrica dirigida por el eminente profesor
Alexandre Lacassagne, quien diagnosticó a Joseph legalmente cuerdo y
apto para ser enjuiciado. El profesor llegó a esta conclusión debido a
que el asesino detalló con exactitud los asesinatos que había cometido, y
a que en su bolso llevaba lazos previamente cortados, y la navaja
plegable de mango de madera con la que apuñalaba a sus víctimas.
Joseph fue juzgado por matar a un joven
pastor en 1895, pronto se descubrió que también asesinó a una anciana,
cinco mujeres pastoras y cinco jóvenes pastores. Se cree que en sus
viajes Vacher asesinó alrededor de 30 personas. En un desesperado
intento para ser condenado como demente, el asesino se dirigió a la
corte sin permiso con gritos que decían:
- "¡Gloria a Jesús! ¡Larga vida para Juana de Arco!”, entre otras frases de origen religioso".
Durante el juicio, Vacher sin ninguna razón aparente escribió una carta al juez confesando:
- "Si, yo cometí esos crímenes, los hice
en momentos de ira".
En la carta se declaraba demente tras haber sido
mordido por un perro rabioso cuando él tenía 8 años, por esto su sangre
quedó permanentemente envenenada.
Joseph Vacher fue sentenciado a muerte
el 28 de octubre de 1898, la multitud aplaudió ante el veredicto. Y, el
31 de diciembre de 1898, fue llevado a empujones hacia el cadalso,
debido a que se rehusaba a avanzar. La multitud aplaudió de júbilo
cuando la cabeza del monstruo fue cercenada por la guillotina y rodó por
el piso.
Aunque las investigaciones posteriores a su muerte no hallaron el resto
de todos los cuerpos, algo bueno surgió gracias a Vacher. En 1912 se
creó una ley que fichaba a todos los vagabundos y errantes que
merodeaban en Francia, también se crearon brigadas móviles de la Policía
Judicial, las cuales se conocerían como Brigadas del Tigre y estarían
encargadas de que el caso de Joseph Vacher no se volviera a repetir,
aumentando así la seguridad de las zonas rurales.
fuente: http://www.asesinos-en-serie.com
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