jueves, 25 de febrero de 2016

Asesinos en Serie (Clifford Olson [V])

Clifford Olson fue arrestado el 12 de agosto de 1981 por el asesinato de la joven Kozma, pero la demencia del asesino no terminó ahí. Olson tuvo la cínica idea de vender la ubicación de los cuerpos que él había enterrado, cobrando $10.000 dólares por cadáver. La policía se negó a pagar al asesino por sus víctimas, pero el abogado del distrito general de Canadá aceptó crear un fideicomiso para el hijo de Olson y su esposa. El asesino aceptó y cumplió con su parte del trato. Al final de toda la negociación se le “pagó” el acuerdo convenido: se estima que fueron entre 90.000 y 100.000 dólares manchados con la sangre de 11 niños inocentes, asunto que aún es tema que se debate en los medios de comunicación de la actualidad.
En los últimos días antes de su arresto, Olson conversó con los oficiales Fred Maile y Edward Drozda en un café sobre las supuestas evidencias que solo el asesino sabía y  sobre la ubicación de las pruebas. Sus diálogos fueron grabados por los micrófonos que los detectives portaban.
El sospechoso de haber matado a siete niños salió libre tras el interrogatorio, al poco tiempo fue arrestado, aunque en ese periodo logró matar a cuatro niños más…
El traslado de Olson a prisión fue efectuado con la mayor seguridad posible dados sus conocidos escapes, por ello fue escoltado por un convoy policial. En el vehículo donde iba Olson lo acompañaban 3 oficiales desarmados, pero uno de ellos estaba esposado a él, otros dos coches más con 2 policías armados en cada uno lo seguían, y la Policía ya tenía permiso para usar el helicóptero en caso de que Olson intentase escapar.
Los cuerpos de Terri Carson y Sandra Wolfsteiner fueron hallados en Chilliwack, mientras que Collen Daignault fue encontrada en Surrey. La adolescente Louise Chartrand estaba enterrada en Whistler, y finalmente el cuerpo de Ada Court apareció en Agassiz.
Cuando los oficiales encargados de traer los cuerpos finalmente cumplieron con su deber, muchos de ellos no pudieron contemplar las escenas de muerte. Aún hoy el caso de los asesinatos de Olson sigue siendo controversial para los residentes de Vancouver: es un tema tabú, algo de lo que no se suele hablar. Cuando el trato que hizo la Policía con Olson llegó a la Prensa, muchos se quejaron y vieron esta acción como algo repugnante. A partir de esto Olson, quien ya se encontraba en custodia y en juicio, le confesó todos los crímenes a su esposa, quien le dijo que él debía pagar por lo que había hecho y que probablemente moriría en prisión, pero que al mismo tiempo tenía que hacer algo por su familia. Esta noticia sacudió a la comunidad canadiense y muchos aún expresan su descontento: el hecho de que un asesino de niños recibiese dinero por sus crímenes era algo descabellado, inadmisible.



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