jueves, 1 de diciembre de 2016

Leyendas en Barcelona (Dolors Bonella i Alcanzar [La Moños (I)])

En los tiempos en que la Barcino romana parecía más un pueblucho que una urbe, la Rambla era un torrente situado fuera de las murallas, uno de esos típicos cauces mediterráneos que solo llevan agua cuando llueve a cántaros y que se secan tan pronto como vuelve a lucir el sol. A finales del siglo XVIII, cuando Barcelona ya se extendía desde la Ciudadela hasta las faldas de Montjuïc, la Rambla fue embellecida y se convirtió en la arteria principal de la ciudad, un paseo por el que transitaban a todas horas los barceloneses, ricos y pobres, en carruaje o a pie, y por el que se aventuraban en busca de hotel o fonda los forasteros que desembarcaban en el puerto.

De los personajes que más ramblearon la Rambla, existe uno del que cualquier nacido en Barcelona ha oído hablar alguna vez: "la Moños" (1851-1940). Se llamaba según unos Dolors Bonella, según otros Dolors Vega, y era vecina de la desaparecida calle Cadena, en la actual Rambla del Raval. A principios del siglo XX llevaba un vida humilde como costurera hasta que un día perdió la chaveta por culpa de la muerte prematura de una hija, atropellada por un coche de caballos. Sobre este mal trago existen varias versiones y hay quien afirma que en realidad la niña le fue arrebatada por el padre, un supuesto caballero de la alta sociedad con el que Dolors habría tenido una relación y que no estaba dispuesto a que su hija se criara en el ambiente mísero del Raval.
El caso es que desde que perdió la cordura, y esto sí que es innegable, se la veía a menudo ataviada con vestidos de colores chillones, los mofletes repintados y los pelos recogidos en moños adornados con cintas y flores que le regalaban las floristas de la Rambla


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