jueves, 31 de diciembre de 2015

Feliç 2016

Espero que aquest any nou es compleixin tots els teus desitjos. Un savi va dir: la riquesa d'un humà es mesura por la quantitat i qualitat dels amics qe té. Gràcies per fer-me milionari. Feliç Any Nou. (Espero que este año nuevo se cumplan todos tus deseos. Un sabio dijo: la riqueza de un humano se mide por la cantidad y calidad de los amigos que tiene. Gracias por hacerme millionario. Feliz Año Nuevo).
Para todos los que cada dia tiene un rato para leerme

Leyendas el Peral de la Tia Miseria

La tía Miseria era una pobre anciana que vivía de limosnas. Tenía un hijo, llamado Ambrosio, que andaba por el mundo, tam­bién pidiendo. Y poseía un perro mil razas, que la acompañaba en la pequeña choza en que habitaba. Junto a la misma tenía un peral, del que obtenía poco fruto, pues los chicos del pueblo le robaban las peras nada más madurar.
Un día llegó a la puerta de su casa un hombre pobre y, como helaba fuera, la tía Miseria lo acogió en la choza. Compartió con él lo poco que tenía para cenar y le fabricó un rudimentario jergón para que pudiera dormir. Al despertar, por la mañana, también le ofreció un humilde desayuno.
El pobre, agradecido, se dirigió entonces a Miseria diciéndole:
- "En vista de tu noble corazón, voy a concederte un deseo pues, aun­que me veas vestido como un pobre, en realidad soy un ángel del cielo".
Aunque Miseria no quería nada, el santo insistió y, entonces, se acordó la anciana del peral:
- "Éste es mi deseo, dijo: que cuando alguien suba al peral, no pueda bajar sin mi permiso".
Al instante le fue concedido el deseo, y fue la idea tan definitiva que, al cabo de poco tiempo, tras algunos palos de bastón y no pocos jirones en sus ropas, no volvió a acercarse al peral un solo zagal.
Así pasaron largos años, hasta que un hombre alto y seco, con una guadaña, se acercó a la puerta de la choza y comenzó a llamar a la tía Miseria:
- "Vamos, Miseria, que es hora".
Miseria, que reconoció rápidamente a la Muerte, no pareció estar muy de acuerdo:
– "¡Hombre, ahora que empezaba a disfrutar algo de la vida!, le dijo. ¿Por qué no me haces el favor de cogerme esas cuatro peras del árbol, mientras yo me preparo para el viaje.
La Muerte, ingenua, se dispuso a coger las peras y, como estaban en todo lo alto, no tuvo más remedio que subir al árbol. En ese momento escuchó la carcajada de Miseria que, asomada a la venta­na, le decía:
- "¡Muerte fiera, ahí te quedarás hasta que yo quiera!"
Y quiso Miseria que allí se quedara, hiciera calor o helara, durante muchos años. Tantos que en el mundo empezó a sen­tirse la falta de la Muerte. Nadie moría, ni en las guerras, ni por enfermedad, ni por vejez. Había ancianos de más de trescientos años, en estado tan penoso que ellos mis­mos buscaban poner fin a su vida.
Algunos se tiraban por los precipicios, otros al mar, otros se arrojaban a las vías del tren, pero ninguno lograba su propósito y los hospitales se llenaban, sin poder atenderlos a todos.
Así hasta que la Muerte vio pasar por allí cerca a un médico, antiguo conocido y amigo de ella:
– !¡Eh, viejo amigo, acércate y observa mi estado! ¡Duélete de mi situación! ¡Avisa a las gentes del pueblo y venid a cortar este maldito árbol!"
Al poco llegaron los vecinos, armados con sus mejores hachas, pero, aunque lo intentaron por todos los medios, no lograron hacer la mínima mella en el tronco del peral. Y todos los que quisieron bajar de allí a la Muerte, sólo con­siguieron quedarse colgados con ella. Entonces empezaron a rogar a la vieja Miseria que se apiadase de ellos, de los que tanto sufrían y que permitiera bajar del peral a la Muerte y a sus acompañantes. Tanto insistieron que al fin cedió la tía Miseria, aunque le puso una condición a la Muerte:
– "Que no te acuerdes de mí ni de mi hijo Ambrosio hasta que te llame por tres veces".
Accedió la Muerte, y bajó, y comenzó a cumplir con todo el tra­bajo que tenía pendiente, lo que la tuvo ocupada durante muchas semanas. Todos los que debieran haber muerto, veían llegar su hora. Todos menos la anciana y su hijo, que por eso viven todavía la miseria y el hambre.

fuente:  https://lacanciondelasirena.wordpress.com


Leyendas en España (El Castillo de Malmuerta)

A principios del s.XV, vivia en la ciudad de Cordoba, un noble que ademas de desconfiado y ruin era muy celoso, se habia casado con Doña Blanca, una bella joven del barrio de Santa Marina, donde todos los vecinos la querian.A pesar de ser una esposa fiel y obediente, el marido por ser tan celoso sospechaba sin razon de que le era infiel
Un dia llego el Marques a su casa y no encontro a la esposa esperandolo en la puerta como solia hacer. Se bajo del caballo lleno de ira y espero impaciente a que Doña Blanca llegara, apenas la vio llegar y sin mediar palabra se abalanzo sobre ella y la mato con la espada. Cuando la vio caida sobre el suelo, primero la miro con odio y luego con panico por lo que habia hecho, salio corriendo a postrarse a los pies del Rey confesando su crimen.
El Rey le perdono la vida pero lo condeno a edificar la torre en el angulo que hacia la muralla que era muy debil para la defensa de la ciudad
El Rey dijo al Marques:
- "Edificaras la torre y cuando la termines moriras en ella"
Por eso tardo muchos años en construirla. Se llamo de la Malmuerta, recordando la mala muerte que habia dado a su mujer Doña Blanca
La torre ha tenido varios nombres a lo largo de la historia,  hace siglos se la conocía también como "Torre de la Encantada" para más tarde bautizarla (ya en el siglo XVIII) como "Torre del Milagro", por haber resistido al terremoto de Lisboa.

fuente: 

miércoles, 30 de diciembre de 2015

Leyendas en Catalunya (El Santuario de Nuria)

La historia del Santuario de Núria se forja a caballo entre las leyendas que hablan sobre su origen y los milagros que se le atribuyen. Cuenta la leyenda que unos pastores con la ayuda de sus ani­males, descubrieron una imagen de la Virgen en el lugar donde hoy se levanta el Santuario. A pesar de la insistencia de las máximas autoridades eclesiásticas de la zona en trasladar la imagen a su centro parro­quial, "Ella" deseaba permanecer allí donde fué hallada, por lo que sus devotos se vieron obligados a construirle un templo en aquel mismo lugar. La Virgen tomó el nombre del lugar donde apareció y su festividad se conmemora el 8 de septiembre.

Tambien forma parte de la leyenda la manera en que se supone que llegó Sant Gil hasta el valle, donde tiene una ermita levantada en su honor. Siendo oriundo de Atenas, Sant Gil llegó a Núria procedente de la Provenza, donde había fun­dado un monasterio. Tenía el objetivo de alcanzar la paz y la tranquilidad del ermitaño; pasaba los días entregado a la oración y a la elaboración de sus propios iconos, entre ellos la imagen de la Virgen de Núria. El santo se alojó en una cueva que ahora lleva su nombre, y dedicaba una parte de su tiempo a convivir con los pastores que llevaban el ganado a los prados de aquellas montañas. Con ellos compartía su comida: un poco de grano cocinado en una olla de cobre; cuando la comida estaba a punto, Sant Gil hacía sonar una campana para avisar a los comensales. Pasados cuatro años de su estancia en este idílico paraje, Sant Gil, quizás perseguido por los arrianos, tuvo que huir hacia la Provenza, no sin antes dejar bien escondido su pequeño tesoro: la imagen de la Virgen, una cruz, la campana y la olla, que se han convertido en los símbolos de Núria.
En la Ermita de Sant Gil pasaron los años y el tesoro de San Gil seguía en su escondite; fué en el año 1072, cuando un ángel se apareció en sueños a Amadeo, pidiéndole que fuera a Núria y edificase una capilla para la Virgen, indicándole también el lugar donde se hallaban escondidos los valiosos objetos de Sant Gil. Al llegar a Núria, Amadeo construyó, con la ayuda de los pastores del lugar, un modesto templo y un pequeño refugio para sus feligreses, pero no consiguió encontrar el tesoro. Los pastores acudían a la pequeña capilla dedicada a la Virgen de Núria, buscando protección para ellos y para sus rebaños. Siete años despues de la llegada de Amadeo, uno de los animales de un rebaño, un toro, empezó a golpear una pared de piedra con su pezuña; los pastores que se encontraban en el valle entendieron enseguida que aquello era una señal y se dirigieron hasta donde estaba el animal y, con ayuda de sus herramientas, perforaron el muro de piedra; habían encontrado el tesoro que San Gil habia guardado allí casi 400 años antes: una bella imagen de la Virgen, una cruz, una campa­na y una olla de cobre. En aquel mismo lugar, pasados algunos años, se construyó una ermita dedicada a Sant Gil.



Asesinos en Serie (Gilles de Rais [IV])

Por otro lado, los proveedores no cesaban de amenazar a los padres que reclamaban a sus hijos desaparecidos, y en todas partes se hacía el silencio.
A principios de 1440, llegaron los rumores hasta la corte del duque de Bretaña, quién ordenó abrir una investigación sobre los secuestros y la posible implicación del barón de Rais.
El 13 de septiembre fue detenido en su el pueblo de Machecoul por un grupo de soldados, quienes hallaron en su propiedad los cuerpos despedazados de 50 adolescentes. El duque de Bretaña le hizo compadecer ante la justicia acusado de haber asesinado e inmolado entre 140 y 200 niños en prácticas diabólicas.
Se le infligieron todo tipo de torturas para obligarle a confesar sus crímenes, que se obstinaba a negar pese a las evidencias, pero fue sólo la amenaza de la excomunión lo que le indujo a hacerlo detalladamente.
En octubre, Gilles aceptó voluntariamente todos los cargos que se le imputaban y confesó que había disfrutado mucho con su vicio, a veces cortando él mismo la cabeza de un niño con una daga o un cuchillo, y otras golpeando a los jóvenes hasta la muerte con un palo y besando voluptuosamente los cuerpos muertos, deleitándose sobre aquellos que tenían las cabezas más bellas y los miembros más atractivos. Afirmó ante los magistrados que su mayor placer era sentarse en sus estómagos y ver como agonizaban lentamente, y que en los cargos que se le imputaban no había intervenido nadie más que él, ni había obrado bajo la influencia de otras personas, sino que siguió el dictado de su propia imaginación con el único fin de procurarse placer y deleites carnales.
Al amanecer del 26 de octubre fue llevado a un descampado junto con dos de sus más destacados cómplices para ser ahorcado y quemado en la hoguera. En el patíbulo manifestó públicamente su arrepentimiento, instando a todos los presentes a no seguir su ejemplo y pidiendo humildemente perdón a los padres de las víctimas. Murió aferrándose desesperadamente a su fe cristiana.
Accediendo a las súplicas de algunos de sus parientes, el cuerpo, parcialmente quemado, fue retirado de la hoguera y enterrado en una iglesia de las carmelitas en Nantes. Sus bienes fueron confiscados en beneficio del duque de Bretaña y de la Iglesia.

fuente: http://www.asesinos-en-serie.com

Asesinos en Serie (Gilles de Rais [III])

El mismo Gilles contó en alguna ocasión como disfrutaba visitando la sala donde los chicos eran a veces colgados de unos ganchos. Al escuchar las súplicas de alguno de ellos y ver sus contorsiones, Gilles fingía horror, le cortaba las cuerdas, le cogía tiernamente en sus brazos y le secaba las lágrimas reconfortándole. Luego, una vez se había ganado la confianza del muchacho, sacaba un cuchillo y le segaba la garganta, tras lo cual violaba el cadáver.
En una ocasión, se acercó a un niño que había elegido previamente y lo llevó al gran lecho que ocupaba el fondo de la sala de “torturas”. Después de algunas caricias, tomó una daga que colgaba de su cintura, y riendo a carcajadas cortó la vena del cuello del desdichado. Frente a la sangre que brotaba y al cuerpo que se convulsionaba, el barón se puso como loco. Arrancó las vestimentas al moribundo, tomó su propio miembro y lo frotó en el vientre del niño, que dos de sus cómplices sostenían porque éste estaba sin conocimiento. Cuando por fin salió el esperma, tuvo un nuevo acceso de rabia, tomó una espada y de un golpe cortó la cabeza de la víctima. Gilles, en pleno éxtasis se tumbó sobre el cuerpo decapitado, introdujo su sexo entre las piernas rígidas del cadáver, gritando y llorando hasta un nuevo orgasmo, se derrumbó sobre el cuerpo cubriéndolo de besos y lamiendo la sangre.
Luego ordenó que quemasen el cuerpo y que conservasen la cabeza hasta el día siguiente. En ese mismo suelo, desnudo y manchado de sangre se habría quedado dormido.
A la mañana siguiente no quedaba huella ninguna de su desenfreno de la noche anterior, sus sirvientes la habían limpiado. Pidió que le trajeran la cabeza y ante ésta, se arrodilló bañado en lágrimas y prometió reformarse. Acercó sus labios a la cabeza, la besó largamente y se fue a su cama llevándola consigo y diciéndole que muy pronto se reuniría con otras cabezas tan bellas como ella…
Uno de los mayores placeres de Gilles era tener las cabezas decapitadas clavadas ante su vista. Luego llamaba a un artista de su séquito, el cual ondulaba exquisitamente el cabello del niño, le enrojecía los labios y las mejillas hasta darle un aspecto de belleza impresionante.
Cuando tenía bastantes cabezas cortadas, celebraba una especie de concurso de belleza, en el cual sus amigos e invitados votaban sobre cuál era la más bella. La cabeza “ganadora” era dedicada a un uso necrofílico.
Tras las numerosas desapariciones de niños, poco a poco las sospechas se fueron tornando hacia la persona del barón, pero nadie se atrevía a acusarle, pues aunque más empobrecido seguía siendo un personaje muy poderoso, y sus víctimas en cambio, solo eran gente muy humilde.

 

Asesinos en Serie (Gilles de Rais [II])

Para divertirse, ordenaba que se organizasen en sus múltiples castillos lujosísimas fiestas y representaciones teatrales que eran conocidas en toda Europa, pero sus excesivos gastos pronto empezaron a menguar su fortuna y se vio obligado a vender varias de sus propiedades.
Preocupado por tales pérdidas, el barón de Rais se fue aficionando a la Alquimia e hizo que se instalase un laboratorio en un ala del castillo, donde trabajaba sin apenas dormir ayudado por alquimistas y magos importados de toda Europa a la búsqueda de la piedra filosofal, capaz, según la tradición esotérica, de transformar los metales en oro.
Al cabo de cierto tiempo, su sueño de oro no acababa de madurar, todo lo contrario, los alquimistas y magos le costaban una fortuna que lo iba arruinando más y más, hasta que desengañado despidió a la gran mayoría. Los pocos que quedaron a su mando no tardaron en persuadirlo que sólo con la ayuda del Diablo podría conseguir el oro que necesitaba.
Algunas de sus numerosas biografías, cuentan que Gilles de Rais, llamado Barba Azul, habría hecho testamento legando parte de sus bienes a Satanás, pero reservándose su vida y su alma, según la leyenda. En las escrituras del castillo, figura como titular el mismo Diablo.
Los historiadores opinan que su primer crimen fue cometido con el propósito de realizar un pacto con éste para lograr sus favores. Pero tras haberle cortado las muñecas a la víctima, haberle sacado el corazón, los ojos y la sangre, ni se le apareció el Diablo ni logró trasformar el metal en oro. Lo único que habría logrado, sería el haber descubierto su pasión secreta: la tortura, la violación y el asesinato de niños.
Este personaje sentía una predilección malsana por los niños y los adolescentes, hasta el punto de que se atribuyó nada menos que la muerte de 200, tal vez más…
A partir del verano de 1438 comenzaron a desaparecer algunos muchachos de la misma ciudad de Nantes, de los pueblos de los alrededores, y la mayor parte, ocurrían cerca de la mansión del barón de Rais. También hacía entrar en su castillo a algunos de los niños mendigos que pedían limosna frente al puente levadizo, que eran retenidos contra su voluntad por sus servidores, violados y desmembrados posteriormente. La sangre y otros restos se conservaban para propósitos mágicos.


Asesinos en Serie (Gilles de Rais [I])

Gilles de Montmorency-Laval, barón de Rais, llamado Gilles de Rais (o Gilles de Retz) septiembre de 1405 - 26 de octyubre de 1440, fue un noble y presunto asesino en serie francés del s. XV, que participó en los años finales de la Guerra de los Cien Años, entre Inglaterra y Francia junto a Santa Juana de Arco (la "Doncella de Orleans")
Con apenas 20 años, Gilles de Laval, barón de Rais, era ya un joven de atractiva elegancia y sorprendente belleza. Había recibido una esmerada formación intelectual y militar que lo llevó a tomar lugar al lado de Juana de Arco como primer teniente a favor de su amigo el rey Carlos VII. Sirvió con tal distinción en las distintas batallas de la época, que fue recompensado con el título de Mariscal de Francia. La suerte le seguía sonriendo desde su venida al mundo en 1404.
Descendía de una de las familias más ricas y poderosas de Francia, y a los once años había heredado una de las mayores fortunas del país, que se había incrementado tras casarse a los dieciséis, con su prima e inmensamente rica, Catalina de Thouars.
Por aquel entonces su vida transcurría con total normalidad, incluso acababa de ser padre de una niña y era uno de los nobles más ricos de Europa. No obstante su conducta cambiaría tras la captura de su protegida Juana de Arco. El joven Mariscal trató de salvarla con una obstinación casi obsesiva, pero de poco le iba a servir, pues Juana acabaría siendo quemada en la hoguera.
Tras el duro shock de haber perdido a la mujer que idolatraba en secreto, Gilles se separó de su esposa y se encerró en su castillo de Tiffauges, negándose a tener contactos sexuales con ninguna mujer.
Entonces comenzó una insólita carrera de crímenes y sacrilegios contra la Iglesia, pues trataba de desafiar a Dios por haber permitido que Juana fuese torturada y quemada.



martes, 29 de diciembre de 2015

Leyendas en Catalunya (La Maldición de la Maladeta)

Cuenta la leyenda que hace mucho, mucho tiempo, las laderas del macizo de La Maladeta se encontraban cubiertas de frescas hierbas. Allí los pastores llevaban sus rebaños a pastar plácidamente hasta que llegara el invierno.
Dicen que una tarde, entrado el otoño, comenzó a nevar en aquellos prados de tal manera, que los pastores tuvieron que guarecerse en una cabaña. Sentados junto al fuego, comentaban alegremente los acontecimientos de aquella jornada de trabajo y pasaban el tiempo entretenidos.
De pronto escucharon que alguien tocaba a la puerta y al abrir encontraron a un mendigo cubierto de harapos quien les suplicó que le dejaran pasar la noche en su cabaña debido a que no podía continuar su camino bajo la nieve y con tanto frío.
Pero los pastores le respondieron insolentemente que si quería refugiarse, buscara una piedra bajo la cual guarecerse.
Entonces, de repente, cayó un rayo sobre la tierra y la figura del mendigo se transformó rodeándose de un halo luminoso. Se elevó en los cielos y desapareció entre las nubes maldiciendo a los pastores por su mala acción.
Los rebaños huyeron en la noche y los pastores corrieron tras de ellos. Pero nunca nadie volvió a verles. Dicen que quedaron convertidos en piedra bajo las nieves de La Maladeta.
Aunque algunos estudiosos sostienen que esta cima se llamaba desde antiguo "Mala Eta" , lo que significaba "la más alta" o "las rocas de arriba"; la sabiduría popular entiende que el término actual de "La Maladeta" hace referencia a los "Montes Malditos" gracias a esta historia.

fuente: http://blog.aranexperience.es/


Asesinos en Serie (Karl Denke [IV])

Afortunadamente Gabriel pudo ayudar al joven, un vagabundo llamado Vincenz Oliver. De ese modo, aproximadamente a la una de la tarde, Vincenz apareció con la respiración agitada en la estación policial. Allí contó todos los horrores vividos a los impresionados policías, que se resistían a creer que Karl fuese capaz de tales atrocidades pero, por la insistencia de Vincenz, terminaron creyendo que aquello era posible y detuvieron a Karl, quien insistía que solo estaba defendiendo su propiedad de un "ladrón desconocido". Pero mentía, y antes de que los restos humanos le hiciesen un jaque mate judicial, en la misma noche de su detención, un guardia encontró el cadáver de Karl Denke en la celda. Karl Denke se había ahorcado con una soga hecha de pañuelo, pues prefirió desaparecer para siempre antes que afrontar la vergüenza y el rechazo públicos, antes que ser conocido por lo que en verdad era: un monstruo sanguinario.
Después de que el cadáver de Karl fuese devuelto a su familia, los policías fueron a la casa de éste, justo en la mañana de la Navidad de 1924, un día que debía estar marcado por la alegría familiar, la devoción al Salvador y la caridad, pero no los horrores inefables que pronto verían en la tienda de Karl, y que posteriormente, en 1926, fueron publicados en un informe, presentado por Friedrich Pietrusky (entonces jefe interino del Instituto de Medicina Legal en Breslau) y aparecido en la "Deutsche Zeitschrift für gesamte Gerichtliche Medizin"

fuente:  http://www.asesinos-en-serie.com

Asesinos en Serie (Karl Denke [III])

Sorprendentemente, Karl empezó a matar bastante tarde, cuando tenía 39 años. Su primera víctima fue Emma Sander de 25 años, en 1909. No obstante, su tendencia oscura recién floreció plenamente en 1921 (cuando él tenía 51 años), pues fue entre ese año y 1924 cuando Karl asesinó a prácticamente todas sus víctimas, según se deduce de un conjunto de hojas en que anotó los nombres de las víctimas, las fechas de las muertes, y el peso de los cuerpos, todo en el contexto de un macabro plan para vender su sabroso escabeche de cerdo y demás productos.
Antes del episodio que causó la captura de Karl, los vecinos se habían quejado varias veces del fuerte y penetrante olor que venía de su apartamento. Además Karl siempre tenía mucha carne, incluso cuando nadie tenía dinero para comprar carne… ¿De dónde sacaría la carne? Matar perros callejeros para vender su carne era ilegal, y los vecinos sospechaban que los canes eran la fuente de la materia prima de los escabeches de Karl, pero nadie intentó hacer algo porque sentían agrado por Karl y no daban importancia a la vida de los canes. ¿Y los cubos de sangre del patio? Si la carne era de perro, la sangre también debía ser de perro, y no importaba. Por último, quedaban los constantes ruidos de martilleo y aserrado que provenían del apartamento de Karl, y el hecho de que a menudo lo veían salir de noche con grandes fundas, y regresar siempre con las manos vacías. ¿Qué había en las fundas?, ¿Sacaba también de los supuestos perros el dinero para las otras cosas que vendía o eran estas mismas cosas hechas de perro? Aquello era una mera sospecha, y lo peor que podían pensar de Karl, era que estuviese explotando a los pobres canes callejeros para ganarse la vida. Pero lo que vendía era bueno, y eso, junto al hecho de que se le consideraba un buen tipo, bastó para que lo dejaran en paz y no diesen mucha importancia a la conjetura de los perros.
Entre las doce y la una de la tarde del 21 de diciembre de 1924, el cochero Gabriel, inquilino de Karl Denke, escuchó gritos de socorro provenientes de la planta baja. Temeroso de que Karl se hubiese herido, bajó corriendo a ayudar, pero no encontró a Karl, sino a un joven que avanzaba tambaleándose en medio del pasillo, con el rostro cubierto de agonía y la sangre chorreando de las grietas de su cráneo abierto… Estupefacto, Gabriel vio cómo el joven se le acercaba, luchando contra la inconsciencia que finalmente lo abatió después de que alcanzase a contar que "Papá Denke lo había atacado con un pico"

 

Asesinos en Serie (Karl Denke [II])

Antes de que se descubriese el lado oscuro de Karl, podría pensarse que su hermano mayor presenció, en la única ocasión en que Karl aceptó una invitación a comer de su familia, lo que podría considerarse como un breve asomo de la tendencia que permitiría explicar la fuente de los productos que Karl vendía; puesto que, según contó el hermano mayor de Karl, Karl había devorado dos libras de carne, por lo que desde ese día le llamó "El Glotón", todo en tono de broma, sin imaginar lo que se escondía detrás de ese desmesurado apetito por la carne.
No se sabe mucho de la personalidad de Karl Denke, ya que su caso estuvo olvidado hasta que en 1999, Lucyna Bialy, encargada de la Biblioteca de la Universidad Wroclaw de Silesia, revivió a este asesino en base a una publicación sustentada sobre las investigaciones de la Prensa alemana de los años veinte. Así, lo que sabemos de Karl proviene de documentos y observaciones dispersas de familiares, conocidos y sus conciudadanos. En este marco de escasos datos, se sabe que sus crímenes no estuvieron relacionados con motivaciones sexuales, y que más bien obedecían a una racionalidad operativa desprovista de toda moralidad e investida en un escalofriante maquiavelismo pues, en teoría, se supone que Karl mató para alimentarse y conseguir dinero en medio de una crisis económica. Muy probablemente hubo algo más, y se especula, en base a la información que existe, que Karl era en el fondo un sujeto muy egoísta que, en parte por su insuficiente capacidad intelectual como para reflexionar sobre conceptos morales, no tenía verdadera conciencia de lo que estaba haciendo, cosa que no debe interpretarse en el sentido de que no sabía que sus actos estaban mal, pues lo sabía, pero carecía de empatía y de comprensión suficiente de lo que a nivel moral significaban sus asesinatos más allá del mero hecho de ser malos. Tenemos así que Karl simplemente buscaba sobrevivir, y para hacerlo generalmente recurrió a vagabundos de la estación de tren, a los cuales invitaba a casa tras ganarse su confianza, sin que estos sospechasen que terminarían como "escabeche de cerdo" en el mercado.
 La mayoría de sus víctimas fueron personas sin hogar de sexo masculino, y con todas siguió el mismo procedimiento: llevaba a la víctima al apartamento y, en un momento de descuido de ésta, la golpeaba con un pico, una y otra vez hasta matarla… Ya muerta, la descuartizaba metódicamente, se deshacía de lo que no servía del cuerpo, y el resto lo guardaba según el fin que le fuera a dar.


Asesinos en Serie (Karl Denke [I])

Karl Denke nacio en Oberkunzendorf (Polonia) el 11 de febrero 1860 - Fallece en Muensterberg   (Polonia) el 22 de diciembre de 1924, en seno de una familia granjera. Diez años después se trasladó a Muensterberg (hoy Ziębice). Descrito por sus profesores como un chico "muy obstinado" y que "no tiene respeto por los maestros", Karl era un alumno que se aburría en clase, sacaba pésimas notas y recibía constantemente castigos y reprimendas de sus docentes, quienes lo consideraban un "idiota", no solo por sus dificultades para aprender sino porque hasta los seis años no  aprendió a hablar.
Tras acabar la escuela, a los 12 años Karl escapó de casa, y sobrevivió como aprendiz de jardinero, por un período del cual no se sabe mucho de su vida. Ya a los 25, pudo comenzar una vida económicamente independiente, pues su padre murió y, si bien la finca pasó a manos de su hermano mayor, él recibió suficiente dinero de herencia como para comprar un terreno, aunque le fue mal en su intento por ejercer la agricultura y tuvo que vender ese terreno, consiguiendo con esa venta un capital suficiente para adquirir una casa en lo que ahora es la Calle Stawowa, en Ziebice. Sin embargo, sus ahorros se esfumaron ante la feroz crisis inflacionaria de su tiempo, y entonces tuvo que alquilar su casa, aunque no se mudó sino que permaneció en un pequeño apartamento en la parte derecha de la planta baja, además siguió ocupando la tienda de pie junto a la casa.
En lo que respecta a su vida social, se sabe que era un sujeto solitario al que no se le acercaba "ningún hombre ni mujer" (nunca se le conoció pareja, por ejemplo), aunque sin embargo la gente de su comunidad lo apreciaba, ya que era un hombre tranquilo y amable, que participaba activamente en la vida religiosa de la localidad, daba limosna con relativa frecuencia y hasta invitaba a personas sin hogar a dormir en su casa, llegando así, en virtud de esa actitud caritativa, a ser apodado como "Vatter Denke" (Papá Denke). Debido a su buen proceder y a que no se le conocía vicio alguno (no era alcohólico ni se le conocía parafilia alguna), la Policía llegó a darle una licencia de vendedor, cosa que Karl aprovechó para vender cinturones, tirantes, cintas, cordones de zapatos y "escabeche de cerdo sin hueso". Gracias a eso Karl logró sobrevivir en medio de una crisis donde la clase media estaba cada vez más asfixiada, al punto de que muchas familias comían como si fueran pobres. Nadie sabía de dónde sacaba sus productos Karl, y como era tan tranquilo, a nadie se le ocurrió sospechar que todas esas cosas que él vendía, estaban nada más y nada menos que fabricadas a partir de carne y piel humana.

lunes, 28 de diciembre de 2015

Leyendas en Catalunya (Los amantes de Bausen)

La historia ocurrió a primeros del siglo XX en el pueblo de Bausen (Baix Aran). Aquí vivían dos jóvenes, Francisco y Teresa, que se enamoraron y decidieron casarse, tras él pedir la mano a los padres de ella. Pero eran años en los que la Iglesia ejercía aún mucho peso y el cura del municipio les pidió una elevada cantidad de dinero para poder concederles matrimonio, ya que al tener la pareja cierto parentesco, necesitaban una dispensa de Roma.
Pero la pareja no disponía de tanto dinero y, a pesar del verdadero amor que se profesaban y del apoyo de sus familias y de toda la gente del pueblo, el párroco no cedió a las súplicas de los enamorados y les advirtió que lo mejor sería que encontraran ambos a otra persona con quien casarse "decentemente". Aun así, y tras largo meditar, la pareja decidió tirar adelante con su relación sin la bendición católica y vivir bajo el mismo techo, lo que generó un revuelo en el pequeño pueblo aranés.
A pesar de ello, vivieron felices durante algunos años y tuvieron dos hijos. Unos años más tarde, Teresa, con sólo 33 años, enfermó y murió. El mismo cura, también en esta ocasión, se negó a darle santa sepultura en el cementerio del pueblo al considerar que vivían en "pecado" y que unos "pecadores" como ellos no podían recibir sacramento alguno. Ante ello, todos los vecinos del pueblo, sin excepción, decidieron apoyar a Francisco y le ayudaron a cavar una fosa para su mujer. En sólo 24 horas construyeron un cementerio civil para ella, en la zona donde habían festejado su amor. Aquí dieron un entierro digno a Teresa y todavía hoy puede visitarse la tumba donde descansa, bajo la sombra de unos álamos, y siempre con flores frescas.
En la lápida puede leerse la inscripción "A mi amada Teresa, que murió el 10 de mayo de 1916 a los 33 años". Según cuentan, Francisco y sus dos hijos tuvieron que exiliarse a Francia al estallar la Guerra Civil. La voluntad del amante, que nunca se casó, era que lo enterrasen junto a su amada, pero al morir en tiempos de la Dictadura, las circunstancias y la burocracia lo impidieron. Sus hijos murieron ya hace tiempo y son sus nietos quienes hoy en día aún se encargan de la conservación de la tumba de Teresa.

fuente:  http://altima-sfi.com

Asesinos en Serie (Jeffrey Lionel Dahmer [V])

El juicio comenzó el 27 de enero de 1992. Desde el principio quedó claro que le impulsaba un trastorno mental, a pesar de que él hacía todo lo posible por disimular su trastorno.

Dahmer se mostró tan sincero y cooperador como muchos otros asesinos en serie, sin embargo ni él mismo podía entender cómo había sido capaz de cometer todas aquellas atrocidades. Todos los presentes pudieron darse cuenta de hasta qué punto sus compulsiones y fantasías se habían apoderado de su mente, empujándole a seguir asesinato tras asesinato.
Después del veredicto habló por primera vez al tribunal diciendo: "Señor juez, todo ha terminado. Me siento muy mal por lo que hice a esas pobres familia y comprendo su merecido odio. Asumo toda la culpa por lo que hice. He hecho daño a mi madre, a mi padre y a mi madrastra, pero les quiero mucho".
El Carnicero de Milwaukee fue sentenciado a un mínimo de 900 años, pero murió en la cárcel en 1994 asesinado a golpes por un recluso. Tras la noticia, los padres de Dahmer se pelearon por la posesión de su cerebro llegando incluso a enfrentarse ante los tribunales. La madre deseaba vendérselo a un hospital de investigación mental, mientras que el padre sólo deseaba enterrarlo lejos de todo el mundo y de su memoria.

fuente:  http://www.asesinos-en-serie.com


Asesinos en Serie (Jeffrey Lionel Dahmer [IV])

En marzo de 1990 se trasladó a vivir a un deteriorado piso, en dónde adquirió una larga mesa y dos grifos de plástico para extender los cuerpos de sus víctimas. Allí tomaba fotos de sus amantes con una cámara Polaroid una vez muertos. Luego, congelaba los órganos, comía parte de la carne y hervía el resto en una enorme olla antes de echarlos en un gran contenedor de basura preparado con ácido.
Normalmente, el caníbal rajaba los cuerpos desde el cuello hasta la ingle frotando las vísceras para procurarse un mayor placer sexual, pero llegó un momento en que este placer no era suficiente y con sus víctimas pensó en crear "zombis" o muertos en vida que pudiera conservar sin que se deteriorasen, agujereando los cráneos e inyectándoles un líquido.
A veces se bañaba en compañía de los cadáveres. En la nevera guardaba los corazones, en el congelador las cabezas, en el fichero los cráneos y en la cama un cuerpo descompuesto. Así lo contaron los policías que registraron su casa horrorizados una vez que lograron arrestarlo el 23 de julio tras la denuncia de una víctima que logró fugarse de su casa.
El joven, atado con unas esposas, había alertado a la Policía diciendo que un hombre con un cuchillo le había amenazado con arrancarle y comerle el corazón.
Cuando la última víctima escapó de su apartamento en medio de la agresión, el asesino aguardó tranquilamente a que llegara la Policía y no hizo ningún esfuerzo por destruir u ocultar la gran cantidad de pruebas que guardaba en su domicilio: centenares de fotografías de sus víctimas tanto muertas como vivas, cráneos y partes del cuerpo en bidones, cajas y en el congelador.
Según su abogado, si no se había resistido es porque deseaba terminar con todo aquello. Deseaba ofrecer a la Policía una declaración completa de lo que había hecho, puesto que no podía culpar a nadie salvo a él mismo.



Asesinos en Serie (Jeffrey Lionel Dahmer [III])

Después de eso, Dahmer comienza a matar siempre que tenía ocasión. Seguía el mismo modus operandi: primero el flirteo ofreciendo dinero a cambio de sexo, luego les ofrecía bebida con somnífero y finalmente los estrangulaba. Después de matar a su víctima se quedaba abrazando el cadáver, pensando en cómo conservar las cabezas y formar una especie de altar en  su habitación, adornada con huesos
Dahmer seguía la predecible pauta de los asesinos en serie. Empezó matando cautelosamente, asustándose por sus crímenes. Luego el ritmo aumentó y se convirtió en una máquina de matar más efectiva. Está más que demostrado que estos asesinos con el tiempo se vuelven arrogantes y despreocupados, convencidos de que no pueden ser apresados por ningún ser mortal, creyendo tener máximo poder y autoridad sobre los demás.
Dahmer mostraba muchas características de asesino organizado: acechaba a sus víctimas, les engañaba para llevárselos a su apartamento con la promesa de dinero y favores y después de la muerte ocultaba las pruebas de los crímenes, pero también daba muestras de ser un criminal desorganizado: realizaba actos sexuales con sus víctimas después de la muerte, consumía su carne y sangre, las mutilaba y conservaba algunas partes como recuerdos. Esta mezcla de delincuente organizado y desorganizado es lo que se denomina un asesino "mixto".
En una ocasión, una de sus víctimas logró marcharse antes de que las drogas surtiesen efecto, y la Policía efectuó un registro de la casa, pero afirmaron no haber hallado nada…
El 30 de enero de 1989 fue declarado culpable de atentado contra el pudor en segundo grado, por seducir a un menor de 13 años con propósitos indecentes, y antes de comenzar a cumplir la condena de un año de cárcel, mató otro joven, guardó el cuerpo en el cuarto de baño y para su mayor satisfacción sexual lo mutiló y le pintó el cráneo con aerosol.

Asesinos en Serie (Jeffrey Lionel Dahmer [II])

A los diecisiete años, tras observar un joven que a diario pasaba haciendo jogging delante de su casa, sintió un deseo desenfrenado de poseerlo. Como no se atrevía a abordarlo para entablar una conversación, optó por coger un bate de béisbol y se dispuso a esperarlo con la idea de atacarle cuando pasara, pero afortunadamente el joven dejó de ir a correr por esa zona, salvándose de haber sido una primera víctima del atormentado Jeffrey Dahmer.
Al año siguiente, su padre abandonó el hogar, y al poco tiempo, el 18 de junio, el chico se venga recogiendo en la carretera a un autoestopista, a quién llevó a su casa y asesinó, luego metió el cuerpo en un saco de basura y lo arrojó por un barranco.
Después de esto, entró en una crisis depresiva y renunció a seguir viviendo, pero su padre lo envió a la Universidad. Allí también fue rechazado por su contínuo estado de embriaguez, y en diciembre de 1978 su padre lo obliga a alistarse en el ejército, pero sus continuas borracheras no cesan. Al licenciarse va a vivir con su abuela, en donde muestra una posible reinserción, pues comienza a ir a la iglesia, a leer la Biblia e incluso reduce su dosis de alcohol y encuentra trabajo en una fábrica…
Pero poco le duró esa vena. Al poco tiempo comenzó de nuevo a masturbarse insistentemente e incluso robó un maniquí de una tienda, que le hacía las veces de compañero sexual. También empezó a frecuentar las saunas de Milwaukee, en donde se daban cita algunos homosexuales para tener relaciones anónimas e impersonales, pero le resultaba difícil conseguir la erección mientras sus parejas estaban despiertas, por lo que optó por drogarlos con somníferos antes de mantener una relación sexual. Después de esto, ninguno de sus amantes cuando volvían en sí querían volver a saber más de él, por lo que creyó más oportuno buscar un cadáver para satisfacer sus instintos sexuales.
Esa misma noche, tras asistir al funeral de un joven de dieciocho años, fue a desenterrarlo al cementerio, pero no lo consiguió porque el suelo estaba congelado debido a las bajas temperaturas.
En septiembre de 1986 es arrestado por exhibicionismo indecente, lo que desembocó en su primer análisis psicológico, en el cual se le diagnosticó una personalidad peligrosa.
Un año después mataba por segunda vez. Esta vez se trataba de un joven negro al que ofreció una bebida dopada. Dahmer se despertó al día siguiente encima de un cuerpo ensangrentado, pero afirma no recordar nada de lo que pasó aquella noche. Lo que sí revive es cómo tras levantarse mete el cadáver en el armario y sale a comprar una gran maleta para trasladar el cuerpo a casa de su abuela. Allí cuenta que lo guardó en el sótano y lo desmembró, envolviendo la cabeza en una manta y guardándola en una estantería para hervir más tarde el cráneo y blanquearlo.


Asesinos en Serie (Jeffrey Lionel Dahmer [I])

Jeffrey nació el 21 de mayo de 1960 en West Allis (Wisconsin), en el hogar de un matrimonio problemático compuesto por un conocido investigador químico y una neurótica emotiva y autocompasiva. Era un niño tímido y solitario que temía el abandono y daba la impresión de estar desamparado.
El joven Jeffrey no hacía más que gritar pidiendo atención desde la temprana edad, aunque fuera subconsciente. Pero esos gritos no fueron oídos por unos padres demasiado absortos en sus propias guerras personales durante un amargo divorcio que dejó al niño con la sensación de ser abandonado.
Pronto se interesó por la anatomía animal. En el sótano de su casa guardaba un montón de huesos de conejos, pollos y otros animales, sintiendo gran curiosidad por verlos dentro de los animales vivos que manipulaba. Su familia cambió de vivienda seis veces antes de establecerse en 1968 en Ohio. La mayor parte de su infancia la pasó escondido en un cobertizo de madera en una colina cazando insectos en frascos y conservándolos en formol. Luego pasó a las ardillas, mapaches y otras piezas más grandes, transportando los cuerpos hasta el bosque, donde los dejaba pudrirse. Luego sumergía los restos en lejía para limpiar y blanquear sus huesos.
Su madre, tras una temporada en el hospital, tubo que guardar cama por el resto de sus días por haber ingerido enormes cantidades de tranquilizantes y otras drogas, hecho que ensimismaría a Dahmer en un aislamiento inquebrantable.
A los once años ya hablaba de manera monocorde. Se convirtió en un solitario, balando como una oveja en el aula de clase o comportándose como un retrasado en las tiendas para llamar la atención de sus compañeros. También comenzó a beber y a masturbarse compulsivamente utilizando revistas para homosexuales o mirando las entrañas de los animales que cazaba. A los dieciséis años solía ir borracho a clase, donde tenía un solo amigo que era proveedor de marihuana y con quien se colocaba a diario. El joven se refería al alcohol como su "medicin"´, un tónico autorrecetado con la intención de calmar sus momentos de angustia. Y ese alcohol a su vez, alimentaba su inclinación hacia la excentricidad.


 

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Leyendas en Catalunya (Las Iglesias del valle de Boí)

Una vieja leyenda, relacionada con tres de las iglesias del valle de Boí, cuenta una conmovedora historia de un trío amoroso.
Dicen que una chica rica de Erill la Vall, llamada Eulalia, se enamoró de Climent, un chico de buena casa de Taüll. Estaban tan enamorados que cada uno construyó una torre de seis pisos junto a su casa; así podían verse y hacerse señales con facilidad. Pronto apareció Joan de Boí, secretamente enamorado de Eulalia, y empezó a levantar una torre para comunicarse con la chica y a la vez entorpecer y hacer sombra a su rival. Cuando hubo levantado tres pisos, tuvo tan mala suerte que se le acabó el dinero, de modo que no le quedó más remedio que abandonar su empresa. El pobre muchacho no pudo hacer otra cosa que resignarse a ver como los amantes se enviaban mensajes de amor. Pero cuando la pareja ya estaba a punto de casarse, Climent enfermó y murió. Al final de esta historia se reencontraron Eulalia y Joan, y ambos llevaron una vida virtuosa y ejemplar.
A la muerte de estos personajes, el papa los hizo santos, y los pueblos donde habían nacido los adoptaron como patrones. Sus casas se transformaron en iglesias y las torres de sus amores en campanarios. Esta historia explica por qué los tres campanarios (Erill-Boí-Taüll) trazan una línea recta, y por qué el del medio es pequeño y grueso, mientras que los otros dos son más esbeltos y altos.

Asesinos en Serie (William Cumbajín [IV])

Séptima víctima
Este fue el más abominable crimen del Asesino de Los Matorrales. Ana era una niña de apenas 12 años y 1.38 metros de estatura, especialmente vulnerable por su condición de sordomuda y retrasada mental, cosas de las que el asesino aprovechó para llevarla a las orillas del Río Machángara, donde la ató, la violó, le desgarró la vagina y la estranguló con un lazo… Su pequeño cadáver fue encontrado el 26 de septiembre del 2002, a orillas del Machángara.

Octava víctima
El 25 de noviembre del 2002, el cadáver de una mujer de poco más de 45 años, 1.50 metros de estatura e identidad desconocida, fue encontrado cerca del Río Machángara. La mujer había sido atada por William, quien la violó y le desgarró la zona vaginal, ejecutándola con ahorcamiento a través de un lazo.

Novena víctima
El cadáver de María Ortega, la última víctima de William, fue encontrado un 06 de julio del 2003 en el sector de Itchimbía, al centro-sur de Quito. María, indigente de 53 años, fue atada, violada (esto se presume, porque desapareció la zona en que pudo quedar huella de la violación) y estrangulada. A diferencia de otras víctimas, el asesino le quitó a María los ovarios y también el útero y otras zonas anexas…

A mediados del año 2002, personal policial de la unidad de Homicidios de Quito, determinó que estaban lidiando con algo que hace mucho tiempo no encontraban. En efecto, desde los terroríficos tiempos de Daniel Camargo Barbosa y el Monstruo de los Andes, por la Sierra Ecuatoriana no había pasado un criminal al que le pudieran poner la siguiente etiqueta: asesino serie
 Finalmente la detención pudo darse a finales del 2003, gracias a agentes policiales que hicieron una eficiente labor de inteligencia en el centro de Quito, al disfrazarse de mendigos para poder monitorear los movimientos del asesino, quien tras ser apresado llevó a periodistas y policías a los lugares en que cometió sus atrocidades.

fuente:  http://www.asesinos-en-serie.com

Asesinos en Serie (William Cumbajín [III])

De ese modo, tras acabar sus atrocidades, William, siguiendo el patrón del asesino desorganizado, dejaba los cadáveres allí, sin preocuparse por borrar evidencias o sacar de escena al cadáver, tomando las únicas precauciones de asesinar en lugares apartados y a horas poco concurridas. Bajo ese patrón, dejó cuerpos en lugares donde luego, con la llegada del día, sus crímenes se harían visibles. Es decir que, pese a que deseaba evitar ser capturado al cometer sus crímenes de noche, a la vez deseaba dar a conocer sus crímenes, al menos según la opinión del criminalista Carlos Echeverría y el psicólogo Bruno Stornaido. Por esa actitud, los cadáveres aparecieron cerca de la Universidad Central, en San Roque, en la quebrada del Río Machángara y en el bosque de Oyacoto.

Primera víctima
El cadáver de esta mendiga (se desconoce su identidad), de más de 40 años y 1.40 m de estatura, fue encontrado el 28 de febrero del 2002 cerca de la Facultad de Educación Física de la Universidad de Quito. William le quitó la vida estrangulándola, pero antes la violó y la sodomizó tan salvajemente que le causó desgarros, y además, para torturarla, le hizo cortes en el rostro, la garganta, el pecho y el abdomen…

Segunda víctima
El cadáver de la indigente Melida Corella Tamayo, de más de 50 años de edad y apenas 1.50 m de estatura, fue encontrado el 12 de marzo del 2002 en San Roque, zona del centro de Quito. William la había violado, le había cortado el rostro, le había hecho cortes en la zona vaginal para extraerle partes, y, tras estrangularla con un lazo, la había metido en un saco de nylon.

Tercera víctima
El 23 de abril del 2002, Evelin Morales, una mujer pobre y alcohólica de 22 años y 1.50 metros de estatura, fue encontrada muerta en el centro-sur de Quito, en el sector de Collacoto. Evilin había sido violada y el asesino no solo le había hecho cortes profundos en la vagina, sino que además le había quitado vísceras abdominales (que estaban junto al cadáver) después de estrangularla con un lazo.

Cuarta y quinta víctimas
Betty Rea era una mujer de raza negra, de 25 años de edad y 1.55 metros de estatura. Betty sufría de epilepsia, y andaba con su sobrino Jefferson Rea de un año y ocho meses. A ella y al niño, el monstruo los llevó al sector de Collacoto, donde estranguló a Jefferson, ató a Betty, la violó y le realizó profundos cortes en la zona vaginal, dejándola tirada en una extensa agonía que acabó cuando Betty por fin murió desangrada… Poco después, el 24 de agosto del 2002, los cadáveres de Betty y Jefferson fueron encontrados.

Sexta víctima
El cadáver de Yadira Rosero, una indigente de treinta y pico años y 1.65 metros de estatura, fue encontrado el 15 de septiembre del 2002 en las inmediaciones del río Machángara, en el centro-sur de Quito. Yadira, al igual que las otras víctimas, había sido atada, violada, y le habían hecho cortes tanto en la zona vaginal como anal, siendo su muerte por causa de estrangulamiento.

Asesinos en Serie (William Cumbajín [II])

William buscaba a sus víctimas entre las indigentes y vendedoras ambulantes de Quito. Estas eran mujeres desvalidas que por lo general padecían problemas de salud física o mental, tenían entre 20 y 30 años (exceptuando dos víctimas), poseían muy escasa higiene, educación nula o casi nula, baja estatura (por ser casi todas de raza aborigen) y, pese a su desconfianza hacia cualquiera que no fuera de su condición social (incluso tratándose de gente del gobierno o de instituciones de caridad), guardaban una potencial ingenuidad hacia aquellos con quienes podían sentirse identificadas en virtud de una compartida miseria material.
Según se ve en las reconstrucciones criminalísticas, este era el tipo de mujeres que le conocían, se fiaban de su falsa amabilidad y sus tentadoras propuestas, y accedían a seguirlo a espacios aislados donde eran violadas, torturadas y asesinadas, en la forma en que más adelante se detallará. A estas mujeres William les hacía conversa, las seducía (a una incluso le dio una flor), les ofrecía mantenerlas económicamente o alguna otra cosa a cambio de que accedan a tener sexo con él en algún lugar apartado.
Con muchas de las víctimas el asesino comió antes de matarlas y, misteriosamente según se supo tras los interrogatorios, el asesino decía que casi todas sus víctimas se llamaban “Blanca” y tenían 27 años. Aquí debe tenerse en cuenta que él fingía estar loco y poseído por espíritus, de modo que lo de “Blanca” de 27 años debía ser parte de sus jugadas de manipulación; pero, como bien señalaron los psiquiatras, en el fondo era un dato importante porque, aunque fuese algo surgido en el marco de la mentira deliberada, indicaba asociaciones inconscientes que señalaban la búsqueda de una víctima arquetipica y simbólica en sus víctimas reales y concretas.
En cuanto al modus operandi del asesino, éste, después de ganarse la confianza de la víctima y hacerle ofrecimientos (seguridad, comida, estabilidad económica) a cambio de favores carnales, se iba a un lugar apartado con la víctima y allí, presa de sus impulsos sádicos y su ansiedad sexual, la agredia, la dominaba, le ataba las piernas a la altura de los tobillos y contra los matorrales, la colocaba en posición ginecológica, la violaba y, usualmente la torturaba y mutilaba (a algunas les extrajo los genitales…) antes de acabar matándola con sus propias manos, con cuerdas, ropa de la víctima o alguna otra cosa que improvisadamente pudiera emplear como elemento para la ejecución.
Era un verdadero sádico, que describió aquellos momentos de crueldad como “algo magnificente e indescriptible”. Y es que, al igual que el inteligente y complejo Harold Shipman, este primitivo asesino de inteligencia mediocre, gozaba también del sentimiento de poder que le inspiraba tener en sus manos la vida de la víctima, por lo que afirmó: “era un placer que no tiene explicación, mi poder, tener en mis manos la víctima”…
Según diagnosticaron los psiquiatras, a nivel interno, durante la consecución de los crímenes el asesino se mostraba primeramente lúcido y consciente, pero con cierto temor, ofuscación, y ansiosa y violenta búsqueda de la satisfacción de la pulsión sexual, cosas estas que después iban cediendo paso a una disminución paulatina de la conciencia, causada por el aumento del arrebato emocional, la excitación y el deseo por dominar, someter, y torturar, pulsiones estas que alcanzaban su cúspide en el momento en que el asesino, extrayendo manualmente los genitales de las víctimas, sentía el latir de la carne y el calor y la humedad de la sangre en sus manos, llegando a experimentar lo que los especialistas denominaron un “paroxismo con sentimientos místicos y de poder sobre la vida”.

Asesinos en Serie (William Cumbajín [I])

William Wladimir Cumbajín Bautista nació en Quito (Ecuador) en 1971. En el seno de un hogar pobre, desestructurado y disfuncional, William perdió a su padre siendo poco más que un bebé, y fue maltratado durante sus primeros años por su madre parapléjica, pero alcohólica y drogadicta. Recibió una escolarización elemental e incompleta, sufrió abandono posteriormente y, a causa de ello, se vio obligado a vivir en las calles, donde mendigaba o vendía caramelos y flores en las plazas y portales del centro de Quito.
Pero allí la vida no era nada sencilla: tenía que dormir en construcciones abandonadas y túneles de las avenidas del sur de Quito, y juntarse con otros jóvenes para sobrevivir a los ataques de abusadores, aunque sus pares eran malas compañías que terminaron por hacerlo caer en las drogas, la violencia, el alcohol y la delincuencia ocasional, al punto de que casi todas las cosas que tenía eran robadas, y por ello, antes de que empezara sus asesinatos, tenía cuatro detenciones por robo a mano armada…
William tenía como espacio delictivo al centro y al sur de Quito, zonas ambas de gran concurrencia, flujo turístico y actividad comercial; pero, por la noche, espacios propicios para la delincuencia menor, siendo habituales los robos de carteras y otros bienes personales. 
Por otro lado, de noche también el centro y sur de Quito solían llenarse de mendigos, que formaban parte del paisaje habitual nocturno y podían verse tirados junto a los monumentos históricos, durmiendo en cartones o buscando alguna cosa para comer en medio de los tachos de basura
Pero aquellos no eran los únicos espacios en que William se movía, pues cerca de las mencionadas zonas yacían, cerca de poco transitadas autopistas, quebradas no iluminadas y terrenos baldíos con espeso follaje y altos matorrales, en los que casi nadie se adentraba, y mendigos y drogadictos empleaban para pernoctar y delinquir.
Todos esos espacios William los conocía desde muy temprana edad, y los dominaba a la perfección, sabiéndose no solamente las rutas más propicias para escapar en caso de que la Policía se aproximase, sino los movimientos habituales de la poca gente que por allí moraba u ocasionalmente pasaba

martes, 22 de diciembre de 2015

Leyendas en Catalunya (Els Encantats)

Cuenta la leyenda que vivían en Espot dos cazadores empedernidos que, por el vicio de la caza, no respetaban fiesta ni trabajo. El día de la romería de Sant Maurici subieron a la ermita como toda la gente del pueblo. En el momento más solemne de la misa, cuando el cura levantaba la hostia sagrada, los cazadores divisaron desde la puerta un rebeco que pacía a orillas del lago. Sin pensárselo dos veces, se levantaron de un brinco y salieron para cazarlo. El animal arrancó a correr en dirección a la montaña. Perseguido por los cazadores, atravesó el bosque, trepó por el canchal y continuó subiendo, escalando por el canal que separa los dos picos. Cuando los cazadores ganaron el collado, el animal se había esfumado. En el acto un rayo del cielo los fulminó y quedaron transformados para siempre, ellos y el perro, en estatuas de roca. Hoy, con un poco de imaginación, aún se pueden ver las dos siluetas humanas, recortadas en el collado de Els Encantats, la montaña del Parque Nacional de San Mauricio a la que han dado nombre.




Asesinos en Serie (Charles Cullen [V])

En el mes de Julio, Steven Marcus, el director ejecutivo de información de veneno y sistemas de educación de Nueva Jersey, informó que había cuatro pacientes muertos con sobredosis sospechosas y que todo indicaba que era obra de un enfermero. En Octubre del mismo año las autoridades fueron contactadas, pero Cullen ya había asesinado a cinco pacientes e intentaba liquidar al sexto. En este periodo los oficiales del Estado penalizaron al Hospital Somerset por la muerte de un paciente tras recibir una sobredosis de insulina, la última víctima de Cullen falleció por tener poca azúcar en la sangre. De inmediato las autoridades fueron notificadas y se llevó a cabo una extensa investigación sobre el historial de Cullen en las muertes durante su carrera como enfermero. Charles Cullen fue despedido el 31 de Octubre de 2003 por haber mentido en su aplicación de trabajo. Por varias semanas la Policía lo vigilaba mientras la investigación se terminaba.
La investigación demostró la participación de Cullen en la muerte del Reverendo Florian Gall y también el intento de homicidio de Tin Kyushu Han, ambos fueron pacientes del hospital Somerset. Los oficiales arrestaron a Charles mientras comía en un restaurante el 14 de Diciembre de 2003. Además, el enfermero asesino admitió haber matado a Ottomar Schramm.
En Abril de 2004, Charles Cullen se declaró culpable por haber asesinado a trece pacientes e intentar matar a dos más por medio de inyección letal mientras estuvo en el hospital Somerset. El enfermero juró ante la corte cooperar con la investigación si no era sentenciado con la pena de muerte. En Noviembre, Cullen afirmó ser culpable del asesinato de seis pacientes en el Liberty Nursing de Allentown, Pensilvania. En Julio de 2005, el enfermero pasaba sus noches en la prisión del condado de Somerset en Nueva Jersey.
A finales del mismo año Cullen fue encontrado culpable de haber asesinado a cuarenta pacientes durante sus 16 años de servicio como enfermero en diez hospitales dinstintos.
Se piensa que la cifra real podría ser muy superior y algunos expertos hablan de incluso 400 asesinatos pudiendo convertirse de esta forma en el más activo asesino en serie de la historia en Estados Unidos.
El 10 de marzo de 2006, mientras esperaba el veredicto, Cullen repetía sin cesar "Su señoría, usted debe renunciar", el juez ordenó cerrarle la boca con un trapo y cinta adhesiva. Fue sentenciado por el Juez William Pratt a once cadenas perpetuas sin libertad condicional en la prisión Estatal de Nueva Jersey, en Trenton. Después del juicio muchos familiares de las víctimas acudieron para insultarlo y preguntar por sus parientes muertos.

fuente: http://www.asesinos-en-serie.com/charles-cullen-el-enfermero-asesino/

Asesinos en Serie (Charles Cullen [IV])

El enfermero asesino continuó buscando empleo, y la falta de enfermeros a nivel nacional hacía fácil que consiguiera un nuevo empleo con rapidez. En Marzo de 1999 Charles renunció al hospital Easton por un empleo en el Lehigh Valley Hospital en Allentown, Pensilvania, durante su estadía el enfermero mató a un paciente e intentó liquidar a otro.

El enfermero asesino continuó buscando empleo, y la falta de enfermeros a nivel nacional hacía fácil que consiguiera un nuevo empleo con rapidez. En Marzo de 1999 Charles renunció al hospital Easton por un empleo en el Lehigh Valley Hospital en Allentown, Pensilvania, durante su estadía el enfermero mató a un paciente e intentó liquidar a otro.
Ese mismo año el médico forense del condado de Northampton, Zachary Lysek, informó a las autoridades que había un “ángel de la muerte” operando en el Hospital Easton, el forense llegó a esta conclusión tras examinar el cuerpo de Schramm, un paciente de 78 años, que falleció tras recibir una dosis fatal de digoxina (su condición no requería ese medicamento). Debido a que Schramm provenía de un asilo, comenzó una investigación en el hospital cuando uno de los parientes comentó haber visto un enfermero con agujas cerca del paciente. Lysek quedó frustrado y Cullen se trasladó al hospital St. Luke cerca de Bethlehem.
Cullen intentó suicidarse nuevamente en Enero del año 2000 usando una parrilla de carbón con la que esperaba ahogarse con sus humos. Sus vecinos llamaron a los bomberos y policías al ver la humareda, posteriormente Charles fue ingresado a un centro psiquiátrico, pero fue dado de alta al día siguiente.
En el 2002, una enfermera del hospital St. Luke dijo que había un colega de extraño comportamiento llamado Charles Cullen. Cuando Lysek informó a las autoridades del condado, pronto descubrieron que siete enfermeros del hospital habían investigado a Cullen previamente, los administradores informaron a la policía del Estado que Charles mataba pacientes, debido a que en Junio de 2002 encontraron paquetes abiertos de una medicina, y a que se había visto salir al extraño enfermero de cuartos cuyos pacientes después fallecían, como fue el caso de Diane Mackrell de 48 años y Esther Stoneback de 71. Durante los turnos de Charles había un aumento de código azul (actuaciones por parada cardiorrespiratorias ); cuando se lo cuestionó respecto a las drogas perdidas, abandonó su trabajo sin dar explicaciones.
Durante el mes de Septiembre del año 2002, Cullen trabajó en la unidad de cuidados intensivos del Centro Médico Somerset en Somerville, Nueva Jersey. Charles salía con una mujer, pero aún así entró en una gran depresión, y para aliviarse asesinó a ocho pacientes utilizando dosis letales de digoxina e insulina. El 18 de Junio de 2003, Cullen intentó asesinar a Phillip Gregor, pero sobrevivió y fue dado de alta, tristemente murió 6 meses después por causas naturales.
El año siguiente el Estado contrató al Dr. Isadore Mihalakis, un patólogo de renombre que inició una extensa investigación de todas las muertes, pero en Marzo de 2003 entregó su reporte y no descubrió actividad criminal. La suerte de Cullen se agotaba mientras trabajaba en el Centro Médico de Somerset, debido a que el sistema, totalmente controlado por ordenador, reveló que él revisaba archivos de pacientes que no le estaban asignados. Sus colegas lo veían entrar y salir. Finalmente el registro computarizado de los gabinetes médicos descubrió que Cullen solicitaba medicinas para pacientes que no las necesitaban.

 

Asesinos en Serie (Charles Cullen [III])

Antes de que termine el año Charles Cullen intentó quitarse la vida en dos ocasiones más. En agosto del mismo año Charles asesinó a Helen Dean, una mujer de 91 años que se recuperaba de una cirugía, el enfermero entró sigilosamente y le inyectó una dosis de digoxina cuando nadie le veía.
Charles terminó su trabajo en el hospital Warren en Diciembre de 1993, y de inmediato consiguió empleo en el Centro Médico Hunterdon, en el Municipio de Raritan, Nueva Jersey. En 1994 Cullen se convirtió en un enfermero licenciado en Pensilvania y a principios del mismo año trabajó en la unidad de cuidados intensivos y cardíacos, posición que mantuvo por tres años. Charles dice que en los primeros dos años no mató a nadie, sin embargo los registros de ese tiempo fueron destruidos cuando Cullen fue arrestado en el 2003, ya que el enfermero confesó haber matado a cinco pacientes los primeros nueve meses de 1996, tras administrarles altas dosis de digoxina.
Meses después Charles consiguió empleo en el Morristown Memorial Hospital, en Morristown, Nueva Jersey, pero fue despedido en Agosto de 1997 por su mal desempeño laboral. Los siguientes seis meses estuvo desempleado y no pagó la manutención de sus hijas. En Octubre del mismo año Cullen apareció en el hospital Warren para ser tratado por depresión, fue admitido en un instituto psiquiátrico, pero el tratamiento no mejoró su salud mental. Los vecinos de Charles reportaron haberlo visto persiguiendo gatos por los callejones durante la noche, en ocasiones gritaba o hablaba solo, y hacía muecas a las personas cuando éstas no le miraban.
En Febrero de 1998 Charles fue contratado por el centro de rehabilitación Liberty Nursing en Allentown, Pensilvania. Cullen trabajó en la sala de los pacientes que necesitan ventilación asistida para respirar. En el mes de Mayo el enfermero se declaró en bancarrota con deudas de más de 67.000 dólares. Cullen fue despedido en Octubre del mismo año después de ser descubierto entrando con jeringuillas al cuarto de un paciente: la víctima terminó con el brazo roto, pero aparentemente no fue inyectada, también fue acusado de administrar drogas a enfermos en horarios no programados.
A finales de noviembre de 1998 Cullen consiguió empleo en el hospital Easton, en Pensilvania, y el 30 de Diciembre asesinó con digoxina a Ottomar Schramm. Los resultados forenses demostraron que una dosis letal de este medicamento había sido administrada, la investigación no mostró evidencias claras y Cullen no pudo ser relacionado.


Asesinos en Serie (Charles Cullen [II])

Mientras trabajaba en el hospital de St. Barnabas, Cullen cometió su primer asesinato el 11 de Junio de 1988, cuando el Juez John W. Yengo ingresó al hospital tras sufrir una reacción alérgica a un medicamento para la sangre. Charles le administró una dosis letal de medicinas intravenosas que lo mató. Durante su estadía en St. Barnabas, Charles alegó haber asesinado once pacientes, incluyendo un paciente con SIDA a quien le dio una sobredosis de insulina. En Enero de 1992, Charles Cullen renunció cuando las autoridades del hospital comenzaron a investigar quién había adulterado bolsas de fluido intravenoso.
El enfermero asesino consiguió empleo en el Warren Hospital en Phillisburg, en Febrero de 1992, periodo en el que asesinó a tres mujeres ancianas tras administrarle altas dosis de digoxina, un fármaco diagnosticado para personas con problemas de corazón. Su última víctima dijo que un enfermero sospechoso le inyectó algo mientras dormía, pero la familia de la señora y los médicos del centro descartaron su comentario.
La esposa de Charles, Adrienne Cullen, presentó el divorció el 22 Enero de 1993, tras la separación ella realizó dos denuncias por violencia doméstica en su contra. Las denuncias sobre Cullen, mostraban su naturaleza malvada agravada por su alcoholismo. También abusaba de mascotas metiéndolas en bolsas de bolos y botes de basura. Charles solía hacer bromas siniestras en las que ponía líquidos inflamables en bebidas de las personas o hacía llamadas falsas a casas funerarias.
Después del divorcio, Cullen compartía la custodia de sus hijas y se mudó a un apartamento en un sótano de la Avenida Shafer en Phillisburg. En 1993, Charles quería renunciar a su trabajo como enfermero, pero los pagos para la manutención de sus hijas lo forzaron a seguir trabajando para poder pagar la pensión.
Pero en Marzo de 1993 la condición mental de Cullen empeoró, cuando entró sin autorización a la casa de una colega de trabajo mientras ella y su hijo dormían. El enfermero había salido con la mujer pocas veces, y cuando ella negó su propuesta de matrimonio, el enfermero se obsesionó. Posteriormente Charles comenzó a seguirla al trabajo y por el pueblo. También hacía llamadas y dejaba mensajes constantemente, ella denunció a Cullen por acoso y este fue culpado por irrumpir en propiedad privada, pasando un año bajo palabra. Al día siguiente de su arresto Charles intentó suicidarse, le dieron dos meses de descanso en el trabajo y fue tratado en dos centros psiquiátricos por depresión.




Asesinos en Serie (Charles Cullen [I])

Charles Edmund Cullen nació el 22 de febrero de 1960 en West Orange, Nueva Jersey. Él era el más joven de ocho hermanos, su padre, Meme Cullen, era chofer de transportes escolares y su madre era ama de casa. Meme falleció cuando Charles tenía solo 7 meses de vida, por lo que la falta de una figura paterna dejó inestable la mente del joven y, en 1969, intentó suicidarse con unos químicos que robó del laboratorio de la escuela. Este fue el primero de veinte intentos de quitarse la vida.
Cullen describió su infancia como “miserable”. El futuro asesino creció en un barrio de obreros y trabajadores, dentro de una familia católica, sin embargo la tragedia volvió a impactar la vida de Charles cuando, el 6 de Diciembre de 1977, su madre murió en un accidente de tráfico en el que conducía su hermana.
A raíz de su pérdida, el joven abandonó sus estudios y en abril de 1978 se alistó en la Marina de los Estados Unidos.
Tras ser asignado al Cuerpo de Submarinos, sirvió en la sección de balística y misiles a bordo del USS Woodrow Wilson. Durante este periodo, Cullen obtuvo el rango de contramaestre de tercera clase en el equipo que operaba los misiles Poseidón. Sin embargo Charles empezó a mostrar signos de problemas mentales, como una vez que realizó su turno vistiendo un uniforme de cirugía, verde y con mascarilla y guantes de látex, equipo que robó del botiquín de la nave.

Posteriormente fue transferido a la nave de suministros USS Canopus, en los años siguientes Cullen intentó suicidarse en siete ocasiones hasta que la Marina le dio el alta por razones médicas el 30 de Marzo de 1984.
En 1987, Cullen estudió en la escuela de enfermería de Mountainside, consiguiendo un trabajo en el St. Barnabas Medical Center en Nueva Jersey. Ese mismo año contrajo matrimonio con Adrienne Taub, la pareja tuvo dos hijas. Cuando trabajaba como enfermero, fantaseaba con robar drogas del hospital para quitarse la vida, y en una ocasión se clavó un par de tijeras en la cabeza, por lo que tuvo que ser operado de inmediato.


lunes, 21 de diciembre de 2015

Leyendas en Catalunya (Setmana Tragica [IV])

Miercoles 28

Barcelona amanece con numerosas columnas de humo procedentes de los edificios religiosos asaltados e incendiados. A lo largo del día continúa la violencia anticlerical y los tiroteos entre los insurgentes y las fuerzas de orden público. Los incidentes más graves se producen en el barrio de Sant Andreu de Palomar donde los rebeldes armados con fusiles capturados a los guardias de las casetas de consumos y a miembros del somatén levantan barricadas e incendian la iglesia parroquial. No obstante este día llegan los primeros refuerzos militares, provenientes de Zaragoza y de Valencia, a los que se les hizo creer que iban a reprimir un movimiento "separatista"

Jueves 29 al Domingo 1

Empezando por la zona de les Rambles y el puerto, unos 10.000 soldados fueron ocupando la ciudad de Barcelona, mientras la moral de los insurgentes iba cayendo a medida que eran conscientes de que la rebelión no estaba siendo secundada en el resto de España. Entre el viernes y el sábado la ciudad fue recuperando poco a poco la normalidad excepto en los barrios de San Andreu y de Horta, donde continuaron los tiroteos y donde se produjeron los últimos incendios y saqueos de conventos y de colegios religiosos. El domingo volvieron a publicarse los periódicos. El lunes 2 de agosto los obreros barceloneses, a los que la patronal les prometió que cobrarían el salario de la semana como si nada hubiera ocurrido, volvieron al trabajo. En otras localidades catalanas la completa normalidad no se recuperó hasta el jueves 5 de agosto

El balance de los disturbios de la ciudad de Barcelona supone un total de 78 muertos (75 civiles y 3 militares); medio millar de heridos y 112 edificios incendiados (de estos, 80 eran edificios religiosos). El gobierno Maura, por medio de su ministro de la Gobernación Juan de la Cierva y Peñafiel, inicia de inmediato, el 31 de julio, una represión durísima y arbitraria. Se detiene a varios millares de personas, de las que 2000 fueron procesadas, resultando 175 penas de destierro, 59 cadenas perpetuas y 5 condenas a muerte. Además se clausuraron los sindicatos y se ordenó el cierre de las escuelas laicas.
Los cinco reos de muerte fueron Josep Miquel Baró, un nacionalista republicano ejecutado el 17 de agosto de 1909 en el Castillo de Montjüich, como los otros cuatro; Antonio Malet Pujol, un republicano lerrouxista, ejecutado el 13 de sptiembre; Clemente García, el joven discapacitado mental que había bailado con el cadáver de una monja por las calles de Barcelona, ejecutado el 4 de octubre; Eugenio del Hoyo, un ex guardia civil y guardia de seguridad; y el más conocido de todos  ellos Francisco Ferrer Guardia, pedagogo anarquista cofundador de la Escuela Moderna. Y eso a pesar de que la pruebas presentadas contra Ferrer "eran escasas y deficientes", en especial para considerarlo jefe de los anarquistas españoles. A pesar de ello sería ejecutado el 13 de octubre, a pesar de las peticiones de conmutación de la pena, una posibilidad que el presidente del gobierno, el conservador Antonio Maura, ni siquiera se planteó


Leyendas en Catalunya (Setmana Tragica [III])

Lunes 26 de julio
 
En Barcelona la huelga se inició en los barrios periféricos, donde se encontraban la mayoría de las fábricas. Allí se quemaron las casetas donde se cobraban los odiados consumos. Después los obreros se trasladaron al centro de la ciudad donde se produjeron disturbios cuando intentaron detener por la fuerza los tranvías y obligaron a cerrar los comercios y los cafés. El Capitán General de Catalunya, Luis de Santiago, siguiendo las directrices del ministro de la Gobernación De la Cierva, proclamó el "estado de guerra", a lo que se opuso el gobernador civil, Angel Ossorio y Gallardo, que dimitió de su cargo (su sustituto, Evaristo Crespo Azorín, no llegará a Barcelona hasta el 6 de agosto). De Santiago decidió esperar a recibir refuerzos desde Valencia y Zaragoza para empezar a actuar y se limitó a proteger los principales edificios públicos. Por la tarde se generalizaron los disturbios, en los que
murieron dos personas, cuando los huelguistas intentaron detener completamente la circulación de los tranvías. Además dos comisarías de policía fueron asaltadas. Barcelona quedó paralizada, sin gas y sin luz, sin periódicos, e incomunicada con el exterior por ferrocarril, por telégrafo o por teléfono. Una manifestación encabezada por mujeres y niños fue disuelta a tiros en el Paseo de Colón, frente al edificio de la Capitanía General. A partir de entonces la revuelta se transformó en insurrección. Sin embargo, ningún dirigente republicano, ni lerruxista ni del Centre Nacionalista Republicà, quiso asumir la dirección de la misma. A medianoche ardió el primer edificio religioso, el Patronato Obrero de San José, en Poble Nou, regentado por los hermanos maristas.
La huelga y la revuelta se extendieron a muchas localidades catalanas, especialmente de las provincias de Barcelona y Giorona. En Sabadell, Mataró y Granollers tomó el carácter de una verdadera insurrección en la que se formaron juntas revolucionarias que proclamaron la República, se cortaron las líneas telegráficas y telefónicas y las vías de ferrocarril, se incendiaron edificios religiosos y se produjeron todo tipo de disturbios, siendo los de Sabadell los más graves (en el asalto al Ayuntamiento, algunas de cuyas dependencias fueron incendiadas, murieron ocho personas y veinte resultaron heridas, entre ciudadanos y fuerza pública). Hubo incidentes en otras muchas poblaciones, aunque sólo se produjeron incendios de edificios religiosos en Badalona, Premià de Mar (donde también se proclamó la República), Manresa y sant Adrià del Besos (en las comarcas de Barcelona), y Palamós, Calonge y Sant Feliu de Guixols (en las de Girona).

Martes 27 de julio 

En Barcelona se levantaron cientos de barricadas y varias armerías fueron asaltadas para proveerse de pistolas y fusiles. La violencia se dirigió contra las iglesias y las propiedades eclesiásticas, especialmente los conventos, los colegios y los patronatos de las órdenes religiosas. En el espacio de pocas horas ardieron muchos edificios religiosos. En algunos casos los frailes y las monjas y los bienes fueron respetados, pero en la mayoría los incendiarios se lanzaron al saqueo y al pillaje y se quemaron muebles y enseres. El cura párroco de El Pobenou murió asfixiado en el sótano de su iglesia donde se había refugiado. También se profanaron los cementerios de algunos conventos. El punto culminante de la violencia anticlerical se produjo durante la "noche trágica" del martes al miércoles en la que ardieron veintitrés edificios en el centro de la ciudad y ocho conventos en la periferia, y muchos religiosos sufrieron insultos y escarnios, como una monja anciana que fue obligada a desnudarse para cerciorarse de que no ocultaba nada entre los hábitos. En los incendios y en los disturbios tuvieron una participación muy destacada obreros y jóvenes militantes y dirigentes de segunda fila del Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux (que en esos momentos estaba exiliado), una de cuyas señas de identidad era el violento anticlericalismo.
La inicial protesta antibelicista se había transformado en protesta anticlerical con el incendio de iglesias, conventos y escuelas religiosas. La explosión de violencia anticlerical fue la culminación, según Javier Moreno Luzón, "de años de propaganda revolucionaria, en los cuales se había expandido una cultura popular que achacaba los males del país a la influencia de la Iglesia, tenida por hipócrita y siniestra. […] [Para los alborotadores] las órdenes religiosas no sólo servían a los poderosos, atesoraban grandes riquezas y hacían una competencia económica desleal a los trabajadores en sus talleres, sino que también infligían toda clase de torturas a sus miembros. De ahí su interés morboso por escrutar cadáveres y celdas de monjas. Trataban asimismo de acabar con la red de centros confesionales dedicados a la enseñanza y a la caridad, símbolos de un orden social odioso y destruidos con frecuencia por sus antiguos pupilos y beneficiados"
La llegada de noticias de Marruecos sobre el Desastre del Barranco del Lobo, donde perecieron de 200 a 300 reservistas, en su mayor parte del contingente que salió de Barcelona el día 18 de julio, avivó la insurrección.

Leyendas en Catalunya (Setmana Tragica [II])

En la orden de movilización se incluyó a los reservistas de los cupos de 1903 a 1907, medida muy mal acogida por las clases populares debido a que la legislación de reclutamiento vigente permitía quedar exento de la incorporación a filas o consiguiendo que fuera otra persona en su lugar a cambio de dinero, o mediante el pago de un canon de 6.000 reales, cantidad que no estaba al alcance del pueblo (el sustento diario de un trabajador ascendía en la época aproximadamente a 10 reales). Además, la mayor parte de los reservistas eran padres de familia, en las que la única fuente de ingresos era el trabajo de éstos. A partir de la publicación del decreto de movilización el 10 de julio se sucedieron las protestas en contra de la guerra en forma de artículos en la prensa, de mítines y manifestaciones, que en muchas ocasiones fueron prohibidos por el gobierno, y en algunas localidades se vivieron momentos de tensión con motivo de la salida de las tropas (aunque en otras, como Cádiz o Málaga, se produjeron despedidas entusiásticas y "patrióticas"). En Madrid se produjeron incidentes en la estación de ferrocarril de Mediodía en la noche y la madrugada del 20 al 21 de julio cuando se procedió al embarque de la Brigada Mixta de Madrid al mando del general Pinto. También los hubo en las estaciones de tren de Zaragoza y de Tudela. El gobierno, ante la presión popular y de la prensa, acordó el 23 de julio conceder una pensión de 50 céntimos diarios a las esposas e hijos huérfanos de madre de los reservistas movilizados.
En Barcelona los embarques de tropas en el puerto comenzaron el día 11 de julio sin que se produjeran incidentes. Pero en la tarde del domingo 18 de julio cuando se procedía al embarque del batallón de Cazadores de Reus, integrado en la Brigada Mixta de Catalunya, la tensión estalló. Algunos soldados arrojaron al mar los escapularios y medallas que varias aristócratas barcelonesas les habían entregado antes de subir al vapor militar "Cataluña", mientras hombres y mujeres gritaban desde los muelles:

- "¡Abajo la guerra! ¡Que vayan los ricos! ¡Todos o ninguno!"

La policía tuvo que hacer varios disparos al aire y detuvo a varias personas. Las protestas aumentaron en los días siguientes cuando llegaron noticias de que se habían producido gran número de bajas entre los soldados españoles enviados a Marruecos. El jueves 22 de julio los diputados de Solidaridad Catalana se hacían eco del "sentimiento popular" y exigían al gobierno la "reunión inmediata de las Cortes" para debatir la cuestión de la guerra y las "condiciones en que se practica el reclutamiento de las tropas expedicionarias". El gobernador civil de Barcelona, Angel Ossorio y Gallardo, prohibió la reunión de Solidarida Obrera que iba a celebrar el sábado 24 de julio para confirmar la propuesta de ir a una huelga general, por lo que fue un Comité de Huelga clandestino, integrado por Antoni Fabra i Ribas (un socialista que intentó sin éxito que la movilización barcelonesa se pospusiera para que coincidiera con la huelga general que el PSOE y UGT iban a convocar en toda España, y que finalmente tendría lugar el 2 de agosto con poco seguimiento, debido a las medidas represivas adoptadas por el gobierno que incluyeron la detención en Madrid el 28 de julio de Pablo Iglesias y el resto de la cúpula dirigente socialista), José Rodríguez Romero (sindicalista) y Miguel V. Moreno (anarquista), el que fijó un paro de 24 horas para el lunes 26 de julio, el cual degenerará en la Semana Trágica.

Leyendas en Catalunya (Setmana Tragica [I])

Se conoce con el nombre de Semana Trágica a los sucesos acaecidos en Barcelona y otras ciudades de Catalunya entre el 26 de julio y el 2 de agosto de 1909. El desencadenante de estos violentos acontecimientos fue el decreto del primer ministro Antonio Maura de enviar tropas de reserva a las posesiones españolas en Marruecos, en ese momento muy inestable, siendo la mayoría de estos reservistas padres de familia de las clases obreras. Los sindicatos convocaron una huelga general.
España inicia el año 1909 con Alfonso XIII como monarca y con Antonio Maura, del Partido Conservador, al frente del gobierno desde el 25 de enero de 1907.
Políticamente, España, que no se había recuperado del varapalo moral que supuso la pérdida en 1998 de Cuba, Puerto Rico, Islas Filipinas, Islas Marianas e Islas Carolinas, últimas colonias de ultramar, vive inmersa en un sistema político donde dos partidos, el Partido Conservador y el Partido Liberal, se turnan en el gobierno. La alternancia es organizada desde el poder mediante el reparto de escaños previo a las elecciones (conocido como encasillado), a través de una red de influencias denominada caciquismo que garantiza su cumplimiento y el pucherazo o adulteración de los resultados. En este sistema la Monarquía (como siempre) ejerce un papel de arbitraje. El resto de los partido políticos son marginados del poder y sólo consiguen representación en las zonas urbanas, donde el caciquismo es más débil y el control electoral por tanto es más difícil.
En Catalunya, sin embargo, tras la Ley de Jurisdicciones de 1906, se forma bajo el nombre de Solidaridad Catalana una alianza electoral integrada por la Lliga regionalista, el carlismo y ciertas agrupaciones republicanas que logran una victoria aplastante en las elecciones de 1907, obteniendo 41 de los 44 diputados posibles y desplazando a los partidos dinásticos del poder en Catalunya.
Socialmente, los obreros españoles comienzan a tomar conciencia sindical y empieza a surgir el Movimiento Obrero en las zonas industriales y especialmente en Barcelona, donde surge Solidaridad Obrera, una confederación sindical de socialistas, anarquistas y republicanos que nació como rechazo al acercamiento de Solidaridad Catalana al Partido Conservador de Maura.
 El 9 de julio de 1909, los obreros españoles que trabajaban en la construcción de un ferrocarril que uniría Melilla con las minas de Beni Bu Ifrur, propiedad de la Compañía del Norte Africano, de capital francés pero de nacionalidad española, y de la Compañía Española de Minas del Rilf, una sociedad controlada por la familia del Conde de Romanones y la Casa Güell emparentada con el Marques de Comillas, fueron atacados por los cabileños de la zona que se oponían a la penetración extranjera (cuatro obreros murieron). Este incidente, que constituirá el inicio de la Guerra de Melilla, que será utilizado por el Gobierno de Maura para decretar el envío de las Brigadas Mixtas de Catalunya, Madrid y Campo de Gibraltar, además de otras unidades militares que complementarán a las Brigadas, con el objetivo de acabar con la rebelión rifeña y asegurar el control de la "zona de influencia" española en el norte de Marruecos.