miércoles, 14 de septiembre de 2016

Literatura Catalana (Víctor Balaguer [I])

Nacio en Barcelona, 11 de diciembre de 1824 - Madrid, 14 de enero de 1901, escritor, periodista y político catalán, una de las figuras principales de la "Renaixença". Autodenominado "El trovador de Montserrat".
Huérfano de padre desde pequeño, con sólo 14 años estrenó su primera obra en 1838: "Pepin el Jorobado", un drama histórico como muchos de los que escribiría después. En 1843 obtuvo gran éxito con "Enrique el Dadivoso". Después, enfrentado a su madre que lo desheredó, empezó a escribir también para ganarse la vida.

Estudió leyes en la Universidad de Barcelona. Fue un personaje de vida muy agitada, que puede condensarse en la trinidad decimonónica de periodismo, literatura y política. Como periodista colaboró en el "Diario de Barcelona" (donde firmaba como Julià), formó parte de la "juventud dorada" barcelonesa de los años de 1840, interviniendo en la fundación de "El Catalán" (1847) y "La Corona de Aragón" (1854), del que se separa luego para crear, con Lluís Cutchet, "El Conseller" (1857), siguiendo los impulsos del catalanismo histórico. Pero su labor principal de escritor se repartió en las dos lenguas. Su obra lírica catalana se recogió en "Lo Trobador de Montserrat" (1861), éste había sido su pseudónimo al publicar su primera poesía, en 1857, y en "Esperances i records" (1866), que abarca los temas religiosos y amorosos, estos últimos de ardoroso sensualismo romántico, que hacen pensar en el modernismo a lo Ruben Darío o a lo Rueda. No obstante, es su "Oda a la Verge de Montserrat", quizá la mejor de sus composiciones líricas, llena de unción y que marca la personalidad de su autor. Sus versos "Ta grandesa, Senyora, no repare / Si avui te parla en catala ma veu". Cifran, a juicio de Joan Maragall, todo el valor entrañable de la "Renaixença", que tanto impulso recibiría de la actividad balagueriana. En efecto, Balaguer fue un propagador decidido de los Jocs Florals, no sólo en Catalunya, sino fuera de ella.
Por el tono de sus poesías, Balaguer hace pensar inmediatamente en Zorrilla. Como el vallisoletano, se deleita en los temas regionales o nacionales; "Lo Cap de N'Armengol", "Les quatre pals de sang", "Los voluntaris catalans" (de 1860), y en español "Don Juan de Serrallonga" (1858), tema ya tratado por los dramaturgos clásicos, "Wifredo el Velloso", en colaboración con Juan de Alba, "Don Enrique el Dadivoso" y "Juan de Padilla".

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