lunes, 5 de octubre de 2015

Misterios en la Peninsula Iberica (Belmez, el Misterio de sus caras [I])

Bélmez de la Moraleda es un Municipio de la provincia de Jaen. Esta enclavado en el Parque Natural de Sierra Mágina. Históricamente ha vivido de la indistria textil y la aceituna, pero actualmente ha desarrollado un incipiente turismo explotando su rica historia, gastronomía, flora y fauna. El municipio es conocido por el famoso fenómeno de las "Caras de Bélmez".

La Leyenda 

El 23 de agosto 1971, en el suelo de la casa de calle Real, número 5, propiedad de María Gómez Cámara,  advirtió mientras cocinaba en el suelo de cemento de su cocina, una gran mancha con forma clara de rostro humano y salió a avisar a sus vecinas, cinco días más tarde se raspó la supuesta cara y el albañil Sebastián Fuentes León echó yeso sobre la misma. Sin embargo, siempre según las declaraciones de los protagonistas, reapareció días más tarde. Era un rostro aparentemente de varón, con los ojos y la boca abiertos y unos largos trazos oscuros a modo de bigotes. En los días siguientes aparecieron en el suelo de la cocina y el pasillo de la casa nuevos rostros que se añadieron al inicial, que aparecían y desaparecían, se desplazaban o se transformaban en otros.

Se trataba del primer rostro de “Las caras de Bélmez” y en él se podía ver la "figura de un varón de ojos y boca abiertos y unos trazos oscuros que simulaban sus bigotes".
En aquellos primeros momentos pensó incluso en que algún vecino malintencionado, o incluso sus propios hijos, aprovechando las fiestas patronales, le habían gastado una pesada broma dibujando un rostro tétrico y que miraba de frente en la alargada lasca del suelo de la cocina. En el exterior ya anochecía cuando sintió el miedo irreprimible que le producía aquella mirada siniestra que le observaba fijamente. María entonces salió al exterior de su casa y reunió a voz en grito a un nutrido grupo de personas con el fin de contarle lo ocurrido. Así, pocos minutos después, hombres y mujeres penetraban en la vivienda para comprobar, con una mezcla de sorpresa y horror como en el fogón había aparecido una cara. Pero seria la segunda "teleplastia" que aprecía en el fogón de María Gómez Cámara, lo que convierte a esta casa como "la Casa de las Caras".


Esta nueva fiura seria reconocida como "La Pava". "La Pava" aguantó lejías y alcoholes que la dueña y algunas vecinas le restregaron con el fin de borrarlas, pero todo fue inútil. El ayuntamiento decidió picarla y fue Miguel Pereira, hijo de la pareja, quien cansado ante tanta curiosidad la emprendió a golpe de pico contra la forastera. En pocos minutos una nueva lechada de cemento cubrió el pequeño hueco, y como si fuera un mal sueño, los habitantes de la casa y toda la vecindad recuperaron la ansiada tranquilidad, tranquilidad que solo duró siete días hasta que un nuevo rostro, prácticamente idéntico al primero apareció de nuevo en el fogón.
El albañil Sebastián Fuentes fue el encargado de recortar este segundo rostro, para depositarlo en una hornacina cubierta por una lámina de cristal. Los primeros análisis descartaron que la cara hubiese sido pintada, y la teoría de que aquello era una señal humana o demoniaca cobro adeptos en el pueblo. La historia era solamente conocida en el pueblo hasta que el 15 de septiembre un redactor del diario Jaén desplazado para cubrir un conflicto entre cooperativas aceiteras se encontró con la exclusiva de su vida. Tras llegar al domicilio y fotografiar al rostro, realizó una crónica donde se informaba por primera vez del insólito suceso. A partir de ese instante el suceso se convertiría en unos meses en una noticia de primera magnitud en todo el país. Detrás del Diario Jaén llego el Ideal de Granada y luego el Diario Pueblo, el mas vendido de los años setenta, llevando tres enviados especiales al pueblo para realizar sus crónica

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