lunes, 31 de agosto de 2015

Asesinos en serie (Romasanta "El Hombre Lobo Español" [III])

Según figura en algunos documentos del sumario, Manuel Blanco ya había sido considerado sospechoso de haber asesinado a otras personas, como Manuel Ferreiro o Vicente Fernández, sin embargo nunca fueron descubiertos los cuerpos, ni tampoco objetos personales de los mismos en poder de "el tendero", por lo cual nunca se demostro que Romasanta fuese autor de esos nuevos crímenes. Sin embargo en su confesión, "el Tendero"” confiesa con todo detalle como habría también los había asesinado, esta vez en solitario.

Según parece, dos hombres figuran como acompañantes del "Hombre-Lobo" estos son: don Genaro y Antonio Rua.

Evidentemente su primera declaración parecía el delirio de un demente. Sin embargo Romasanta resistió el examen de seis médicos y psiquiatras que certificaban su cordura legal; además se demostró que había vendido enseres personales pertenecientes a las desaparecidos; y por si esto no fuese bastante, condujo a los letrados hasta los lugares donde afirmaba haber cometido sus crímenes, siendo descubiertos restos humanos en algunos de ellos… Fue justamente el análisis de esos restos, los que luego determinarían que el atacante habría sido un lobo y no un ser humano, debido principalmente a que existían rastros dentales en los cuerpos que eran similares a los colmillos de los lobos.A partir de ese instante el destino de la leyenda del "hombre-lobo" estaba marcado.

Tal fue la importancia de estos indicios que el 6 de abril de 1853, Romasanta fue acusado judicialmente de licantropía, es decir, de ser un hombre lobo asesino (así consta en los archivos pues su juicio fue llamado oficialmente 'Causa 1788 del hombre lobo') y fue condenado al garrote vil (pena de muerte), y a una indemnización de 1000 reales por cada víctima.

Sin embargo, el problema ocurrió cuando el propio Romasanta aceptó y se autocalificó como un Hombre-lobo y excusó su accionar aduciendo que de joven había sufrido una maldición o un hechizo que le producía constantes alucinaciones en las que se veía rodeado de lobos después de sus asesinatos. 
Este argumento fue adoptado por un hipnólogo francés quien envió una carta al ministro de Gracia y Justicia afirmando que Romasanta era un afectado de un desorden de las funciones de su cerebro y que por ello no era responsable de sus actos. Prácticamente, lo excusó de locura.

La polémica del juicio llegó a tal magnitud que la propia Reina Isabel II, intervino en el caso e hizo las labores para que el Tribunal Supremo de Justicia exima de toda culpa al cuestionado asesino. Las peguntas del porqué la Reina intervino en el proceso judicial a Romasanta aún no puede ser explicado, sin embargo, lo que se sabe es que al final la Reina logró que al asesino se le cambie la pena capital por una mucho más benigna, la cadena perpetua. Estaría la Reina, entre sus clientes?. Debemos recordar que Isabel II, ha pasado a la historia no solo por ser la Reina de España, sino por la cantidad de amantes que tuvo a lo largo de su vida.
Sobre la versión de su muerte también existe cierto halo de misterio, algunos dicen que murió en la prisión de Allariz, vestido de mujer y cobrando unos centavos para mostrar su rostro a quien se lo pidiese, no obstante, otros aseguran que logró escapar y que murió lejos de esa prisión.

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