martes, 5 de julio de 2016

Historia de Catalunya (Los Comtes de Barcelona [Ramón Berenguer III])

Ramón Berenguer III [III]

En el caso del Comtat de La Cerdanya (que incluía los condados de Berga y Conflent, junto con otros territorios pirenaicos), el Comte Bernat Guillem murió sin descendencia en 1117 y Ramón Berenguer III heredó el condado por razones no bien conocidas, ya fuese por testamento, o bien por proximidad de parentesco, ya que el Comte de Barcelona era primo hermano de Bernat Guillem, hijo de Sancha, hermana de Ramón Berenguer II. Sólo se opuso a esta transmisión Guillem de Salsa, nieto del hermano del Comte Guillem Ramón de Cerdanya (1068–1095). Guillem de Salsa reclamó sus derechos sobre el condado y así se generó un contencioso, no resuelto hasta 1134, ya en tiempos de Ramón Berenguer IV. La absorción del Comtat de Cerdanya también hizo que los dominios del Comte de Barcelona fuesen limítrofes con el Comtat de Foix, por lo que Ramón Berenguer III optó por establecer una alianza matrimonial casando de nuevo a su hija Jimena, esta vez con Roger, heredero de dicho condado.
La ciudad de Tarragona y su campo circundante habían sido tierra fronteriza entre cristianos y musulmanes durante muchos años y por ello se había ido despoblando hasta quedar prácticamente abandonada. Ramón Berenguer III "el Gran" se propuso restablecer definitivamente la sede metropolitana de Tarragona (lo que ya había conseguido de iure su tío Berenguer Ramón II en tiempos del papa Urbano II), liberándose así de su dependencia del arzobispado de Narbona. Para ello, hizo repoblar el territorio y puso al frente de la sede al que había sido hasta entonces obispo de Barcelona, Oleger. Éste, consciente de la debilidad de su posición en caso de ataque de los almorávides desde Tortosa, estableció un principado militar liderado por el guerrero normando Robert Bordet. El feudo otorgado por el obispo Oleger a Bordet llegaba hasta Montroig y las estribaciones de Balaguer, pero durante el gobierno de Ramón Berenguer III la repoblación no llegó mucho más allá de la propia ciudad tarraconense.

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