sábado, 3 de octubre de 2015

Leyendas en Catalunya (L'home del nassos [II])

L'Home del Nassos, y poblaciones

En Barcelona era tradición de encontrar el Home dels Nassos a las 12 en punto en el Pla de Palau, ante la Llotja de Barcelona, sobre una Cadafalc porque todo el mundo lo vea sonarse con unas cuantas docenas de sábanas los 365 narices que se espera que tenga por todo el cuerpo, ya que no le caben en la cara.

 
En Girona, los pequeños se lo creían de buena fe, y más de un hacía campana de la escuela para ir a ver el monstruo a la hora culminante de sonarse la nassada, operación en la que empleaba unas cuantas docenas de sábanas para a vaciar en ella el número formidable de narices que le llenaban la cara y otras partes del cuerpo.
Se presentaba como un trashumante. Se decía que el punto de la media noche se le podía ver en el Puente de Piedra vistiendo una camisa mojada y llevando una caña verde en la mano. Durante el día se paseaba por la ciudad, y precisamente la gente mayor acababa de verlo en la Plaza del Vino, en la Rambla o en la Devesa, hacia donde los niños volaba, más que corría, con el afán de verse l aunque fuera de lejos, todo preguntando inútilmente a unos ya otros hasta que alguna buena alma los exponía piadosamente la verdad.
Este personaje tenía un compadre el Hombre de las Orejas, pero no se les podía ver juntos, porque salía ayer por tener tantas orejas como días tiene el año sin dejar de ser normal. Nunca pero no tuvo la fama del Hombre de las Narices del que no era más que una parodia.


En Mallorca además de decir ir a ver el Home dels Nassos se llamaba a ver matar al Hombre de las Narices, porque el punto de concentración popular en Palma el día 31 de diciembre era la plaza de Cort, con motivo de la Fiesta del Estandarte, y se disparaban salvas de honor, que alguien interpretaba como un fusilamiento de la imagen del rey Jaime I expuesta en la fachada de la Casa de la Villa este día ante la compañía que le rendía honores con el estandarte o bandera nacionalidad

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