jueves, 18 de agosto de 2016

Historia de Catalunya (la "Guerra de los dos Pedros" [III])

Cuando Pedro I "el Justo" y Pere IV "el Ceremoniós" se enfrentaron, no estaban en juego tierras que pudieran afectar a la integridad del reino aragonés. La guerra de los dos Pedros constituyó un episodio más de otra de más ancho alcance geográfico y de mayor duración, la guerra de los Cien Años, dirimida fundamentalmente entre Francia e Inglaterra. La Corona de Aragón y Castilla formaron parte de ella como aliados de aquéllos, aunque en realidad los motivos para este enfrentamiento peninsular fueron otros.
A mediados del siglo XIV, Castilla soportaba un profundo enfrentamiento social, cuyos bandos tenían como líderes al rey Pedro I de Castilla y a su hermano bastardo Enrique de Trastámara, pretendiente al trono castellano, respectivamente. Pere IV de Aragón apoyó a Enrique, que, a su vez, contó con la ayuda francesa, personificada en Beltrán Duguesclin y sus famosas compañías.
El monarca aragonés tenía dos objetivos en esta lucha: incorporar el Reino de Murcia a la Corona de Aragón (aspiración que data de tiempos de Jaume I, en el siglo XIII) y dominar el Mediterráneo occidental frente a Castilla y su aliada, Génova.

La guerra estalló en 1356 con motivo del hundimiento de dos naves genovesas por parte de los aragoneses en Sanlúcar de Barrameda ante la presencia de Pedro I. En el periodo entre el inicio del conflicto hasta 1360 las tropas castellanas demostraron una abrumadora superioridad, tanto por tierra como por mar. En este periodo las tropas aragonesas y de rebeldes castellanos solo lograron una victoria contra las tropas leales a Pedro I: fue en la batalla de Araviana, acaecida en septiembre de 1359. Esta batalla supuso la muerte de Juan Fernández de Hinestrosa, valido y hombre de confianza de Pedro I.

El periodo más cruento abarca hasta 1365, porque su prolongación, entre 1365 y 1369, fue más bien entre el monarca castellano y su hermano, que acabó por destronarlo en 1369. El escenario principal estuvo en las zonas limítrofes de ambos Estados, pero los reinos de Aragón y Valencia soportaron la peor parte. Ciudades como Teruel estuvieron varios años en poder castellano hasta que finalmente fueron devueltas. Otros casos como el de Caudete o Alicante fueron ocupadas por los aragoneses. No obstante, ciudades como Villena fueron devueltas a Castilla y jamás regresaron a la Corona de Aragón. Las alternativas se sucedieron, como la tregua de 1357, la "Paz de Terrer" firmada los días 13 y 14 de mayo de 13617 y el incumplimiento del tratado de Murviedro de 1363, al que siguió una importante ofensiva castellana que llegó a protagonizar un asedio de Valencia.
Finalmente, la "Guerra de los Dos Pedros" acabó sin tener un claro ganador, puesto que las pretensiones de Pere IV de Aragón no llegaron a cumplirse y Pedro I de Castilla no llegó a vencer tampoco porque fue asesinado y destronado por su hermanastro Enrique de Trastámara (Enrique II).

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