lunes, 23 de noviembre de 2015

Leyendas en Catalunya (Anibal Barca [I])

En el año 575 los griegos llegan a las costas catalanas, estableciéndose estos en Emporión, conocido ahora como Empúries. Estos griegos se tropezaron ya entonces con los íberos, que trabajan en agricultura y ganadería, y en extracción de hierro, plata, cobre y oro. Los íberos acuñan monedas desde el siglo III a.C. con la inscripción Barkeno, refiriéndose al lugar que ahora ocupa Barcelona. Los íberos layetanos se despliegan desde la desembocadura del Llobregat hasta la población de Blanes, teniendo un alfabeto totalmente diferente al resto de los íberos, compuesto por 28 signos y escribiéndose de izquierda a derecha, todo lo contrario de las zonas meridionales españolas.
Sin embargo, el mito de la fundación de Barcelona se remonta a Hércules, cuando con Jasón y el resto de los argonautas, éste parte en busca del Vellocino de Oro hacia la Cólquide. La novena nave de esta flota (la barca nova o nona) se pierde en una tormenta cerca de la costa barcelonesa y Hércules descubre la embarcación de Cástor y Pólux, los gemelos dioscuros, en una bahía al lado de una pequeña loma, dando nombre a la ciudad, Barca Nona.

Aníbal nace alrededor del año 247, durante la primera guerra púnica (púnico viene de poeni, nombre dado por los romanos a los cartagineses y fenicios). Es el hijo mayor de una familia de nobles cartagineses, los Barca. De allí viene el nombre de la ciudad Barcelona. Su padre, el gran Amílcar Barca, fue general y héroe durante la Primera Guerra Púnica que terminó a favor de Roma, ya que Cartago perdió sus dominios en Cerdeña y Sicilia. Pero mantuvo sus posesiones en Africa e Iberia (nombre de la península según los griegos). La consecuencia mas importante de la primera guerra fue que por primera vez Roma se expande mas allá de la bota italiana y se posiciona como la primera potencia marítima del Mediterráneo, relegando a la otrora gran flota cartaginesa.
Luego de aquella guerra, Amílcar decide que Cartago necesita expandir las posesiones cartaginesas en Iberia para obtener de allí oro y plata. Aníbal pide a su padre acompañarlo en su campaña. Éste accede, pero hace jurar al pequeño Aníbal que hará lo posible por destruir a su gran y odiado enemigo: Roma. Amílcar odia a Roma y traslada su odio a sus hijos; ese mismo odio será la causa que lleve a Cartago a su total destrucción.
Aníbal tenía varios hermanos menores, todos personajes importantes, ya que eran del clan Barca. Entre ellos vale la pena destacar a Asdrúbal y a Magón

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