domingo, 18 de octubre de 2015

Leyendas en Catalunya (El Mansuet [II])

Leyenda.

La primera versión conocida de la leyenda del Mansuet es la que publicó Víctor Balaguer en el Diario de Barcelona en 1852, después de un viaje a las cuevas del Salitre. Según Balaguer, la leyenda le fue contada por uno de los guías del pueblo de Collbató. El relato de aquel viaje, repleto de romanticismo, despertó un gran interés en la sociedad catalana de la época, e inició una fase de explotación turística de las cuevas, favorecida también por el movimiento de restauración del monasterio de Montserrat, que había sido destruido durante la Guerra del Francés.El mismo año 1852 apareció otra versión de la leyenda, más extensa, de Santiago Ángel Saura y Mascaró dentro de la obra Montserrate subterráneo. Saura era amigo de Víctor Balaguer y probablemente lo acompañó en su expedición de descubrimiento de las cuevas de Collbató. También es posible que escuchara la leyenda del Mansuet de las mismas fuentes que Balaguer, pero el caso es que la versión de Saura es un poco más documentada históricamente y relaciona la figura del Mansuet de las cuevas con el Mansuet guerrillero realista de después de la Guerra de la Independencia, es decir, con el personaje real. En 1858, Cayetano Cornet publica la versión de Balaguer en el libro Tres días en Montserrat.Aquellos años el mito no hizo más que crecer y se llegó a convertirse en un icono importante del nacionalismo catalán. En 1859, Fernando Patxot comienza a publicar por partes una versión de la leyenda mucho más florida, que el año siguiente tomará forma de novela, firmada con el seudónimo de Manuel Ortiz de la Vega: el Mansueto o las cuevas de Montserrat. La novela desarrolla el personaje del Mansuet y le atribuye una trayectoria mucho más amplia: prófugo de la justicia en 1793, vive escondido en las cuevas de Montserrat con su compañera Marta hasta que, con la ocupación francesa, decide formar una partida de guerrilleros que participará en la primera batalla del Bruc. La hazaña de asustar a los soldados con una caldera se transforma aquí en el sonido de un cuerno de caza. Dos años más tarde aparece la obra de Manuel Angelón y Broquetas ¡Atrás el extranjero! Novela histórica del tiempo de la Guerra de la Independencia, centrada también en el personaje del Mansuet. Aquí la fabulación va un paso más allá e identifica en Mansuet como el auténtico Timbaler del Bruc, que ahuyenta los franceses tocando el tambor desde las rocas de Montserrat, en el exterior de las cuevas. En ambas novelas, la exaltación patriótica es bien evidente.A partir de ese momento, el Mansuet se convierte en el elemento imprescindible de todas las guías y descripciones de Montserrat. De hecho, el guerrillero acompaña con su historia todo el movimiento que, desde la Renaixença catalana, estaba reconstruyendo el monasterio de Montserrat de cara al milenario del santuario. Jacint Verdaguer, que lideró este movimiento de recuperación de Montserrat como símbolo religioso y cultural de Cataluña, utiliza el personaje del Mansuet en su "Canción del peregrino", del poemario Montserrat:"He visto en ancha cueva / el nido del Mansuet; el infierno, dicen que se encuentra / un poco más abajo. "El folclorista collbatoní Paz Bertran, miembro destacado de la Renaixença, también recoge la leyenda en una de sus popularidades publicadas póstumamente en la revista Ilustración Catalana en 1892, y en cierto modo otorga un certificado de origen a la narración: "El Mansueto, cuando habitaba en la cueva por la Guerra de la Independencia, dice que había oído muchas veces los golpes de los picadores [de las encantadas], hacia adentro, muy hondos; habiendo probado y todo de llegar hasta las encantadas, guiándose por ruido de los picadores (que siempre lo sentía por la noche), pero nunca pudo lograr esto. "El Mansuet se convirtió también en el protagonista de varias obras teatrales: en 1865 se estrena en Barcelona el Mansueto o los héroes del Bruch, de Sebastián Puigbonet y Corbella. En 1907 tiene lugar el estreno de Mansuet, una obra de teatro en cuatro actos de Joan Molas y Valverde. En 1909 estrena en el Centro Moral de Gracia la "leyenda lírico-dramática en un prólogo y cinco actos" Montserrat, en verso y con acompañamiento coral, de J. Abril y Virgilio y música de J. Comellas y Ribó, basada en la novela de Ortiz de la Vega.Parecía claro que la figura del Mansuet era, en el cambio de siglo, tremendamente popular, al menos en Barcelona. Probablemente conectaba con un ideal patriótico catalán diferenciado del que representaba el Timbaler del Bruc, que en aquella época ya había sido absorbido por el nacionalismo español, ávido de figuras que lo hicieran visible, especialmente en la vertiente del enfrentamiento victorioso contra enemigos exteriores.Tras esta exaltación literaria y teatral, la figura del Mansuet cae en el olvido. No es hasta después de la Guerra Civil, en pleno franquismo, cuando vuelve a aparecer el guerrillero en algún artículo como el de Joan Playà publicado en la revista Castellet en 1944, o en las referencias que hace Joaquim M. de Navidad en la obra El Montserrat del ochocientos, publicada el mismo año.Años después, la leyenda del Mansuet es recogida por el folclorista Joan Amades el recoge Leyendas y tradiciones de Montserrat (1959). Ya entrados los años 80, aparece en la revista Cavall Fort un relato en forma de cómic, escrito y dibujado por Oriol Garcia, que recoge la primera versión de la leyenda. En 1989 aparece el primer estudio histórico sobre en Mansuet, obra de Joan Masats y llover: En Mansuet boxes, entre la leyenda y la historia.En Collbató, escenario de la leyenda, el Mansuet ha ido convirtiendo en una figura importante dentro del imaginario popular. Una de las calles principales del pueblo ha sido bautizado con su nombre, y también el gigante de la localidad. En 2003, todo el pueblo participó activamente en la representación, durante dos días, de una obra teatral y musical creada por vecinos de Collbató y basada en la leyenda del Mansuet, que se representó en las mismas cuevas del Salitre, donde la leyenda sitúa los hechos. Finalmente, en el centro del pueblo se instaló en 2006 un gran mural cerámico de dos paneles que representa la leyenda de la lucha del guerrillero contra los franceses.

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