Breve fue la relación de Paul con Sandy,
pues el 10 de noviembre se separaron y, al día siguiente, Paul intentó,
a punta de pistola, obligar a Susan McKenzie (conocida de Sandy…) a
tener sexo con él, pero ésta se escapó y fue a buscar a la Policía.
Inesperadamente, cuando unos patrulleros
intentaron detenerlo poco después de que Susan se le escapase, Paul
blandía una poderosa escopeta recortada, gracias a la cual consiguió
escapar.
Así, días más tarde Paul entró a la casa
del inválido Beberly Mabee, en West Palm Beach, Florida. Esta vez no
mató a nadie, pero secuestró a la hermana de Beverly y se la llevó en su
coche (el de Beverly), aunque sorprendentemente la liberó después en la
carretera, sin haberle hecho daño alguno.
En la mañana del 17 de noviembre, cerca
de Perry en Florida, el agente Charles Eugene Campbell reconoció el
vehículo robado de Paul, y se acercó para arrestarlo, aunque el asesino
fue más hábil y, poco después de ser detenido, alcanzó a sacar su
pistola y lo tomó como rehén, empleando el coche patrulla para detener
al empresario James Meyer, tomar el coche de Meyer y deshacerse del
coche patrulla, contando ahora con Campbell y Meyer como rehenes. Pero
lo peor vino después, cuando los llevó a ambos a una remota zona boscosa
en el condado de Pulaski, Georgia: allí los esposó a un árbol, y
ejecutó a cada uno con un tiro en la cabeza…
Posteriormente, cuando proseguía su
itinerario se topó con un control policial, e inundado por el miedo
intentó eludir con tal nerviosismo la vigilancia, que perdió el control
del coche y se estrelló contra un árbol, aunque no tuvo ninguna herida
grave ya que rápidamente escapó del vehículo, conservando los reflejos
lo suficientemente bien como para, a la par que corría, disparar contra
los agentes que lo seguían.
De ese modo corrió y corrió por una
carretera rural, teniendo tras de sí a perros y helicópteros. Sin
embargo, fue el civil David Clark quien, armado con una escopeta, le
salió al frente y lo obligó a ir a una residencia cercana, desde la cual
llamó a la Policía para informar que el asesino estaba detenido.
Gracias a eso pudieron llevarlo a la comisaria.
Finalmente, el 18 de diciembre se ordenó
conducir a Paul hacia Newtondice, una prisión de máxima seguridad,
ideal para criminales peligrosos como él. Él iba esposado en el asiento
trasero, y el vehículo no tenía pantalla de seguridad que lo separase de
los dos agentes que estaban adelante: el sheriff Lee Earl, al volante; y
el agente del G.B.I. Ronnie Angel, en el otro asiento delantero. El
objetivo del viaje, además de llevar a Paul a Newtondice, era parar en
un lugar donde éste les indicaría en dónde estaba el arma que él dejó
tirada y con la cual mató al policía Charles Eugene Campbell. El gran
problema era que Paul tenía un as bajo la manga: un clip escondido, con
el cual se desposó e intentó tomar el arma que Lee portaba en la mano
con la cual no conducía. Fue ese el momento en que sus profecías se
cumplieron pues, mientras forcejeaba con Lee (quien a la vez trataba de
mantener el control del coche), recibió tres disparos en el pecho por
parte de Ronnie Angel, muriendo instantáneamente…
No pudo haber juicio ni nada, pero Sandy se dio cuenta de que Paul no le había mentido, y lo inmortalizó en su libro Killing Time,
publicado en 1977. Además también se escribieron otros libros sobre
Paul, y su historial de muertes hizo que su nombre quedara gravado con
letras de oro en la lista de los mayores asesinos estadounidenses.
fuente: http://www.asesinos-en-serie.com/
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