Montserrat Poch nació en Vallbona d'Anoia (Barcelona), ¿1528? - fallece en Barcelona, 28 de diciembre de 1578. Fue un bandolero. Junto
con sus hermanos Pere y Joan, llevó entre los años 1570 y 1578 una banda muy temida que operó especialmente en las comarcas de la Anoia y
el Penedès, pero que también haga incursiones por la veguería de Lleida,
por Andorra y suelos de Foix (donde, en 1571, nueve miembros de su banda fueron tomados por el conde). En
el 11 de abril de 1570, la cuadrilla de Poch mató el comisario real
Pedro Mateo en la carretera de Piera y Vallbona, a pesar de la nutrida
escolta que llevaba. Capturado
en Vilafranca del Penedès, parece que la justicia ofreció en Montserrat la amnistia a cambio de exiliarse en Mallorca en 1570 (o se fuga, según
otras versiones), pero en 1573 o posteriormente delinquen nuevamente. Vuelto
a Catalunya, ya solo, después de haber vagado por Canet de Mar y Mataró y
de haberse refugiado en Horta (Barcelona), en 1578 fue capturado,
atormentado y ejecutado bajo la autoridad del virrey Fernando de Toledo,
prior de Castilla (1571-1580)
martes, 26 de enero de 2016
Leyendas en Catalunya ("Capablanca")
"Capablanca" fue uno de los bandoleros más legendarios del "Cami Ral" (es el nombre que se daba a los caminos públicos principales antes de la existencia de las carreteras). "Capablanca" era un humilde campesino que se ganaba la vida haciendo de mozo por las masías. El motivo por el que se convirtió en bandolero fue el siguiente:Un
día después de cobrar la paga de todo un mes de trabajo, decidió irse a
Manresa a gastarse una parte de este dinero y, cuando llegó a Manresa
fue asaltado, maltratado y robado por un grupo de ladrones. Este hecho le afectó y desengañar como se prometió no volver a ganarse
la vida honradamente y desde aquel día viviría de todo aquello que
robara a los demás.Así,
se armó con un pedernal y se cubrió con una capa de color blanco y se
convirtió en el salteador de caminos más temido de toda la región. Para
asaltar a los viajeros que pasaban por el camino real extendía su capa
en medio del camino, subía arriba de un árbol o de una roca y obligaba a
los viajeros a dejar todo lo que llevaban de valor dentro de la capa; si no la obedecían los amenazaba con su pedernal.Como conocía muy bien todos los rincones de las montañas, sabía donde esconderse para que nadie lo encontrara. No se sabe cómo acabó la vida de Capablanca. Se hizo rápidamente famosa la forma en que Capablanca realiza sus asaltos, especialmente en el Cami Ral de Coll de Davi (comunicaba Manresa con Barcelona atravesando el Llobregat por el puente de Vilomara y trepando por las crestas de la sierra del Obac, dentro del macizo de Sant Llorenç del Munt y l'Obac, bajando luego por la riera de las Arenas hasta Matadepera, Terrassa, Sabadell y Barcelona): cuando veía venir la víctima, extendía en el suelo su capa y, encaramado en lo alto de un árbol con el pedernal en la mano , esperaba la llegada del infeliz viajero, el cual debía depositar todo lo que llevaba de valor sobre la capa si no quería dejar la piel.
Asesinos en Serie (Simo Häyhä [V])

Su hogar, ya que los soviéticos se
habían quedado con las tierras en que alguna vez habitó, pasó a ser la
granja de su hermano Utulaan, en una zona poblada de Ruokolahden (al
sureste de Finlandia, cerca de la actual frontera con Rusia), rodeada de
bosques. Allí siguió viviendo en soltería (no se había casado ni se
casaría), pero convertido en una celebridad con la cual el presidente
finlandés Urho Kekkonen fue varias veces de caza.
También, tras la guerra Simo fue
invitado a ser miembro honorario del Club de Oficiales de Reserva de
Ruokolahden, habiendo formado, en tiempos de guerra, parte de la
infantería ligera de Carelia.
Finalmente, y ya con la salud mermada
por el paso del tiempo, Simo acabó sus días en Hamina, un hogar de
ancianos veteranos de guerra. Falleció el 01 de abril del 2002, a la
venerable edad de 97 años. Poco antes, en 1998 cuando un grupo de
coleccionistas de armas fue a entrevistarlo, se le preguntó cómo había
llegado a ser tan buen francotirador, y él simplemente respondió: "práctica".
Sin embargo, y aquí viene la frase más recordada de él, cuando se le
preguntó si lamentaba haber matado a tantas personas, el “amable”,
“humilde” y “tranquilo” anciano, respondió mirando con natural serenidad
a través de sus gruesos anteojos: "Yo solo hice lo que me dijeron que
hiciera, lo mejor que pude".
Asesinos en Serie (Simo Häyhä [IV])

Eran las 6:20 a.m. cuando Simo y los de
su unidad recibieron la orden de atacar a unos soldados soviéticos que
estaban apostados en un valle, negándose a abandonar sus puestos por
orden de sus comandantes. En aquel enfrentamiento habían muerto unos 140
finlandeses para el mediodía, pero las bajas soviéticas eran mucho más
cuantiosas y, a lo largo y ancho del terreno, los cadáveres yacían
tiñendo de rojo la nieve. Los soviéticos estaban desesperados, ¿cómo
podían perder tantos soldados?, ¿dónde se escondían los malditos
francotiradores finlandeses? En ese afán por acabar con los escurridizos
soldados finlandeses, los soldados soviéticos se veían correr de un
lado a otro, y los proyectiles de artillería estallaban en numerosos
sitios, haciendo saltar la nieve y los punzantes trozos de árboles
despedazados. Para el momento en que un soviético gritó señalándole a su
grupo la posición de la “Muerte Blanca”, Simo ya había arrasado con
unos 40 soldados enemigos, superando con creces su record de otros días…
Pero ahora las cosas estaban realmente complicadas: los soldados
enemigos corrían hacia él, y en la zona apenas quedaban unos 14
finlandeses…
Simo estaba oculto detrás de una gran
roca. No podía darse el lujo de asomar así nomás la cabeza o incluso el
arma, pues las balas pasaban veloces a la derecha, a la izquierda, y
también por arriba de la roca… Aún así, su habilidad era tan grande que,
cuando disparaba, un soviético caía, con lo cual conseguía sembrar algo
de miedo y evitar que el avance del enemigo se vuelva demasiado
caudaloso. Afortunadamente, los soldados soviéticos que enfrentaba no
tenían ametralladoras, pues de ser así fuera casi imposible defenderse.
Por ello logró resistir heroicamente, hasta que, en una de esas
ocasiones en que se asomó a disparar, una bala explosiva, disparada por
un francotirador soviético según ciertas fuentes, le dio en la barbilla y
le salió por la mejilla izquierda…
Ahora, Simo perdía sangre y necesitaba
ayuda. Cualquiera habría muerto en tales circunstancias, pero él tuvo
tanta habilidad y "cabeza fría" que incluso consiguió acabar con el
soviético que le había disparado, y con otros más- Lógicamente habría
llegado un punto en que perdería la consciencia y pasaría a ser "carne
de cañón", pero solo ocurrió lo primero porque, cuando apenas 3
finlandeses más resistían con él, llegaron refuerzos de rescate y lo
sacaron. Según refirió uno de los soldados que lo salvaron, Simo "había
perdido la mitad de la cara"…
Tras ser llevado al hospital, Simo
permaneció inconsciente hasta el 13 de marzo, y en todo el mes no fue
capaz de escuchar nada. Requirió 10 cirugías faciales, y tuvo que pasar
algún tiempo para que reapareciese y se supiese que no había muerto,
cosa esta que deseaba hacer creer la Prensa Soviética y algunos sectores
informativos de la propia Finlandia.
Asesinos en Serie (Simo Häyhä [III])

- Usaba la mira de acero del propio
rifle en vez de una mira telescópica, para así no revelar su posición,
ya que un francotirador tiene que alzar su cabeza para usar la mira
telescópica, y además la luz solar puede reflejarse en el lente y
delatar su ubicación.
- A la hora de seleccionar el objetivo,
Simo buscaba al mando de mayor graduación, pero esto no siempre se
evidenciaba a simple vista (algunos militares precavidos ocultaban sus
distintivos de rango), así que observaba la conducta de sus potenciales
blancos, a ver quién daba órdenes, hablaba con operadores de radio o
mostraba otra actitud propia de quien tiene el poder en el grupo.
- Compactaba la nieve que tenía frente a
él, a fin de que ésta no se alzase cuando disparara. En este mismo
empeño, incluso a veces creaba bloques de hielo.
- Colocaba nieve en su boca para no delatarse con el vaho de su respiración.
Fueron todas las técnicas anteriores,
junto a la puntería, el ingenio y los reflejos que Simo tenía, lo
posibilitaron que, habiendo entrado a la guerra como cabo, terminase
como teniente segundo, siendo condecorado por el mariscal Carl Cuando el
conflicto bélico término Simo Häyhä, quien había entrado a las filas
del ejército finés como un simple soldado de infantería posteriormente
ascendido a cabo, recibió el rango de Teniente segundo durante la
campaña en el río Kollaa y también fue condecorado por el mariscal Carl
Gustaf Emil Mannerheim con la Cruz de Kollaa y la Cruz de Plata, pasando
con ello a ser el individuo que más rápido había ascendido de rango en
toda la historia militar de Finlandia. Era pues el gran héroe del
“Milagro de Kollaa”, batalla en la cual murieron 8000 soviéticos y,
durante el episodio conocido en inglés como “The Killer Hill Battle”, 32
finlandeses, entre los cuales estaba Simo, plantearon una feroz
resistencia a 4000 soviéticos, mostrándole al mundo que el coraje de los
300 espartanos podía repetirse en la era de la pólvora, los aviones y
los tanques.
Cuando la fama de Simo creció entre los
soldados soviéticos y éstos empezaron a verlo como una importante
amenaza, le pusieron el apodo de "Belaya Smert" (Muerte Blanca); y los
oficiales, que se tomaron con seriedad el asunto, montaron operaciones
especialmente diseñadas para aniquilarlo.
Primero únicamente enviaron escuadrones
para darle muerte, pero Simo se escondía bien e hizo perecer o claudicar
a todos los escuadrones que fueron a cazarlo. Ante eso, los mandos
soviéticos crearon un escuadrón especial de francotiradores
especializados en aniquilar francotiradores, pero Simo los mató a todos.
Desesperados, los soviéticos llegaron a efectuar un ataque de
artillería, en el cual el abrigo blanco de Simo fue rasgado por
fragmentos de municiones enemigas, cosa que reveló su posición; pero,
aún así, él sobrevivió
Asesinos en Serie (Simo Häyhä [II])

Sin embargo, pese a su inferioridad
numérica, los finlandeses conocían mejor el terreno, estaban mucho mejor
adaptados al clima, y sus estrategias militares eran ingeniosas y
concordantes con la geografía y la naturaleza del desafío bélico que
representaba la Unión Soviética. No podían darse el lujo de enfrentar al
enemigo a campo abierto, ya que eso sería un suicidio militar.
Entonces… ¿Por qué no atormentarlo?, ¿por qué no sembrar el terror en
las líneas enemigas, atacar el sistema de suministro y emplear recursos
económicos frente a armas costosas como los tanques soviéticos? En esa
línea, los finlandeses usaron cosas como: tácticas de guerrilla, con
pequeños y rápidos ataques sorpresa, muchas veces efectuados con tropas
entrenadas para pelear en esquíes; invisibilidad en combate,
posibilitada por trajes de camuflaje especialmente diseñados para el
conflicto, y ejercida en gran parte por francotiradores; cocteles
molotov, con los cuales podían volar en pedazos a los tanques y otros
vehículos del enemigo; ataque a las líneas de suministro, ya sea con
grupos de asalto o francotiradores.
Por su parte, la arrogancia militar de
los soviéticos, al menos al inicio del conflicto, rayaba en lo
vergonzoso. En efecto, se cuenta que, cuando la guerra empezó, los
soviéticos iban con bandas sonoras, marchando como si de un desfile de
victoria se tratase. También llevaron vehículos que no habían sido
probados en un frío tan extremo, y que tuvieron que mantener prendidos
todo el tiempo para que el combustible no se congelase; además, algunos
oficiales utilizaban técnicas obsoletas de la Primera Guerra Mundial.
Pero, al menos lo último, no debería sorprender si se tiene en cuenta
que gran parte de los oficiales soviéticos eran elegidos por razones
meramente políticas: ahora, en medio de la nieve, habrían de sufrir las
consecuencias militares de esa corrupción.Muy diferente al estereotipo de gran combatiente militar que existe en el imaginario social, Simo no era alto, ni musculoso, ni pronto a la ira: era pequeño (medía apenas 1.60 metros), delgado, calmado y cerebral, incluso cuando las balas silbaban a su alrededo.
Asesinos en Serie (Simo Häyhä [I])

Simo era el segundo de ocho hijos en una
familia campesina de humilde condición económica, que vivía de la caza,
la pesca, el cultivo de la tierra y la ganadería. De pequeño asistió a
una escuela primaria en Miettilä; y ya más tarde, de adolescente, se
interesó por actividades como el esquí, la cacería, el béisbol y el tiro
deportivo, llegando a ser campeón en el distrito de Viipuri, en la
región de Carelia.
Llegado el año 1925, Häyhä hizo un año
de servicio militar obligatorio en el Ejército de Finlandia, culminando
el período con el rango de cabo en una unidad de bicicletas (de
efectivos militares que usan bicicletas). Como era de esperarse, durante
su entrenamiento Häyhä demostró gran habilidad en las prácticas de
tiro, siendo capaz de dar en un blanco 16 veces por minuto a unos 500
metros de distancia…
Acabado el año de servicio, Simo
permaneció como reservista de la Guardia Blanca, que era una
organización militar semejante a la Guardia Nacional de USA, y que ya
tenía cierto prestigio histórico por su destacado rol en la guerra civil
contra los comunistas, acaecida en 1918. Así, los días de Simo fueron
de relativa tranquilidad, y sus actividades constaban de cosas como la
pesca, la agricultura y, por supuesto, la cacería. Sin embargo, en 1939,
estalló la terrible Guerra de Invierno, apenas tres meses después de
que Hitler iniciara la Segunda Guerra Mundial con su invasión a Polonia.
Por ello, de ser un gran cazador de alces, Simo pasaría a ser un gran
cazador de soviéticos, brindando así una importante colaboración en la
resistencia finlandesa que quebró las ambiciones que Stalin tenía de
ocupar toda Finlandia y extender sobre Helsinsky los tentáculos del
Kremlin… Y es que sus más de 500 bajas no tenían solo una importancia
concreta, no significaban solo ese número de vidas: eran también un
elemento clave en la desmoralización de las tropas soviéticas, que
terminarían huyendo de Finlandia con la vergüenza de que el gran
Ejército Rojo había sido golpeado por hombrecillos vestidos de blanco
que, fundidos con la nieve del paisaje inclemente, disparaban
sorpresivamente desde la lejanía, invisibles como fantasmas…
Naturalmente, el descrédito que la Guerra de Invierno trajo al Ejército
Rojo, fue parte de lo que hizo a Hitler resolverse por iniciar la
Operación Barbarroja. Ahora, y pese a que Finlandia resistió y conservó
su soberanía, tuvo que firmar un tratado de paz en que cedía a la Unión
Soviética el 10% de su territorio y el 20% de su capacidad industrial
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