
lunes, 25 de enero de 2016
Leyendas en Catalunya (Joan Pujol Fontanet)

Asesinos en Serie (Robert Hansen [VI])

Entonces explicó su modus operandi, que consistía en contratar por una suma de dinero a las prostitutas. Una vez estando ellas a modo, las sometía amenazándolas con un arma de fuego. Tratando de verse lo más seguro y desafiante posible les decía: “Muy bien, eres una profesional, lo que hacemos no te excita en nada, sabes bien que existen riesgos en lo que haces. Que esto te sirva de experiencia, para que la próxima vez elijas bien a quién te ofreces. Si haces todo cuanto te ordeno, no saldrás lastimada…” Hansen hacía lo anterior para ver cómo la víctima se congelaba del miedo. Disfrutaba verlas sentirse indefensas y sometidas a su voluntad. Una vez que tenía a una mujer bajo su poder, normalmente la llevaba en la avioneta a su remota cabaña de los bosques. Ahí, después de violarlas sin misericordia, llegaba al extremo de desnudarlas y aún de taparles los ojos antes de soltarlas. Esperaba un poco a que la chica corriera y después, con su navaja y con el rifle, las cazaba igual que lo hacía con osos o venados.
Al término de su declaración, la Policía
le mostró un mapa de la región a Hansen y le pidió que señalara los
sitios donde había cometido sus fechorías. Éste señaló numerosos
lugares. Al día siguiente se hizo una expedición en un helicóptero
militar y Hansen los condujo a 12 sitios diferentes, ahí fueron marcados
árboles para regresar posteriormente a revisar. Durante 1984 fueron
recuperados únicamente 7 cuerpos.
El 18 de Febrero de 1984 Robert Hansen
se declaró culpable de los cuatro homicidios acordados y recibió
sentencia de 461 años de cárcel sin derecho a libertad condicional.
Inicialmente fue enviado a una penitenciaria en Pennsylvania, pero en
1988 regresó a Alaska a ser uno de los presos del centro correccional
Spring Creek. Poco después de encarcelado su esposa pidió el divorcio.
fuente: http://www.asesinos-en-serie.com
Asesinos en Serie (Robert Hansen [V])

Douglas estableció que el asesino elegía
prostitutas y bailarinas topless porque son muy proclives a moverse de
ciudad en ciudad y la súbita desaparición de alguna no levantaría mayor
preocupación. Al presentársele la información respecto a Hansen, les
hizo notar a los oficiales la baja estatura del sospechoso así como que
el hecho de que tuviera muchas cicatrices producto del acné y un
evidente tartamudeo, lo hacían pensar que de joven había sido objeto de
burlas de sus semejantes y que con toda probabilidad había sido
rechazado varias veces por las mujeres a quienes deseaba acercarse. De
ese modo era seguro que tenía una autoestima muy baja y vivir en un
lugar apartado era para él un modo de aplacar un poco su malestar
personal. Luego, atacar prostitutas era la manera de cobrar venganza por
las humillaciones vividas durante la adolescencia. Algunos oficiales
conocían a Hansen y sus grandes habilidades como cazador, a lo que
Douglas comentó que tal vez ya se había cansado de los borregos
salvajes, los venados y osos y había cambiado su interés en otro tipo de
presas más interesantes.
Otro aspecto fundamental era que Hansen
podría ser del tipo de asesino que recolecta souvenirs de sus víctimas,
por eso era necesario buscar minuciosamente en sus propiedades objetos
pertenecientes a las víctimas. La manera de facilitar la investigación
era quebrar su coartada, para lo cual la Policía debía apoyarse en sus
amigos, a quienes había de forzar a hablar so pena de ser acusados de
cargos por obstaculizar la justicia. Con eso podrían descartarlo o
incriminarlo, pero se necesitaba actuar con firmeza.
Y en efecto, los amigos que
supuestamente habían pasado el día junto a Hansen cuando la joven
prostituta fue secuestrada, terminaron por admitir que no vieron al
sospechoso ese día. Además soltaron la sopa respecto al fraude contra la
aseguradora y otros detalles gracias a los cuales la Policía pidió 8
órdenes de cateo al juez. El 27 de Octubre de 1983, como usualmente hace
la Policía, un grupo fue al trabajo de Hansen y le pidió que los
acompañara a la estación para hacerle unas preguntas. Mientras tanto
otros dos grupos iban a su casa y a la avioneta para cumplir las órdenes
de cateo.
El grupo que investigaba la casa halló
numerosas armas en la casa de los Hansen, pero ninguna que pudiera
relacionarse con los crímenes. Estaban a punto de terminar y marcharse
cuando un oficial descubrió un escondite en el ático de la casa. Ahí
encontraron diversos rifles de alto poder, así como pistolas, un mapa de
navegación marcado en varios sitios, identificaciones de las víctimas,
recortes de periódico y algunas piezas de joyería. Al último estaba el
rifle Mini-14 calibre .223 con que teóricamente Hansen había cazado a
sus víctimas una vez que las soltaba en el bosque.
En la estación de policía, Hansen negó cualquier relación con los
homicidios, pero abrumado por los alegatos de la Policía se dio por
vencido y pidió un abogado. Entonces fue arrestado bajo los cargos de
fraude, asalto agravado, secuestro, portación ilegal de armas y robo. El
3 de Noviembre de 1983 el jurado de Anchorage acusó formalmente a
Hansen de conducta y portación indebida de armas, robo en segundo grado,
fraude a una aseguradora y secuestro, guardándose el cargo de homicidio
hasta no recibir las pruebas de balística. Hansen se declaró no
culpable de los cargos y la fianza fue fijada en medio millón de
dólares. Como se puede ver, el Estado no iba a permitirle quedar en
libertad ante la montaña de evidencia que se había acumulado. El
resultado de las pruebas llegó procedente de los laboratorios del FBI en
Washington el 20 de Noviembre de 1983. Quedaba demostrado que los
casquillos hallados habían sido disparados con el rifle Mini-14
incautado en la casa de Hansen.
Asesinos en Serie (Robert Hansen [IV])

Pasaron los meses hasta que, la noche del 13 de Junio de 1983, un camionero que circulaba por el pueblo vio en el camino a una muchacha que frenéticamente le hacía señas para que parara. La mujer traía unas esposas colgando de una mano y la ropa hecha trizas. El hombre la llevó a un hotel que ella le indicó e inmediatamente después pasó a la estación de policía a reportar lo sucedido. Mientras tanto en la recepción del hotel se le permitió hacer una llamada telefónica a la muchacha.
Cuando el oficial Gregg Baker llegó al
Big Timber Motel, la chica aún traía las esposas, tras liberarla ella
comenzó a relatar una historia casi imposible de creer. Había sido
abordada en la calle por un sujeto pelirrojo quien le ofreció $200
dólares para tener sexo oral. Una vez que comenzaron a hacerlo, el
sujeto aprisionó su muñeca con las esposas a la vez que sacó una
pistola. Le dijo que si cooperaba no le haría ningún daño y luego la
llevó a su casa en el barrio de Muldoon. Ahí el sujeto la había violado y
en un momento dado le introdujo el mango de un martillo por la vagina.
Al término de todas esas crueldades le dijo que volarían a su cabaña en
los bosques. Y así lo hicieron, llegaron hasta un aeroplano y mientras
el sujeto metía algunas provisiones dentro del vehículo, aprovechó para
salir corriendo. La prostituta sabía que su vida corría grave peligro al
lado de ese hombre. Al principio la persiguió pero desistió al ver que
ella hacía señas a un camionero en el camino.
Entonces la Policía la llevó al
aeropuerto del lugar, donde supuestamente se hallaba la avioneta de su
atacante. Y ahí estaba el Piper Super Club azul y blanco. Después de
revisar con la torre de control, se supo que pertenecía a Robert Hansen,
quien vivía en la calle Old Harbor.
Dejaron a la chica en el hospital, y con un pequeño grupo de oficiales,
Baker visitó la residencia de los Hansen. Confrontado con los cargos que
la prostituta señalaba, Robert Hansen se mostró muy molesto. Dijo a la
Policía que no conocía a la muchacha, que todo el día lo había pasado
con unos amigos. Su esposa y dos hijos estaban de viaje por Europa.
Además les dijo a los policías que “No se podía violar a una prostituta
¿o si?…” La coartada de Hansen fue verificada y no se levantaron cargos
en su contra.
Las cosas se tranquilizaron hasta que apareció el cadáver de otra
muchacha enterrado a ras de tierra. El 2 de Septiembre de 1983 fue
hallada en las riveras del río Knik quien fuera identificada como Paula
Golding, muchacha de 17 años dedicada a la prostitución y al baile
exótico. Había sido vista por última vez hacia 5 meses. La autopsia
reveló que fue muerta por disparos de arma calibre .223 Entonces el
Departamento de Policía solicitó la intervención de la unidad de soporte
del FBI. Sabían que tenían entre manos a un asesino serial y decidieron
acudir a los expertos.
Asesinos en Serie (Robert Hansen [III])

Este inusual crimen hizo sospechar a la
Policía de Anchorage que tenían algo gordo entre manos. Hacia algún
tiempo que se habían presentado reportes de personas extraviadas. La
mayoría correspondían a prostitutas, sin embargo no se había prestado
mucha atención dado que ellas tienden a ser solitarias y se mueven de un
lugar a otro con frecuencia. Años después regresan al mismo lugar como
si nada. Esta preocupación fue mantenida en secreto con el propósito de
no alertar a los probables asesinos. Y así en entrevista con los
periódicos locales negaron que el cadáver de Sherry Morrow estuviera
ligado con la desaparición de otras 3 chicas.
El sargento Lyle Haugsven fue el
encargado de investigar los nexos entre las mujeres desaparecidas, el
cadáver hallado y un par de casos sin resolver. El primero se trataba de
un cadáver de mujer que se denominó Eklutna Annie por el sitio donde
fue hallado. En 1980 unos obreros hallaron los restos de una mujer en
una tumba al ras del suelo cerca de la avenida Eklutna. Jamás pudo ser
identificado el cadáver dado su avanzado estado de descomposición y dado
que los animales salvajes habían eliminado gran parte del mismo.
Asesinos en Serie (Robert Hansen [II])

Una vez fuera de la cárcel, prosiguió su vida matrimonial. Con el tiempo el negocio le fue bien e incluso llegó a comprarse una Piper PA-18 Super Cub, una pequeña avioneta biplaza con la que se iba a una cabaña a cazar.Por entonces, ya era padre de dos hijos cuando ideó una curiosa manera de hacerse con más dinero. Simuló el robo de una serie de objetos de valor de su casa, los cuales escondió en un área apartada y secreta de la misma. El seguro le reembolsó $13,000 dólares con los cuales instaló un negocio de comida. Entre los objetos reportados como robados se encontraban varios trofeos de cacería. Actividad en la que Hansen era una celebridad de la localidad. Poseía un numeroso arsenal de rifles y era muy comentada la hazaña en la cual con un arco y flecha dio caza a una cabra salvaje, habitante usual de los parajes boscosos de Alaska. La cacería le daba un alto status dentro de la sociedad, del que antaño, cuando adolescente, careció completamente. De hecho la gente consideraba a Robert Hansen como uno de los pilares de su comunidad. Era apreciado y respetado.
Como consecuencia del boom petrolero de Anchorage, muchachas jóvenes y guapas pronto fueron seducidas con la posibilidad de hacer grandes ganancias bailando y prostituyéndose en el área. El vehículo de estas actividades de alto riesgo fueron la aparición y funcionamiento de numerosos clubes tales como el Wild Cherry Bar, Arctic Fox y el Booby Trap, entre otros que actualmente han desaparecido. Dichos lugares conseguían ganancias mensuales por encima de los $50,000 dólares. Alrededor de estos lugares aparecieron puestos de revistas con toda la pornografía imaginable en aquella época. Los robos, fraudes y riñas proliferaron notablemente y fue en este sórdido ambiente donde Robert Hansen acechaba a sus víctimas.
Asesinos en Serie (Robert Hansen [I])

A causa de los problemascreados por su hijo y la justicia deciden trasladarse a Pocahontas (Misouri). Donde nuevamente sybre bullying por parte de los compañeros de instituto
A pesar de todo lo anterior, en 1960 se casó con una muchacha pero su matrimonio no duró mucho. El 7 de Diciembre del mismo año, con el objetivo de vengarse por rencillas contra los pobladores de Pocahontas, fueran estas reales o imaginarias, Hansen obligó a un empleado del negocio de la familia a que lo ayudara a incendiar un garaje del autobús de la escuela. Para su desgracia este joven de 16 años tuvo la entereza suficiente de delatarlo. Fue sentenciado a una pena de 3 años en prisión. A los 6 meses su esposa tramitó el divorcio y para su fortuna le fue otorgada la libertad condicional cumplidos 20 meses. Durante su estancia en prisión su esposa pide el divorcio.
Nuevamente, a pesar de todo lo anterior, no pasaron muchos meses para que Robert Hansen se casara otra vez. De acuerdo a los estudios psicológicos que le fueron practicados, Hansen era de personalidad infantil y obsesiva. Y después de lo del incendio ahora había adquirido la afición por robar. Carecía de necesidades, así que lo hacía por la emoción momentánea del hurto. A pesar de que fue descubierto en sus pillerías, nadie hizo olas y no se levantaron cargos.
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