jueves, 7 de julio de 2016

Historia de Catalunya (Consell de Cent [IV])

Sin dudas, fue el privilegio más importante de la época fundacional del municipio. En los dos siguientes sólo se cambiaron algunos detalles.
El de 1260 disminuyó el número de consellers de ocho a seis. Y el de 1265 continuó con la tendencia a la simplificación: los consellers convertiendolos en sólo cuatro y el Consell de doscientos prohombres fue reducido justamente a la mitad; así surgía el "Consell de Cent", nombre por el que sería conocido en el futuro el conjunto de órganos que conformaban el municipio barcelonés.

Con el privilegio de 1274 concluyó la intervención de Jaume I en la configuración del municipio de Barcelona. Se volvió a variar el número de consellers, que pasaron a ser cinco, los cuales serían escogidos anualmente el día de Sant Andreu (30 de noviembre). De mayor importancia fueron los cambios que afectaron las relaciones entre los consellers y los oficiales reales. El privilegio supuso un fortalecimiento de la autonomía municipal frente a éstos: los miembros del Consell de Cent juraban el cargo tan sólo ante los consellers, y eran éstos los únicos que tenían la potestad de convocar la asamblea, sin ninguna intervención del veguer. En otro aspecto, mientras que los consellers se podían reunir para deliberar sin que fuese necesaria la presencia del veguer, éste tenía que jurar, y el "baile" debía prometer estar a disposición de los consellers, y si no lo hacían, podían ser denunciados al monarca; de hecho, se les requería ejecutar obligatoriamente los acuerdos de los consellers, evidentemente siempre que no se infringiera la fidelidad al rey y la común utilidad de la ciudad.

Jaume I murió dos años después de conceder este último privilegio. Será su hijo, Pere "el Gran", quien culminará el proceso de creación del municipio barcelonés. El privilegio de 1274 había sido concedido por un periodo de diez años. Pero cuando se acercaba el momento de renovación, Catalunya y su monarca vivían una situación política y militar delicada. En 1282 Pere "el Gran" había conquistado la isla de Sicilia, hecho que había provocado el estallido de una guerra con Felipe III de Francia, que se consideraba perjudicado por la expansión catalanoaragonesa en Italia. Para conseguir la ayuda de sus reinos, Pere "el Gran" convocó les Corts aragonesas y catalanas. En ellas, celebradas en Barcelona en 1283, los representantes de la ciudad presentaron al Rey una serie de peticiones para fortalecer la autonomía municipal. Como respuesta a estas peticiones, negociadas en un momento de gran debilidad política del monarca, Pere II aprobaba el 11 de enero de 1284 el privilegio denominado "Recognoverunt proceres".

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