jueves, 7 de abril de 2016

Asesinos en Serie (Yoo Young-Chul [III])

Como estudiante de secundaria, Yoo había aplicado para hacer su especialización en artes, pero no lo consiguió y tuvo que resignarse con ingresar a una secundaria técnica en 1987. Naturalmente esto contribuyó a aumentar su frustración y sus resentimientos, lo que a su vez incrementó la determinación que le llevó a cometer el primero de sus robos cuando en 1988 robó una guitarra y una grabadora Sony de la casa de un vecino que no era pobre como él. No era un simple robo, él amaba la música y la vida le había negado la posibilidad de fomentar esa vocación a través del bachillerato técnico, de modo que muy probablemente existía en él el sentimiento de ser una víctima y por tanto la idea de no estar actuando mal del todo… Pero su pequeño crimen le costó bastante, dado que lo atraparon, lo llevaron a un centro de detención juvenil y nunca pudo terminar la secundaria técnica.
Tiempo después, en la navidad de 1991, Yoo conoció a la Sra. Hwang, una masajista con la que habría de emprender una relación sentimental para luego terminar casándose el 23 de junio de 1993. Poco duraron los felices días iniciales de Yoo con la Sra. Hwang, ya que ese mismo diciembre de 1991 la desgracia volvió a caer sobre él cuando el propietario del lugar que alquilaba para vivir subió la renta y Yoo, desesperado y con cierto ánimo revanchista de compensar el abuso sufrido, entró a la oficina del propietario y robó una cámara y más de 500 dólares en efectivo, siendo atrapado por un guardia de seguridad y posteriormente condenado a diez meses de prisión.
En la cárcel Yoo fue visitado por su madre y, entre las cosas que hablaron, Yoo contó su plan de formar un hogar y le pidió que por favor cuidara de quien sería su esposa y del hijo suyo que estaba por nacer y con el cual quería pasar mucho tiempo cuando por fin saliera de la prisión.
Tras salir de la cárcel, Yoo manejó su vida relativamente bien hasta que en 1993 cayó en la tentación del robo al ver un coche solo con las llaves puestas y en modo encendido. Otra vez la Policía lo atrapó y otra vez Yoo fue a parar a la cárcel, aunque con una suave condena de apenas ocho meses.
Al salir de la prisión, Yoo se metió en tratamiento psiquiátrico en el Hospital Mental Nacional del barrio Gok Joong. Su insania psicológica era evidente, pero además de lo que resultaba obvio se ha dicho que posiblemente (no se ha confirmado) Yoo tenía cierto grado de epilepsia y, casi con certeza según el autor Lee Eun-Young (quien escribió un libro sobre Yoo), un trastorno maníaco depresivo que, aunque acentuado por los estímulos negativos del entorno, parecía tener un origen genético ya que el segundo hermano de Yoo era maníaco depresivo al punto de que en 1994 se había suicidado (con 32 años) tras deprimirse y caer presa del alcohol.
Hasta 1995 Yoo estuvo en tratamiento psiquiátrico, mas ese mismo año fue detenido y multado por vender pornografía ilegal, y luego, otra vez más, en el año 1998 Yoo fue pillado en sus andanzas criminales. Esta vez no era simple robo: era robo posibilitado por la falsificación de documentos que le permitían hacerse pasar por funcionario del gobierno… La condena por eso fue de dos años.
Otros habrían escarmentado al pasar de condenas de ocho y diez meses a una condena de dos meses, pero ese no era el caso de Yoo. Así, en marzo del 2000 Yoo vio a una adolescente de 15 años que le resultó irresistible y, no pudiendo tenerla por las buenas, obedeció a su impulso criminal y la violó… Hasta ese momento la Sra. Hwang le había perdonado sus delitos y seguía casada (se habían casado en 1993) con él. Según dicen, esa tolerancia no era tanto un producto de la compasión sino por el típico interés económico, ya que los robos de Yoo les permitían salir de apuros económicos. Sea como sea, el punto es que la violación de la quinceañera resultó indignante para la Sra. Hwang, moviéndola así a emprender una separación que culminó en divorcio en el 2002.


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