martes, 1 de marzo de 2016

Asesinos en Serie (Carl Panzram [I])

Carl Panzram nació en un pueblito llamado Warren (Minnesota [USA]), el 28 de Junio de 1891. Hijo de John y Matilda, inmigrantes de origen prusiano y de ocupación granjeros que, como la gran mayoría de los de su tipo en ese tiempo, vivían casi en la miseria. Las jornadas de trabajo comenzaban con el amanecer y terminaban al anochecer sin que sus esfuerzos coronaran en riqueza. Carl tuvo cinco hermanos y una hermana, todos ellos honestos y laboriosos granjeros, características que Carl no compartía pues, según propias palabras, desde siempre había sido un ladrón y un mentiroso.
Cuando tenía 7 años, sus padres se separaron. Aunque hablando con mayor exactitud, un día su padre salió de casa para no regresar jamás. Después del divorcio de facto, la familia enfrentó peores tiempos de estrechez económica. Carl Panzram relata que sus hermanos, por cualquier motivo y en cualquier momento, agarraron la costumbre de apalearlo sin misericordia. El día que se introdujo en la casa de unos vecinos para robar dinero y pertenencias y fue descubierto por uno de sus hermanos, recibió una paliza tremenda que lo dejó desmayado. A causa de este primer gran robo, Carl fue enviado al reformatorio juvenil en 1903. Llegando al Minnesota State Training School el recibimiento fue de lujo: un oficial le ordenó al chico desnudarse por completo y procedió a revisarle el pene y el recto a la vez que le interrogaba acerca de sus costumbres sexuales. Básicamente deseaba saber si había sido fornicado o sodomizado y hasta si se había masturbado. Aquello fue el pequeño gran comienzo de lo que sería su vida en aquel sitio.
A principios del siglo XX las instituciones correccionales carecían de supervisión externa, por lo que el gobierno y la vida interna eran asuntos que estaban completamente en manos de los encargados en turno, lo cual implicaba la existencia y tolerancia de abusos que hoy en día resultan inimaginables. Eso considerando que, aún en la actualidad, la vida en un reformatorio juvenil o en cualquier cárcel puede ser un infierno.
La enseñanza cristiana era impuesta con enorme severidad como parte del programa para reformar a los delincuentes. Cualquier falla o demora en aprender las lecciones era rápidamente castigada. Panzram carecía de instrucción escolar y fallaba seguido en las lecturas y en el aprendizaje, por lo que muy pronto cayó víctima de palizas y reprimendas. Desde esos días la asociación entre cristiandad e hipocresía habría de cristalizar en su persona. En vez de conocer valores, ética o moral, fue acumulando odio y enojo hacia la sociedad.

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