lunes, 5 de octubre de 2015

Leyendas en Catalunya (Pedraforca [II])

Los "Saracenos"

La poderosa montaña del Pedraforca se alza imponente con sus dos picos en forma de tridente clamando al cielo. Estos son los restos de la bella montaña, pues en el albor de los tiempos no tenía esa curiosa forma, sino la de una bella sierra de un solo pico, soberbio.
Cuenta la leyenda que sobre ese pico erigió el Maligno una fortaleza para los sarracenos (del griego sarakenoi), y allí los diablos y otros seres malignos instauraron un régimen de terror y abuso hacia los pueblerinos que habitaban al pie del Pedraforca. Las pobres gentes, ya agotadas y aterrorizadas por las infernales presencias y sus macabros rituales, rogaron a Miguel Arcángel para que acudiera en su auxilio, y éste bajo de los cielos con sus ángeles y destruyó la fortaleza de los sarracenos, dando a la montaña su peculiar forma.
Pero no acaba ahí la historia, pues resultó ser que los picos de la montaña quedaron impregnados de la satánica energia y que las brujas de la zona acordaron subir en las noches de San Silvestre sobre escobas, asnos y cerdos a la cima de los picos a rendir culto al Príncipe de las Tinieblas.

fuente:  http://leyendasmitosyparanoias.blogspot.com.es/2010/06/leyendas-del-pedraforca.html


Leyendas en Catalunya (Pedraforca [I])

Pedraforca es una de las montañas más emblemáticas de Catalunya. Tiene una forma muy peculiar debido a sus dos cimas separadas por un gran collado. Su vista más conocida es la que se aprecia desde su vertiente oriental. La cima norte está compuesta por dos picos: el Pollegó Superior (2.506 m) junto al Calderer (2.505 m). La cima sur la conforma el Pollegó Inferior (2.445 m). Se encuentra en la Serra del Cadí, dentro del área del Parc Natural del Cadí-Moixero. Las poblaciones más cercanas son Gósol y Saldes.
En 1982, fue declarada por el Parlement de Catalunya reserva natural de interés nacional. Es una formación montañosa especialmente atractiva por su perfil en forma de U, peculiaridad que le da su nombre. La palabras catalanas pedra y forca significan, respectivamente, piedra y horca.

Leyendas

Esta leyenda se explica por todo el Alto Berguedà. Habla de un hombre que tenía un bocio ( es el aumento de tamaño de la glándula tiroides. Se traduce externamente por una tumoración en la parte antero-inferior del cuello justo debajo de la laringe.) muy grande, lo que era frecuente en tiempos antiguos en los pueblos de alta montaña.
El hombre se fue hacia el Pedraforca para poder curárselo. No es raro que se dirigiese a la montaña representativa del país, esa que presta su altiva silueta como emblema de todo el Alto Berguedà. Y aún más si tenemos en cuenta que precisamente allí estaba el centro de los ritos de las brujas.El hombre de la leyenda fue a una casa convenida donde, estirado en el banco, que no faltaba nunca cerca del hogar de todas las casas, lo indujeron a dormir.

A medianoche, a las doce tocadas, el hombre se despertó y vio que la mujer de aquella casa se untaba el cuerpo con el ungüento de una botella y, a fuerza de conjuros, salía chimenea arriba. Él también lo probó y, pronunciando el conjuro, también salió volando chimenea arriba.Fue a parar justo a la plaza del Pedraforca, donde las brujas se reunían para su fiesta.El hombre se pudo esconder y oyó que las brujas cantaban, al tiempo que danzaban: "Lunes, martes, miércoles, tres", pero no sabían más y el hombre, al darse cuenta, les contestó: "Jueves, viernes y sábado, seis". Esto gustó mucho a las brujas y el hombre, envuelto por la magia, vio cómo le desaparecía el bocio, curado completamente.

De vuelta a casa, le faltó tiempo para explicar cómo le había ido y cómo había perdido el bocio. Un vecino suyo, que sufría del mismo mal, también quiso probarlo y se encaminó a la plaza del Pedraforca, allí donde las brujas tenían función. Cuando sintió que cantaban: "Lunes, martes y miércoles, tres; jueves, viernes y sábado, seis", el hombre saltó de repente y dijo: "Y el domingo, siete". Pero esto no les gustó nada a las brujas, porque el domingo era día de reposo y fiesta de guardar. No solo lo dejaron con el bocio que ya llevaba, sino que le pusieron otro de regalo por no saber lo que podía representar el domingo para las brujas 


Misterios en la Peninsula Iberica (Belmez, el Misterio de sus caras [III])

Han pasado cuarenta años de este "fenómeno" y aun se discute de la veracidad de estas "imagenes".
Es un "fraude" o en realidad estamos ante un hecho "paranormal". La verdad es que la "Casa de las Caras", tambien tiene un pasado un poco sorprendente.

El 18 de febrero del 72 el albañil Sebastián Fuentes comenzó las obras de excavación en la zona donde mas caras habían aparecido, hallando diversos restos óseos, que resultaron ser parte del esqueleto de adolescentes de hacia unos 170 años. Se sacaron cientos de huesos, multiplicando la creencia de que los cuatro dígitos aparecidos bajo la figura del "pelao" eran una fecha en la que se produjo un acontecimiento que explicase las apariciones.
Rápidamente los historiadores, para quitar hierro a este asunto, mostró las actas del Ayuntamiento en las que se verificaba que en el lugar estuvo emplazada la iglesia de Beles, el cementerio, y retrocediendo años atrás una mezquita funeraria de los árabes, confirmando la presencia de restos óseos como algo normal.
Tras una ardua investigación se ha sabido que en 1858 vivían en la casa los abuelos maternos de Juan Pereira, Ramón Sánchez y su esposa María Antonia Martínez. Fue su hija Ramona de 9 años, la primera que percibió unos terribles quejidos que se escuchaban en el techo. Lamentos que iban acompañados de pisadas cansinas que realizaban siempre un mismo itinerario. Lo que en principio parecía una chiquillada fue motivo de preocupación cuando varios vecinos observaron una fantasmal figura que parecía un muerto en la entrada de la casa. Al mismo tiempo los enseres y cacharros de la casa saltaban y bailaban como por arte de magia. El suceso fue conocido por todo el pueblo y dio a la casa "fama de encantada" durante algunos años, fama que aumento al morir en una reyerta 2 comerciantes en la misma puerta de entrada tras coserse a cuchilladas.
El patriarca de la familia, Ramón Sánchez, falleció en aquella habitación, la mas baja y próxima al exterior diciendo al expirar: "esto tie que ser un alma de otro mundo". Una historia sobre cogedora, si añadimos que en 1978 y por su expreso deseo Juan Pereira fue descendido, momentos antes de fallecer a la habitación cocina que ya tenia mas de una docena de rostros entre los cuales murió el dueño de la casa.
 
El misterio sigue ahi, muchos parapsicologos proponen una teoría sencilla, desde su punto de vista: alguno de los ocupantes de la casa "tenía poderes extrasensoriales" (María Gómez Cámara?), alguien cuyo subconsciente poseía este tipo de energía que suele producir efectos "poltergeist". Sólo que en lugar de provocar desplazamientos, golpes y levitaciones, esa energía modificaba la materia, creando en ella imágenes que expresaban un mensaje que nadie ha sabido descifrar.

Verdad o realidad?

Misterios en la Peninsula Iberica (Belmez, el Misterio de sus caras [II])

Todo señalaba a un montaje económico, e incluso la familia propietaria de la casa "cobraba" diez pesetas por visita, que habitualmente eran los domingos, no era una enorme cantidad, pero estamos hablando de 1971.

Poco después, y una vez cubierto el hoyo con cemento, comenzó nuevamente el proceso. El 10 de septiembre una nueva cara, algo más difusa, aparecía lentamente en el mismo lugar. Miguel Pereira, alarmado, la recortó y volvió a reparar el suelo de la cocina, donde una extraña fuerza se empeñaba en crear diseños que sembraban la inquietud no sólo en la familia, sino en el pueblo entero y en el gran número de visitantes que llegaban hasta allí alertados por los medios de comunicación. Pero los esfuerzos del joven fueron inútiles, pues algunos días después apareció una nueva cara, esta vez la de una mujer joven y bella, que poco a poco fue rodeada por otras más pequeñas, a modo de satélites.
Desde ese mismo momento, la familia, resignada, dejó de luchar contra la fuerza desconocida. Más adelante apareció una nueva cara conocida popularmente como el Pelao, que fue retirada del suelo en 1975. Y una vez más, cuando parecía que todo había acabado, volvieron a surgir en el mismo lugar caras que, tras evolucionar lentamente, desaparecieron un año más tarde para dejar sitio a nuevas imágenes, de contornos menos precisos, que son las que pueden apreciarse en la actualidad

 Las caras se convierten en un fenomeno social
Casi al tiempo de la llegada de 2 reporteros madrileños, un nuevo rostro de facciones diametralmente opuestas a la Pava hizo acto de presencia en el suelo de la habitación-cocina. Era la imagen de un niño, o incluso de un feto, que miraba fijamente hacia el otro lado de su realidad. Este descubrimiento hizo correr ríos de tinta, al mismo tiempo que encrespó el ´nimo de algunos que, como la Iglesia, que ya despuntaban en contra del fenómeno. De trazos finos, casi aprovechando las propias marcas del cemento enlucido del suelo, la expresiva mirada de la efigie a la que bautizaron como "la pelona" por su calvicie, se convirtió en el centro de atención de los cada vez más visitantes de la casa. Animados por los artículos de los diferentes periódicos, miles de visitantes llegaron a colapsar la localidad serrana con automóviles y autobuses, produciendo escenas realmente esperpénticas y del todo desconocidas para los vecinos del apacible pueblo.
Los bares y comercios abrían hasta en festivo y siempre agotaban su existencia. Con un censo de 2.323 habitantes en aquel 1972, Bélmez comenzó a recibir cinco mil visitantes diarios, por lo que el ayuntamiento se las vió y se las deseó para controlar los diversos incidentes que se producían

Misterios en la Peninsula Iberica (Belmez, el Misterio de sus caras [I])

Bélmez de la Moraleda es un Municipio de la provincia de Jaen. Esta enclavado en el Parque Natural de Sierra Mágina. Históricamente ha vivido de la indistria textil y la aceituna, pero actualmente ha desarrollado un incipiente turismo explotando su rica historia, gastronomía, flora y fauna. El municipio es conocido por el famoso fenómeno de las "Caras de Bélmez".

La Leyenda 

El 23 de agosto 1971, en el suelo de la casa de calle Real, número 5, propiedad de María Gómez Cámara,  advirtió mientras cocinaba en el suelo de cemento de su cocina, una gran mancha con forma clara de rostro humano y salió a avisar a sus vecinas, cinco días más tarde se raspó la supuesta cara y el albañil Sebastián Fuentes León echó yeso sobre la misma. Sin embargo, siempre según las declaraciones de los protagonistas, reapareció días más tarde. Era un rostro aparentemente de varón, con los ojos y la boca abiertos y unos largos trazos oscuros a modo de bigotes. En los días siguientes aparecieron en el suelo de la cocina y el pasillo de la casa nuevos rostros que se añadieron al inicial, que aparecían y desaparecían, se desplazaban o se transformaban en otros.

Se trataba del primer rostro de “Las caras de Bélmez” y en él se podía ver la "figura de un varón de ojos y boca abiertos y unos trazos oscuros que simulaban sus bigotes".
En aquellos primeros momentos pensó incluso en que algún vecino malintencionado, o incluso sus propios hijos, aprovechando las fiestas patronales, le habían gastado una pesada broma dibujando un rostro tétrico y que miraba de frente en la alargada lasca del suelo de la cocina. En el exterior ya anochecía cuando sintió el miedo irreprimible que le producía aquella mirada siniestra que le observaba fijamente. María entonces salió al exterior de su casa y reunió a voz en grito a un nutrido grupo de personas con el fin de contarle lo ocurrido. Así, pocos minutos después, hombres y mujeres penetraban en la vivienda para comprobar, con una mezcla de sorpresa y horror como en el fogón había aparecido una cara. Pero seria la segunda "teleplastia" que aprecía en el fogón de María Gómez Cámara, lo que convierte a esta casa como "la Casa de las Caras".


Esta nueva fiura seria reconocida como "La Pava". "La Pava" aguantó lejías y alcoholes que la dueña y algunas vecinas le restregaron con el fin de borrarlas, pero todo fue inútil. El ayuntamiento decidió picarla y fue Miguel Pereira, hijo de la pareja, quien cansado ante tanta curiosidad la emprendió a golpe de pico contra la forastera. En pocos minutos una nueva lechada de cemento cubrió el pequeño hueco, y como si fuera un mal sueño, los habitantes de la casa y toda la vecindad recuperaron la ansiada tranquilidad, tranquilidad que solo duró siete días hasta que un nuevo rostro, prácticamente idéntico al primero apareció de nuevo en el fogón.
El albañil Sebastián Fuentes fue el encargado de recortar este segundo rostro, para depositarlo en una hornacina cubierta por una lámina de cristal. Los primeros análisis descartaron que la cara hubiese sido pintada, y la teoría de que aquello era una señal humana o demoniaca cobro adeptos en el pueblo. La historia era solamente conocida en el pueblo hasta que el 15 de septiembre un redactor del diario Jaén desplazado para cubrir un conflicto entre cooperativas aceiteras se encontró con la exclusiva de su vida. Tras llegar al domicilio y fotografiar al rostro, realizó una crónica donde se informaba por primera vez del insólito suceso. A partir de ese instante el suceso se convertiría en unos meses en una noticia de primera magnitud en todo el país. Detrás del Diario Jaén llego el Ideal de Granada y luego el Diario Pueblo, el mas vendido de los años setenta, llevando tres enviados especiales al pueblo para realizar sus crónica