martes, 25 de agosto de 2015

Religiones y Cultos (Cap. Grecia [XI])

La leyenda de Hermafrodito

Hermafrodito era un joven bellísimo, hijo de Hermes y Afrodita, lo criaron las ninfas en los bosques de Frigia con toda clase de mimos, hasta que a los 15 años decidió conocer mundo.

En uno de sus viajes llegó a un lago de agua transparentes de la región de Karia, en el fondo de este lago habitaba la ninfa Salmakis, hermosa como pocas, y que se deleitaba engalanándose para contemplar su propia belleza. Hermafrodito se detuvo a la orilla del lago y vio a Salmakis en todo su esplendor, quedando admirado de sus encantos y perfecciones. Igual de sorprendida quedó la ninfa pues él era igual de bello, y sin más preámbulo le confesó su amor al joven. Esto sonrojó a Hermafrodito que no sabía nada del amor y huyó asustado ante las palabras de Salmakis.

La ninfa pareció resignarse a su suerte y volvió al fondo del lago, pero desde allí espiaba a todos cuantos se acercaban esperando contemplar de nuevo su amor.

Pasó el tiempo y un caluroso día Hermafrodito sintió deseos de bañarse en el lago de aguas cristalinas, no había nadie alrededor y se desnudó para darse un placentero baño. Salmakis pudo ver el perfecto cuerpo del joven haciendo crecer su pasión y su amor. Salió de su refugio y abrazó al joven cubriéndole de besos y caricias, Hermafrodito luchaba por deshacerse de los brazos de la ninfa que lo abrazaba con más fuerzas para esta vez no dejarlo escapar y retenerlo junto a ella.Viendo que si lo retenía se le ahogaba, y que si lo soltaba lo volvería a perder para sempre, Salmakis recurrió a los dioses y les suplicó que permaneciesen unidos eternamente, y que jamás pudieran seperarse el uno del otro; los dioses, conmovidos por la pasión de la ninfa y unió ambos cuerpos en uno, teniendo desde entonces los dos sexos, el de la amante y el del amado.

Perseo

Un oráculo anunció a Acrisio, rey de Argos, que moriría a manos de su propio nieto. Para evitarlo, Acrisio hizo encerrar a su única hija Dánae en una torre de bronce (o en una cámara subterránea de ese material) para impedir que tuviera trato con varón. Sin embargo el Dios Supremo, Zeus, se transformó en una lluvia de oro que cayó en Dánae desde el techo y la preñó. (también hay otra versión y en esta es Preto, hermano de Acrisio, quien había seducido a Dánae). La princesa concibió a Perseo. Al enterarse Acrisio, no creyendo divino el nacimiento del niño, lo arrojó con Dánae al mar en un cofre de madera. El mar fue calmado por Poseidón a petición de Zeus, y la madre y el hijo sobrevivieron y alcanzaron la costa de la isla de Sérifos. En esa isla gobernaba el rey Polidectes, y su hermano Dictis recogió a la mujer y al niño, al que criaría como si fuera su hijo
Más tarde, Polidectes se enamoró de Dánae. Pensando que el joven Perseo podía ser un estorbo para sus planes, intentó librarse de él mediante una estratagema: hizo creer a todo el mundo que pretendía conquistar a la princesa Hipodamía y pidió a los habitantes de la isla que le entregase un regalo cada uno como presente, para poder ofrecerlo a su vez a la princesa. Perseo dijo que no pondría reparos para entregar cualquier cosa: incluso si hubiera de ser la cabeza de Medusa, que era una de las tres Górgonas, que podian convertir en piedra a los hombres sólo con la mirada. Polidectes aceptó como regalos los caballos de otros habitantes de la isla, pero no aceptó los de Perseo, y le mandó que le trajese la cabeza de la Gorgona que le había prometido.
Luego, Perseo encontró a las Hespérides, de las que obtendría tres dones: un zurrón mágico, unas sandalias aladas y el casco de Hades, que volvía invisible a quien lo llevara puesto. Además, recibió de Hermes la Hoz de Zeus, hecha de acero, con la que podría cortar la cabeza de Medusa. Pertrechado con estos objetos, Perseo llegó a introducirse en la morada de las Gorgonas, que, como las Grayas, eran hijas de Forcis. Mientras estaban dormidas las Gorgonas, Perseo se acercó a ellas. Atenea guio la mano de Perseo, que además usó como espejo el escudo de bronce que le había prestrado la diosa para ver a Medusa sin mirarla directamente. Así, Perseo alcanzó a cortar la cabeza de la Gorgona, de la que nacieron el caballo alado Pegaso y el Gigante Crisaor. Perseo salió del palacio de las Gorgonas, volando a lomos de Pegaso. Las hermanas inmortales de Medusa: Esteno y Euriale, lo buscaron, pero sin encontrarlo, ya que el casco de Hades lo volvía invisible
Poco después llego al país donde reinaba Atlas, a quien, una vez allí, pidió hospitalidad. Atlas, sin embargo, recordó que un oráculo le había dicho que un hijo de Zeus llegaría para robarle los frutos del jardín de las Hesperides e intentó expulsar a Perseo. Éste empleó la cabeza de Medusa, y Atlas quedó convertido en piedra

Al llegar a Etiopía o Jaffa (según las versiones), Perseo encontró a Andrómeda encadenada a una roca: la habían mandado dejar allí sus padres, los reyes Cefeo y Casiopea, para que fuera devorada por un monstruo marino que había sido enviado por los dioses como castigo por haberse jactado Casiopea de ser superior en belleza a todas las Nereidas.
El Oráculo de Amón predijo que sólo se verían libres del monstruo si le era ofrecida Andrómeda como alimento. Perseo quedó prendado de Andrómeda y decidió liberarla. Tras pedir la mano de la princesa a Cefeo y Casiopea, mató al monstruo con su espada, o, según otras versiones, petrificando una parte del monstruo al mostrarle la cabeza de Medusa.

Durante el Banquete de Bodas con Andrómeda, llegó Fineo, tío paterno de ella y a la vez su prometido. Comenzó una batalla entre quienes apoyaban el enlace y los partidarios de Fineo. Perseo mató a muchos, pero, al ver la inferioridad numérica de su bando, no tuvo más remedio que emplear la cabeza de Medusa, nuevamente para convertir en piedra a Fineo y a los que lo acompañaban. Perseo y Andrómeda lograron finalmente casarse y llegaron a tener siete hijos: los varones Perses, Alceo, Heleo, Mestosm Esténelo y Electrión, ademas de una hija llamada Gorgófone.

Después, Perseo regresó a Sérifos. Allí, Dictis y Dánae se habían refugiado en un templo huyendo del acoso de Polidectes. Perseo se presentó ante Polidectes y ante toda su corte, sacó la cabeza de Medusa y se la mostró a toda la concurrencia, que quedó petrificada. Luego hizo a Dictis rey de Sérifos, devolvió a Hermes las sandalias aladas y le dio el zurrón y el casco de Hades, y entregó la cabeza de Medusa a Atenea, que se la pondría en el escudo

Después, Perseo decidió regresar a Argos, junto a Dánae y Andrómeda. Habiéndose enterado Acrisio de que su nieto viajaba para encontrarse con él, puso tierra de por medio encaminándose a Lárisa, donde se puso a presenciar unos juegos. Perseo también acudió a esos juegos y participó en el lanzamiento de disco, pero lo hizo con tan mala fortuna que golpeó a Acrisio en la cabeza y lo mató, cumpliéndose así la profecía. Debido a esta muerte accidental, Perseo no quiso seguir gobernando en Argos, su legítimo reino. Su tío Megapentes, era rey de Tirinto, así que tío y sobrino hicieron un intercambio: Perseo sería rey de Tirinto; y Megapentes, de Argos.


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