Ya una vez asumidos sus nuevos poderes
en el mundo del narcotráfico, Pedro tuvo que eliminar a tres ex colegas.
Las cosas marcharon relativamente bien por un tiempo, hasta que "Botinha"
fue ejecutada por la Policía y él se vio obligado a escapar, no
volviendo a la casa de "Botinha" mas permaneciendo en el mundo del
narcotráfico.
Pese a no tener el apoyo de ella, Pedro
consiguió rápidamente juntar un grupo y montar su propio negocio de
drogas. Paralelamente, él comenzó una búsqueda obsesiva de los
responsables (los culpables de que la Policía la haya ejecutado) de la
muerte de "Botinha", torturando a cuantas personas creía necesario para
hallar información. Finalmente la ex esposa de "El Director" (un narco
importante) le informó a Pedro que "El Director" era el responsable de la
muerte de "Botinha". Ahora solo era cuestión de esperar, ya que la
venganza caería con salvaje elegancia, al estilo del film Scarface.
Llegó así una noche de bodas en que "El Director" y el resto de los
presentes disfrutaban del diálogo, el baile y el buen vino, hasta que de
pronto apareció Pedro con cuatro amigos suyos. Las balas zumbaron de un
lado a otro, los trocitos de vidrio se regaron por doquier y, tras la
lluvia de sangre, quedaron siete muertos y dieciséis heridos. Pedro aún
no era mayor de edad, y ya era todo un asesino.
Un día Pedro se enteró de que su padre había matado brutalmente a su
madre con 21 puñaladas. Furioso, Pedro fue a visitar a su padre llevando
un enorme machete, con el cual le propinó una lluvia de cortes (tantos
que perdió la cuenta)… Luego, viéndolo convertido en un amasijo de carne
cortada, Pedro hizo un par de incisiones en el pecho de su padre y le
arrancó con ira el corazón, llevándoselo a la boca, arrancándole un
pedazo de una dentellada y arrojándolo cual si fuese un pedazo de
basura.
De momento Pedro consiguió escapar de la Justicia, pero el asesinato de
su padre llamó demasiado la atención y el 24 de mayo de 1973, después de
que su hermana fuese asesinada por razones desconocidas, Pedro fue
detenido y llevado a la prisión de Araquara en Sao Paulo. Para aquel
entonces tenía 19 años, pero una condena de 126 años le había sido
impuesta por robo, tráfico de drogas y múltiples homicidios.
Aquel 24 de mayo de 1973, Pedro y otro
detenido subieron al furgón policial para ser llevados a prisión. Ambos
estaban esposados y, cuando se abrió la puerta del furgón, solo Pedro
estaba vivo. Había matado al otro recluso, supuestamente porque era un
violador.
Ya en la cárcel, Pedro siguió matando
sin miramiento alguno. No siempre mataba con armas, no siempre las
necesitó. Ejercitaba su cuerpo, esto fue en la prisión deTaubaté, donde
intentaron aislarlo del resto de presos, por más de dos horas diarias y
había adquirido una fuerza enorme que se potenciaba con su alto nivel de
adrenalina y su desconocimiento del miedo. Era una máquina de matar, y
habría de acabar con 47 personas (entre reclusos y guardias) a lo largo
de su vida carcelaria.
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