lunes, 22 de febrero de 2016

Leyendas en Catalunya (Josep Fàbrega)

Josep Fàbrega i Pou, nacio en Palamós (Girona), el 4 de enero de 1868 - muere asesinado en Girona, 12 de agosto de 1939. Fue un político de Catalunya, ejecutado por el régimen golpista franquista.
Josep Fàbrega estudió en el seminario de Girona, pero al cabo de unos años abandonó la carrera eclesiástica. Trabajó en la fábrica de corcho Remigio Tauler como contable y fue impulsor de la cooperativa "La Equitativa" y del Centro Económico La Gorga. En 1902 fue elegido alcalde de Palamós. De 1920 hasta 1930 fue presidente del comité comarcal del Partido Republicano Democrático Federal del Baix Empurdà. En 1923 estuvo encarcelado debido a la represión de la dictadura de Primo de Rivera. En 1931, dentro de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), fue elegido concejal en las elecciones municipales de 1931 que dieron lugar a la proclamación la Segunda República, siendo nombrado después y por segunda vez, alcalde de Palamós. En 1932 renunció al cargo por las presiones de la patronal y una huelga en el muelle. Ese mismo año los republicanos gerundenses le rindieron un homenaje en la Platja de la Fosca con la presencia del Presidente de la Generalidad de Catalunya, Francesc Macià. En las elecciones al Parlamento de Catalunya de 1932 fue elegido diputado al Parlamento por ERC.
Tras la Guerra Civil renunció a exiliarse y el 1 de marzo de 1939 la Guardia Civil le detuvo. El 12 de agosto, tras un consejo de guerra sumarísimo fue ejecutado a la edad de setenta y un años junto con otros cuatro vecinos de Palamós: el también alcalde de Palamós por ERC, Dídac Garrell, Vicenç Martí Carol, Antonio Ribes Medino y Josep Ruiz Duran. Los crímenes que se le atribuyeron fueron la "propaganda izquierdo-separatista", "declarar la independencia de Catalunya del año 1934 desde el balcón del ayuntamiento de Palamós" y "rumores" según los cuales "tomó parte en una reunión que precedió al asesinato de seis personas de orden, [...] aunque se desconoce la intervención que el acusado tuvo en la reunión". Josep Fàbrega está enterrado en una fosa común en el cementerio de Girona.


Leyendas en Catalunya (Amadeu Colldeforns)

Amadeu Colldeforns i Margalló, nacio en Barcelone el 28 de enero de 1892 - muere el 19 de julio de 1936 en Barcelona. ​Hijo de José Colldeforns Llobet (un apellido que aparece también con la grafía Llovet) y de Filomena Palmito i Tort, profesionalmente fue consignatario de buques y llegó a ser cónsul de Letonia en Barcelona. En 1922 se casó con su prima Aurora Colldeforns y Soler (un apellido que aparece también como Solé), nacida en Buenos Aires. La pareja no tuvo hijos.En el ámbito político, su primer y prácticamente único cargo de relieve fue el de diputado en el Parlament de Catalunya, que consiguió en las elecciones de 1932 como candidato de Esquerra Republicana de Catalunya para Barcelona ciudad. Como diputado, formó parte desde un primer momento (enero de 1933) de las Comisiones permanentes de Presidencia, de Trabajo y Asistencia Social y de Peticiones, a las que añadió en febrero del año siguiente la de Economía.El 19 de julio de 1936, él y su padre, también militante de Esquerra, murieron en los primeros combates entre las fuerzas leales a la Generalitat ya la República y los militares golpistas, al ser heridos de muerte por disparos procedentes del cuartel de las Drassanes. El Parlament de Catalunya le rindió un homenaje oficial en su sesión del 1 de octubre de 1936. Dos años más tarde, el Parlament aprobó en el último momento de su actuación efectiva una ley de pensión a su viuda.


Leyendas en Catalunya (Ricard Farré)

Ricard Farré i Climent, nació en L'Espluga de Francolí (Tarragona), 1894 - murio asesinado en Tarragona, 1939. Fue un industrial y político catalán. Nacido en el seno de una familia de pasteleros, en 1917 fundó su propio negocio: "RIFACLI" (a dia de hoy su empresa sigue porduciendo productos de pasteleria). Farré fue elegido alcalde de su ciudad por el Ateneo Federal Republicano (adherido a ERC [ERC]) al ganar las elecciones municipales españolas de 1931. El año siguiente dejó la alcaldía pero siguió como concejal hasta el 1934. en 1939 fue encarcelado y condenado a muerte. Fue fusilado en Tarragona en octubre del mismo año

Asesinos en Serie (Herman Webster Mudgett [III])

Con el final de la Exposición, las rentas del hotel acusaron una caída brutal, y "Dr. Holmes" se encontró pronto corto de dinero. El medio más sencillo que imaginó para procurarse ingresos fue incendiar el último piso de su inmueble y reclamar a su asegurador una prima de 60,000 dólares, sin pensar un instante que la compañía podría muy bien hacer una investigación antes de pagárselos. Descubierto, nuestro doctor tuvo que refugiarse en Texas, donde se apresuró a realizar diversas estafas que lo llevaron por primera vez a la cárcel. Liberado bajo fianza, vuelve a salir unos meses después no sin haber puesto en pie una nueva operación criminal.
La idea era sencilla e ingeniosa. Una cómplice, llamada Pitizel, debía hacerse un seguro de vida en una compañía de Filadelfia. Se presentaría luego como suyo un cadáver anónimo desfigurado por un accidente. No habría más que repartir la prima que cobraría la Sra. Pitizel, mientras que el "muerto" iría durante algún tiempo a hacerse olvidar a Sudamérica. Para su desgracia, "Dr. Holmes" tuvo la mala idea de cambiar su plan y de matar realmente a Pitizel. Aquella solución tenía en su opinión la ventaja de ahorrarle la búsqueda peligrosa de un cadáver y, sobre todo, permitirle quedarse él solo la totalidad de la prima, deshaciéndose ulteriormente de la Sra. Pitizel y de sus hijos, lo cual, para él sólo era un simple trabajo rutinario.
Muy cooperador acudió, pues, a la morgue para reconocer el cuerpo de su amigo, fue a Boston a buscar a la desdichada viuda y la trajo a Filadelfia para que cobrara su dinero. La denuncia de un antiguo compañero de celda, Marion Hedgepeth, vino a sembrar la duda en el ánimo de los aseguradores.
La Policía hizo una investigación. Remontó con paciencia todos los eslabones de la cadena. "Dr. Holmes" confesó primero la estafa a la compañía aseguradora y, ante las pruebas abrumadoras reunidas en su contra, los asesinatos de Pitizel y de sus hijos.
Holmes fue condenado a muerte por el Tribunal de Filadelfia y ahorcado el 7 de mayo de 1896. Sólo tenía treinta y cinco años.

fuente:  http://www.asesinos-en-serie.com/


Asesinos en Serie (Herman Webster Mudgett [II])

La exposición de 1893 se estaba preparando y debía atraer a Chicago una muchedumbre considerable, entre la cual habría, por supuesto, multitud de mujeres guapas, ricas y solas. Ingeniosamente, Holmes decidió por lo tanto aprovechar aquella situación. Gracias a una serie de hábiles estafas adquirió un terreno y emprendió la construcción de un enorme hotel con aspecto de fortaleza medieval, cuya disposición interior concibió él mismo. Cada una de las habitaciones de aquel extraño inmueble estaba provista de trampas y de puertas correderas que daban a un laberinto inextricable de pasillos secretos desde los cuales, por unas ventanillas visuales disimuladas en las paredes, el doctor podía observar a escondidas el vaivén de sus clientes y sobre todo de sus clientas.
Disimulada bajo el entarimado, una instalación eléctrica perfeccionada le permitía por otra parte seguir en un panel indicador instalado en su despacho el menor desplazamiento de sus futuras víctimas. Con sólo abrir unos grifos de gas, podía finalmente, sin desplazarse, asfixiar a los ocupantes de unas cuantas habitaciones.
Un montacargas y dos "toboganes" servían para hacer bajar los cadáveres a una bodega ingeniosamente instalada, donde eran, según los casos, disueltos en una cubeta de ácido sulfúrico, reducidos a polvo en un incinerador o simplemente hundidos en una cuba llena de cal viva. En una habitación, bautizada como "el calabozo", estaba instalado un impresionante arsenal de instrumentos de tortura. Entre las máquinas sádicas instaladas por el ingenioso doctor, una de ellas llamó particularmente la atención de los periodistas. Era un autómata que permitía cosquillear la planta de los pies de las víctimas hasta hacerles literalmente morir de risa.
El "Holmes Castle" fue terminado en 1892 y la exposición de Chicago abrió sus puertas el 1 de mayo de 1893. Durante los seis meses que duró, la fábrica de matar del Dr. Holmes no se desocupó. El verdugo escogía a sus "clientas" con mucha precaución. Tenían que ser ricas, jóvenes, guapas, estar solas y, para evitar las visitas inoportunas de amigos o familiares, su domicilio tenía que estar situado en un estado lo más alejado posible de Chicago.
¿Cuántas mujeres fueron violadas, torturadas y asesinadas en el castillo del Dr. Holmes? La cifra de doscientas es una aproximación verosímil. Seguramente por modestia, Holmes sólo confesó veintisiete, lo cual sería bien poco si se toma en cuenta la importancia de las instalaciones que había colocado.


Asesinos en Serie (Herman Webster Mudgett [I])

Herman Webster Mudgett, conocido como Dr. Holmes, nació en 1860 en Gilmanton (New Hampshire [USA]), en una honrada y muy puritana familia. Muy pronto manifestó hacia las mujeres, y sobre todo hacia las mujeres de fortuna, el interés poco corriente que iba a hacer de él un auténtico donjuán del crimen. A los dieciocho años, se casó con una rica joven llamada Clara Louering. Para pagar sus estudios de Medicina, la arruinó, y después, una vez obtenidos con lustre sus diplomas en la Universidad de Michigan, la abandonó para irse a vivir con una guapa viuda que se complació en subvenir a sus necesidades gracias a las rentas de su respetable casa de huéspedes. Siendo ya médico, dejó sin pena a aquella segunda conquista, ejerció durante un año en el estado de Nueva York y fue después a establecerse en Chicago.
Alto, guapo, con aire distinguido, siempre elegantemente vestido, Mudgett tenía innumerables éxitos amorosos. Al llegar a su nueva ciudad no tardó en seducir a una joven encantadora (y casualmente millonaria) llamada Myrta Belknap. Para vencer las reticencias que la virtuosa señorita le oponía, tomó el nombre de Holmes, se casó con ella y, gracias a unas falsificaciones de escrituras, se apresuró a estafar 5,000 dólares a su familia política para hacerse construir, en Wilmette, una casa suntuosa.
Consiguió entonces, en las afueras de Englewood, la gerencia de una farmacia propiedad de una viuda excesivamente ingenua, de quien se hizo a la vez su amante y hombre de confianza. A base de falsificaciones de contabilidad y de malversaciones de fondos, logró hacerse dueño de la totalidad de los bienes de la desgraciada, después la hizo "desaparecer" y puso en obra su gran proyecto.
Para construir su castillo el "Dr. Holmes" recurrió a varias empresas. Estas nunca eran pagadas e interrumpían pronto sus obras. De esa manera, el propietario era el único en conocer detalladamente un edificio cuyo extraño arreglo habría podido suscitar la curiosidad.