Francesc Jeroni Benet Franc, fue arcediano de Santa María del Mar de Barcelona y presidente de la
Generalitat de Catalunya elegido el 22 de julio de 1554. Se desconocen
más datos biográficos.En este trienio continuaron los acosos de la flota turca en el Mediterráneo. Con
todo, las tensiones internas se producen entre la Generalitat de
Catalunya y el Consell de Cent enfrentados con el virrey de Catalunya,
Pere Afán de Ribera, duque de Alcalá de los Gazules. En
noviembre de 1554, el virrey marcha en Perpigná y deja al maestro de
campo Guevara como lugarteniente de capitán general de Barcelona,
quien colocó defensas en los astilleros y al Consell de Cent. Esto disgusta al consejero que era a quien le correspondía convocar la Coronela para defender el territorio. Estos
incidentes se reprodujeron crónicamente en 1555 cuando el Consell de
Cent se negó a ceder el control de los portales de las murallas de
Barcelona y cuando la amenaza turca de julio de 1555 volvió a requerir
la organización de la defensa civil. Las
reiteradas pretensiones de los estamentos reales de anular los sistemas
de movilización para poder tener bajo control del virrey a los
caballeros toparon continuamente con la Generalitat y el Consell con un
papel importante de Lluis de Requesens y Ferran de Sardenya, miembros
del brazo militar
jueves, 7 de abril de 2016
Presidents de la Generalitat (Miquel de Tormo)
Miquel de Tormo, fue Prior de Sant Pere de Besalú y el 63º President de la Generalitat de Catalunya (1553-1554), elegido a mediados trienio para sustituir a su tío, Joan de Tormo, muerto prematuramente.
Participó en las Corts de Monzón (1553).
Participó en las Corts de Monzón (1553).
Presidents de la Generalitat (Joan de Tormo)
Joan de Tormo, nacio en Albaida (Valencia), 1490 - muere 3l de enero de 1553 en Barcelona. Fue obispo de Vic (1510 hasta 1553) nombrado por el papa Julio II. Fue el 62º President de la Generalitat de Catalunya (1552 a 1553), elegido a mediados trienio, sólo fue unos meses en el cargo debido a su muerte. Consagró como obispo de Barcelona a Lluís de Cardona y Enríquez en 1530. hizo imprimir varios misales y brevaris en Vic (1547). Murió el 13 de enero de 1553. Está enterrado en la catedral de Vic.
Asesinos en Serie (Yoo Young-Chul [XI])

Tras huir, Yoo se apareció en casa de su
madre. Estaba deprimido, acabado, desmoralizado. Dijo por ello su madre
sobre aquel día:
- "Me encontré con mi hijo un 15 de julio. Él solo dijo: '¡Quiero morir! ¡Quiero morir!'. Yo no era capaz de decir nada. Lloré.2
Entretanto, esa misma noche los
proxenetas locales sabían que algo estaba pasando, por lo que aunaron
fuerzas y, con la ayuda del oficial Yang Pil-ju, planearon tenderle una
trampa. Aquello fue posible gracias a que Yoo había tenido el descuido
de llamar a más de una víctima con el mismo número de celular, de modo
que los proxenetas, que solían revisar los horarios en que sus
trabajadoras entraban y salían con los clientes, pudieron notar que un
número de celular determinado figuraba como el número del cliente que
contactó con ciertas chicas justo antes de que éstas desapareciesen.
Yoo debió haber permanecido quieto
después de escapar de la Policía, pero tuvo la torpeza y la impulsividad
de planear un crimen la madrugada del viernes 16 de julio. Ocurrió
entonces que, intencionalmente, el proxeneta de la agencia contactada le
mandó una mujer vieja y poco atractiva, sabiendo que Yoo la rechazaría y
pediría una chica joven y de buen aspecto, tal y como en efecto sucedió
entre la una y las dos de la madrugada.
Fue justo en ese largo intervalo de
tiempo (el proxeneta le dijo a Yoo que debía esperar cierto tiempo para
que llegue la chica pedida) que los proxenetas contactaron con el
oficial Yang y coordinaron todo con la Policía. Así, a eso de las cuatro
de la madrugada, policías y proxenetas se pusieron alertas cuando el
celular de la chica que serviría de cebo sonó y Yoo, desde el otro lado
de la línea, le solicitó que se metiera por un callejón y que siguiese
tales y cuales desvíos, dando con ello a notar que existía algo extraño
en la ubicación programada para el encuentro.
Momentos después interceptaron a Yoo en
un callejón oscuro y lo condujeron a la comisaría, donde Yoo confesó
todas sus horrendas proezas.
En apenas diez días la Policía finalizó las investigaciones necesarias
para entregar el caso a los fiscales, por lo que el lunes 26 de julio
del 2004 Yoo fue transferido a la oficina del fiscal. Mientras Yoo se
dirigía a su destino, una masa enorme de curiosos, reporteros y
fotógrafos pululaba en torno a él.
La pena de muerte para Yoo Young-Chul fue pedida por la fiscalía el 29 de noviembre del 2004. El 9 de junio el veredicto final del
Tribunal Supremo ratificó la pena de muerte. Días más tarde, el
Ministerio de Justicia envió a la Asamblea Nacional una carta oficial en
que se criticaba a los movimientos legislativos que exigían la
derogación de la pena de muerte. Entre otras cosas, en esa carta la pena
de muerte era justificada a través de palabras que aludían
indirectamente a Yoo:
- "Si los asesinos brutales no son condenados a
la pena capital, se estaría yendo contra el sentimiento público de
justicia y el rencor de las víctimas, y sus sentimientos de venganza
personal aumentarían."
Actualmente Yoo Young-Chul está en el
corredor de la muerte, esperando su final junto a otros 60 convictos. Se
le imputaron 20 asesinatos aunque él mismo confesó que hubo más
muertes.
Asesinos en Serie (Yoo Young-Chul [X])

En cuanto al proceso de enterramiento,
él sepultaba todos los cuerpos descuartizados en una ladera llena de
vegetación cerca del templo Bongwon, un templo en la periferia de la
urbe. Los huecos eran siempre poco profundos y los puntos de
enterramiento solían estar marcados para evitar poner más de un cuerpo
en el mismo sitio. Yoo llevaba las fundas con trozos de cadáver en una
maleta a sus espaldas, y por cada víctima necesitaba efectuar dos
viajes, terminando recién en torno a las cuatro de la madrugada.
Corea del Sur ya era un país fuertemente
metido en el mundo cibernético para cuando Yoo cometió sus asesinatos.
Fue por eso que los rumores sobre sus crímenes se esparcieron como un
virus en los foros de internet, a lo cual se sumó la atención de la
Prensa y la salida de un documental sobre los crímenes que estaban
teniendo lugar.
En ese contexto, a principios de julio
del 2004 y en medio de las producciones periodísticas que surgían en
relación a las mujeres asesinadas, el 9 de julio el reportero Bae No-pil
publicó un artículo muy premonitorio e influyente en el Joong Ang
Daily: "Homicidios de Seúl: ¿asesino serial en el trabajo?"
Había entonces empezado a generarse un
temor generalizado de la población hacia el misterioso asesino de
mujeres. Ese temor hacía que muchas mujeres lleguen a casa antes de lo
habitual y que suban las ventas de pistolas de gas, armas y sprays de
pimienta.
Por su parte, la Policía decía que le
faltaban evidencias y testigos para encontrar al asesino, alimentando
con esto el temor de la población.
Por último, algo que contribuyó a la
obsesión popular por el asesino fue el antecedente de que el año
anterior se había estrenado la película "Memories of Murder",
basada en una serie de diez asesinatos reales que tuvieron lugar en
Corea del Sur durante octubre de 1986 y abril de 1991. Tal era el caso
que el asesino susodicho nunca fue encontrado y que además mató
solamente mujeres. En el film, aunque no en la realidad, el misterioso
asesino elegía siempre mujeres de rojo que mataba en noches lluviosas:
así, esta fue la causa del mito popular del "Asesino de la Noche
Lluviosa" y de la superstición de que las mujeres debían evitar la ropa
roja, al menos por las noche.
.
Asesinos en Serie (Yoo Young-Chul [IX])

El crimen visceral de aquel 6 de febrero
había sido magnífico, pero peligroso y poco inteligente. Yoo tuvo
suerte de no ser atrapado tras dar rienda suelta a su ira, pero no podía
volver a permitirse un asesinato de ese estilo. Por eso, el 5 de marzo
llamó a un servicio de sexo para que le enviaran una chica a su
apartamento. En poco tiempo la chica estuvo allí, y todo fue normal,
hasta que Yoo le dio un martillazo letal e inesperado en la cabeza. La
chica se desplomó sobre el suelo haciendo un charco de sangre, y Yoo,
imperturbable, fue por su sierra y empezó a cortarla hasta dividirla en
dieciocho partes…Después metió las partes en fundas y llevó las fundas
hasta una pequeña montaña detrás de la Universidad de Seogang. Allí
enterró el cadáver.
Yoo nunca asesinaba sin deseo de venganza, y este caso no fue la
excepción. Sucedió así que Yoo solía comprar viagra para sus sesiones de
sexo pagado, pero esta vez quiso probar suerte e intentó ahorrar
dinero, yendo así al mercado Goblin de Hwanghak-dong, un lugar con unas
500 tiendas y numerosos vendedores ambulantes. Vendían casi todo tipo de
cosas en ese mercado lleno de precios baratos, y la viagra no podía
faltar: el problema es que a veces era viagra falsa, y a Yoo le tocó la
mala suerte de caer en la trampa del Sr. Ahn. Así, llegada la noche Yoo
constató con frustración y coraje que la viagra no funcionaba en el
momento necesario; por ende no solo se había arruinado la diversión sino
que el dinero se había perdido, tanto en el puesto comercial del Sr.
Ahn como en el pago por un servicio sexual que no pudo disfrutar durante
todo el tiempo acordado. Yoo estaba realmente enfadado y le iba a hacer
pagar al Sr. Ahn: no ya con monedas y billetes, sino con sangre.
Sin embargo Yoo esperó un tiempo y, recién la noche del 13 de abril, se
apareció de nuevo ante el Sr. Ahn, mostrándole su falso I.D. de policía,
amenazándolo e intentando obtener un soborno para no sancionarlo por
estafa. Ahn dudó de la I.D. de Yoo y dijo que, antes de aceptar, tenía
que ir a la estación policial más cercana para confirmar que la I.D. era
real. Enfadado, Yoo lo confrontó, lo esposó y lo metió en su propia
furgoneta (la de la víctima), conduciendo hasta su casa, donde se bajó y
colocó el martillo, el cuchillo y los guantes en una bolsa. Después fue
a un estacionamiento subterráneo que estaba cerca, mató a Ahn dentro de
la furgoneta, caminó hasta su casa para lavarse las manos y cambiar el
cuchillo, regresó al estacionamiento, limpió la sangre con un trapo que
trajo y a la una de la madrugada condujo hasta Wolmi Island, un puerto
turístico a 25 kilómetros de Seúl. Una vez allí, estacionó la furgoneta
en una gasolinera abandonada que estaba cerca de la playa, le cortó las
manos a Ahn con una sierra, las metió en una bolsa plástica, arrojó la
bolsa en las rocas que estaban junto al muelle de la playa, roció la
furgoneta con gasolina, se alejó, le prendió fuego y la miró arder en
medio de la madrugada.
Por un rato disfrutó de las llamas que
se alzaban en la oscuridad sobre las ruinas del estafador Ahn y de su
furgoneta; pero, pasados algunos minutos, el sonido relajante de las
olas dejó de ser el único y los bomberos aparecieron, por lo que Yoo
tuvo que dejar discretamente la escena y escaparse en un taxi.
.
Asesinos en Serie (Yoo Young-Chul [VIII])

En noviembre de ese mismo año (2003),
llamando a los servicios de sexo Yoo conoció a la Sra. Kim, con quien
estableció una relación sentimental y terminó haciendo una propuesta de
matrimonio. Yoo no se lo esperaba pero, muy poco antes de la propuesta,
la Sra. Kim había averiguado sobre su pasado criminal y consecuentemente
rechazó la propuesta matrimonial.
El rechazo de la Sra. Kim fue el inicio
de una nueva pasión en Yoo: el odio por las “prostitutas”. Tan enojado
se sentía por el rechazo que incluso pensó en matar a su ex esposa, pero
no lo hizo para evitar el sufrimiento de su hijo.
Poco después de su fracaso sentimental,
en enero del 2004 Yoo fue detenido por un pequeño robo en un sauna, pero
todo lo que le hicieron fue llevarlo a la comisaría de Sodaemun, donde
los negligentes policías ni siquiera se tomaron la molestia de revisar
sus antecedentes penales, liberándolo en poco tiempo tras darle sus
respectivas amonestaciones.
Tras el rechazo de la Sra. Kim, el odio
predominante en Yoo dejó de ser el odio a los ricos y pasó a ser el odio
hacia las mujeres que trabajaban en el comercio sexual y, al igual que
la Sra. Kim, eran jóvenes y atractivas. Si la chica era fea o vieja no
servía: tenía que ser joven y algo atractiva, tenía que representar a la
Sra. Kim en cierta forma y medida. Ese tipo de mujer pasaría a ser el
modelo de víctima de ahora en adelante. Los ricos ya habían sufrido
bastante, ahora debían pagar las rameras.
Eran abundantes las nuevas víctimas
potenciales de Yoo, ya que Seúl era y es una ciudad en que, según
revelan las investigaciones, el colectivo de las mujeres que venden sexo
no está únicamente conformado por las profesionales permanentes sino
por quienes ocasionalmente se venden, pudiendo estar en esa categoría
estudiantes de secundaria que están ahorrando para comprar el último
modelo de celular, amas de casa que quieren pagar rápido la matrícula
escolar del hijo o la tarjeta de crédito, etc… Yoo solo tendría que
llamarlas y ellas irían donde él, buscando dinero y encontrando una
muerte terrible…
Fue así que, el 6 de febrero del 2004,
Yoo salió de su casa a las siete de la noche, tomó un taxi y se dirigió
hasta el barrio Imoon-dong, abundante en mujeres que ofrecían su "mercadería"
bajo el amparo de la noche. Caminando en el barrio Imoon-dong, Yoo vio
al otro lado de la calle a una mujer de formas atractivas vestida de
manera provocativa y, al ver que la mujer permanecía parada, pensó que
era una prostituta. Entonces Yoo cruzó la amplia calle de cuatro
carriles hasta llegar al restaurante cerca del cual estaba parada la
mujer, en un callejón.
Asesinos en Serie (Yoo Young-Chul [VII])
Mientras avanzaba cautelosamente por el
jardín, Yoo escuchó el llanto de un bebé e interpretó que al menos debía
haber dos personas en la casa. Se aproximó, abrió la puerta principal y
no vio a nadie, subió al segundo piso y tampoco vio a nadie. De pronto,
mientras bajaba las escaleras Yoo escuchó la voz de la ama de llaves,
la Sra. Bae de 53 años. Con tono de inquietud y disgusto, la Sra. Bae le
preguntó quién era y Yoo, en vez de responder, la amenazó con su
cuchillo y le obligó a encaminarse al dormitorio principal. Dentro del
dormitorio y acostado en su cama estaba el dueño de la casa, el Sr. Kim
de 87 años. La Sra. Bae, con el bebé en brazos, miró aterrada como Yoo
destrozaba el cráneo del Sr. Kim. Tras matar al anciano, Yoo le arrebató
el bebé a la ama de llaves, puso al bebé en un sofá de la habitación,
lo cubrió con una sábana y luego la asesinó a martillazos. Al bebé no le
hizo daño alguno pues, si bien en su afán de justicia vengadora había
cometido crímenes aborrecibles y crueles contra ancianos indefensos, la
crueldad de Yoo nunca elegía presas no vinculadas a su rencor.
Después de salir de la habitación, Yoo
hurgó un rato en la casa y encontró una caja fuerte que le resultó
tentadora, por lo que usó un palo de golf y unas tijeras para abrirla,
cortándose en el intento y derramando su sangre de forma tal que aquello
le despertó el temor a ser atrapado por su ADN. Nervioso y olvidándose
del bebé que había dejado en el sofá, Yoo tomó una abrigo negro, se lo
puso, le prendió fuego a la habitación para que no lo pudiesen capturar
rastreando su ADN y luego salió. Ya afuera y a la distancia, Yoo observó
la casa por aproximadamente media hora, intentando y no pudiendo ver
las llamas del incendio en el que el bebé se calcinó. Se habría quedado
un poco más, pero una mujer que parecía ser de la familia entró y Yoo
escapó nerviosamente de la escena del crimen, olvidando que había dejado
algunas huellas y que una cámara de seguridad lo había filmado por
detrás (por suerte para él).

Logró así conseguir el equivalente a
unos 4.000 dólares, los cuales depositó en una cuenta y ya con eso pudo
alquilar tranquilamente un apartamento que le costaba 450 dólares al
mes. Allí, y esto se sabe porque el apartamento fue revisado mucho
después tras su captura, Yoo tenía una computadora en la que veía
frecuentemente pornografía y dvds de películas que compraba, tales como
Public Enemy, Very Bad Things y Normal Life. También, cerca de su cama
Yoo tenía una especie de mini biblioteca en la que estaban: un álbum con
recortes periodísticos sobre juguetes que tenía pensado comprarle a su
hijo; anuncios de pistolas; listas de cantantes pop con sus canciones;
notas sobre coches, computadoras y equipos musicales; un álbum de arte
lleno de retratos y desnudos femeninos que mostraban su talento para el
manga; y un cuaderno de su hijo lleno de dibujos hechos con lápices de
colores. Por otra parte se veían abundantes tarjetas de sexo a
domicilio. Estaban por casi todas partes: en cajones, en el suelo, en
estantes, etc. La mayoría de la gente desechaba esas tarjetas (en las
que se veía una foto erótica de la chica y un número para llamar) pero
Yoo las coleccionaba porque era un asiduo consumidor del sexo pagado.
Asesinos en Serie (Yoo Young-Chul [VI])
Martillo en mano, Yoo subió al segundo
piso y rápidamente le salió al paso el Sr. Yoo Go de 35 años, hijo de la
Sra. Lee. Al ver al Sr. Yoo Go, el asesino lo obligó a arrodillarse y
después le hizo añicos la cabeza con nueve martillazos. Faltaba
solamente el esposo de la Sra. Lee y Yoo lo buscó pero no logró
encontrarlo. El tiempo corría y el riesgo de ser pillado aumentaba, de
modo que Yoo disfrazó de robo la escena del crimen, limpió las huellas
que había dejado y salió de la casa.
Apenas una semana después, el 16 de
octubre Yoo fue a dar una oscura visita al muy adinerado barrio Samsung
del distrito Gangnam. Nuevamente el proceso fue el mismo de las veces
anteriores, empezando por hallar una iglesia y terminando por escalar el
muro de una casa lujosa aparentemente segura.
En el jardín, Yoo pudo ver que alguien
se aproximaba: era la Sra. Yoo de 69 años, esposa del millonario dueño
de la casa. Ella había salido a ver el correo y Yoo se había escondido,
apareciéndosele por atrás cuando volvía a entrar. Amenazándola con su
cuchillo, Yoo le preguntó si había alguien en casa y la señora dijo que
no. Aprovechando la oportunidad, el asesino arrastró a la Sra. Yoo hasta
el baño y allí le martilló la cabeza…
Después desperdigó objetos en el
dormitorio de la víctima, limpió huellas, se quitó la sangre y se fue de
la casa, nuevamente sin llamar la atención.
Para su siguiente crimen Yoo esperó
hasta el 18 de noviembre. Eran aproximadamente las once de la mañana
cuando Yoo se dirigió a Hyehwa-dong. Allí siguió el mismo proceso de
siempre, con la diferencia de que esta vez había una pequeña estación de
policías en un callejón cercano a la casa que tenía pensado asaltar.
Asesinos en Serie (Yoo Young-Chul [V])

En el jardín no había nadie y al parecer
no se percataron de su presencia una vez que hubo cruzado el muro.
Avanzó con cautela, abrió la puerta principal, vio que había una pareja
de ancianos en el dormitorio principal y subió a ver si había alguien en
el segundo piso.
Tras constatar que no había nadie
arriba, Yoo bajó y entró en el dormitorio de los ancianos. Lo miraron
presas del temor. No sabían si todo iba a reducirse a un asalto, pero
Yoo velozmente eliminó las dudas al apuñalar en la garganta al indefenso
Sr. Lee de 72 años. Lee había tenido el honor de ser profesor honorario
en la Sookmyung University, y ahora tenía el infausto honor de ser la
primera víctima de quien habría de convertirse en el mayor asesino
serial en la historia de Corea del Sur. La anciana (68 años) esposa de
Lee lanzó un grito de horror al ver lo sucedido, pero Yoo intentó
calmarla diciéndole que todo estaba bien, aparentando que no tenía
intención de matarla y levantando el cuerpo sangrante de su marido. Ya
menos nerviosa, la esposa de Lee experimentó su último y doloroso
instante de vida cuando súbitamente el martillo de Yoo le destrozó el
cráneo con un golpe contundente.
Yoo miró la trágica escena para
asegurarse de que sus víctimas estaban muertas, cerró con llave la
puerta del cuarto, tomó una toalla, limpió la sangre de sus pantalones y
salió al jardín, donde recordó que había dejado el cuchillo en la
habitación de los ancianos. Entonces volvió, tumbó la puerta de una
patada, tomó su cuchillo, esparció la ropa del armario para confundir a
la Policía y salió nerviosamente, sabiendo que en la puerta había dejado
una huella que solo pudo eliminar parcialmente. No dinero ni joyas: su
recompensa era la venganza.
No pasó mucho tiempo antes de que el instinto asesino volviera a él un 9 de
octubre de ese mismo 2003. Esta vez tomó el metro hasta Bulgwang y
luego un taxi hasta Gugi Tunnel. Allí el procedimiento fue el mismo de
la vez anterior: buscar una iglesia, encontrar una casa de ricos
aparentemente segura cerca de la iglesia, trepar el muro de la casa sin
ser visto, atravesar cuidadosamente el jardín y matar a quien toque
matar una vez dentro
Asesinos en Serie (Yoo Young-Chul [IV])

El odio ardía dentro de Yoo cuando en septiembre del 2003 las puertas de la cárcel se abrieron y él salió de nuevo al mundo aunque esta vez con la determinación de matar en la mirada. Pero, para llevar a cabo sus planes de venganza, hacía falta practicar. Él nunca había matado y carecía de la naturaleza psicópata en virtud de la cual Alexander Pichushkin arrojó súbitamente por la ventana a su primera víctima o Edmund Kemper inauguró su cadena de muertes disparándole inesperadamente a su abuela con un rifle. Tenía primero que acostumbrarse a la violencia, a la sangre y al súbito apagarse de la víctima tras el golpe letal. Para ese fin los perros resultaban perfectos. Así, Yoo empezó su entrenamiento apaleando perros callejeros, rompiéndoles las cabezas como luego, martillo en mano, haría con sus futuras víctimas humanas.
Era una mañana, Yoo eligió la mañana
porque en Corea del Sur la gente joven suele irse a trabajar de mañana,
quedando por lo general solo la gente mayor en casa, del 24 de
septiembre de 2003 cuandoYoo tomó el metro con destino a Apgujeong-dong,
el distrito más adinerado de Seúl.
Ya en las calles del barrio Sinsa
(dentro Apgujeong-dong), Yoo buscó una iglesia (50,6% de los surcoreanos
son cristianos) y exploró los alrededores de la misma en busca de una
casa de aspecto opulento.
No sería difícil encontrar una casa de
ricos poco segura, ya que en Corea del Sur es común que las grandes
casas de dos pisos cuenten con un recinto amurallado no muy alto (igual o
un poco más alto que un hombre promedio) tras del cual yace un gran
pa
tio lleno de bonsáis, césped y otros elementos de jardinería. De ese
modo, en poco tiempo Yoo encontró una casa aparentemente propicia.Asesinos en Serie (Yoo Young-Chul [III])

Tiempo después, en la navidad de 1991,
Yoo conoció a la Sra. Hwang, una masajista con la que habría de
emprender una relación sentimental para luego terminar casándose el 23
de junio de 1993. Poco duraron los felices días iniciales de Yoo con la
Sra. Hwang, ya que ese mismo diciembre de 1991 la desgracia volvió a
caer sobre él cuando el propietario del lugar que alquilaba para vivir
subió la renta y Yoo, desesperado y con cierto ánimo revanchista de
compensar el abuso sufrido, entró a la oficina del propietario y robó
una cámara y más de 500 dólares en efectivo, siendo atrapado por un
guardia de seguridad y posteriormente condenado a diez meses de prisión.
En la cárcel Yoo fue visitado por su
madre y, entre las cosas que hablaron, Yoo contó su plan de formar un
hogar y le pidió que por favor cuidara de quien sería su esposa y del
hijo suyo que estaba por nacer y con el cual quería pasar mucho tiempo
cuando por fin saliera de la prisión.
Tras salir de la cárcel, Yoo manejó su
vida relativamente bien hasta que en 1993 cayó en la tentación del robo
al ver un coche solo con las llaves puestas y en modo encendido. Otra
vez la Policía lo atrapó y otra vez Yoo fue a parar a la cárcel, aunque
con una suave condena de apenas ocho meses.
Al salir de la prisión, Yoo se metió en
tratamiento psiquiátrico en el Hospital Mental Nacional del barrio Gok
Joong. Su insania psicológica era evidente, pero además de lo que
resultaba obvio se ha dicho que posiblemente (no se ha confirmado) Yoo
tenía cierto grado de epilepsia y, casi con certeza según el autor Lee
Eun-Young (quien escribió un libro sobre Yoo), un trastorno maníaco
depresivo que, aunque acentuado por los estímulos negativos del entorno,
parecía tener un origen genético ya que el segundo hermano de Yoo era
maníaco depresivo al punto de que en 1994 se había suicidado (con 32
años) tras deprimirse y caer presa del alcohol.
Hasta 1995 Yoo estuvo en tratamiento
psiquiátrico, mas ese mismo año fue detenido y multado por vender
pornografía ilegal, y luego, otra vez más, en el año 1998 Yoo fue
pillado en sus andanzas criminales. Esta vez no era simple robo: era
robo posibilitado por la falsificación de documentos que le permitían
hacerse pasar por funcionario del gobierno… La condena por eso fue de
dos años.
Otros habrían escarmentado al pasar de
condenas de ocho y diez meses a una condena de dos meses, pero ese no
era el caso de Yoo. Así, en marzo del 2000 Yoo vio a una adolescente de
15 años que le resultó irresistible y, no pudiendo tenerla por las
buenas, obedeció a su impulso criminal y la violó… Hasta ese momento la
Sra. Hwang le había perdonado sus delitos y seguía casada (se habían
casado en 1993) con él. Según dicen, esa tolerancia no era tanto un
producto de la compasión sino por el típico interés económico, ya que
los robos de Yoo les permitían salir de apuros económicos. Sea como sea,
el punto es que la violación de la quinceañera resultó indignante para
la Sra. Hwang, moviéndola así a emprender una separación que culminó en
divorcio en el 2002.
Asesinos en Serie (Yoo Young-Chul [II])

Fue en esos días de estudiante de
primaria cuando Yoo tuvo una de las experiencias tempranas que más
habría de contribuir a la frustración por su pobreza y al resentimiento
social que lo marcó de por vida. Puntualizando, a pesar de que en el
distrito de Mapo existía mucha pobreza, en general los niños traían algo
relativamente aceptable como comida. Sin embargo y debido en parte a
las dificultades económicas y de tiempo que tenía su madre, un día Yoo
aparece en la escuela portando como almuerzo un pegote de arroz pegajoso
mezclado con masa de fríjoles (no fríjoles enteros, sino hechos una
masa con apariencia de sopa espesa). Así, cuando los otros niños vieron
lo que Yoo trajo para comer, pensaron inmediatamente en un pedazo de
excremento y empezaron a burlarse de Yoo desde ese día, diciendo siempre
y con tono burlón a la hora de la comida escolar:
- "¡Te traje mierda para el almuerzo!".
Hechos como estos fueron creando el Yoo que años después, estando
arrestado, confesó que de niño solía ver con anhelo una casa grande (de
gente adinerada) que estaba por donde él vivía, que se sentía inseguro
por ser pobre y que al crecer llegó a pensar que los ricos tenían la
culpa de su miseria y de la miseria de los pobres en general, llegando
así a odiar profundamente a la gente adinerada.
Volviendo a la vida de Yoo en casa de su
madre, algo importante es que el afecto de Yoo por su padre no se había
desvanecido, ya que fue principalmente a causa de su madrastra que Yoo
había escapado con su hermana. Por ello, Yoo tenía la costumbre de
visitar a su padre, aunque las cosas dieron un giro cuando su madrastra
lo dejó, pues esto sumió a su padre en el alcoholismo y, poco después,
en una muerte ocasionada por accidente de tráfico.
Asesinos en Serie (Yoo Young-Chul [I])

Poco después del nacimiento de Yoo sus
padres se separaron, por lo que Yoo fue a vivir con su abuela, criándose
con ella hasta que tuvo seis años, momento en el cual Yoo se mudó a
vivir con su padre en Seúl (capital de Corea del Sur). Aquello fue en
parte posible ya que el padre de Yoo había regresado hace poco en
condición de veterano de la Guerra de Vietnam (terminada en 1975),
trayendo consigo un buen capital obtenido en su servicio militar. Dicho
capital pudo haber rendido grandes frutos, pero el padre de Yoo lo
invirtió malamente en especulaciones comerciales, aunque destinó otra
parte del mismo para un local de cómics que había montado.
Aparentemente la vida de Yoo no sería
tan mala, puesto que la tienda de cómics de su padre sí tenía clientela,
mas la realidad era otra: Yoo no era la única boca que alimentar en el
hogar, estaban también sus dos hermanos mayores y su hermana menor,
además vivían en el distrito de Mapo, una zona tan pobre que no tenía ni
electricidad ni agua potable, de modo que la gente se veía obligada a
sacar agua de un pozo público. Sumado a eso, la madrastra de Yoo, una
mujer cruel y abusiva que golpeaba salvajemente a su hermanita menor.
Los hermanos de Yoo se salvaban de los golpes porque la mujer veía algo
arriesgado golpearlos, ya que estos eran mayores y podían defenderse; y
en cuanto a Yoo, si éste no recibía golpes de su madrastra era porque
ella le tenía cierto recelo ya que él solía mirarla con odio y
desprecio, fija, largamente y sin temor alguno.
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