lunes, 14 de septiembre de 2015

Misterios en la Peninsula Iberica (El colegio encantado de Turón [II])

Además, en los años cincuenta del pasado siglo unos menores, apodados Los niños hueseros, encontraron durante las reformas del patio escolar numerosos huesos, que a día de hoy aún continúan bajo el asfalto. Algo que concuerda con el testimonio de Hermesindo Andrade, quien asegura que él y otros alumnos fueron obligados a enterrar los huesos en un antiguo huerto: “Algunos cráneos conservan marcas y agujeros practicados por los verdugos”. A partir de este momento la prensa local y los medios nacionales mostraron interés en el asunto. Es una de las escasas ocasiones en que en España, y gracias a una investigación paranormal, se descubre la ubicación de una fosa común. Tal vez una intercomunicación entre el Más Allá y nuestro mundo lo permitió.

Parece ser que en el 2007, los Representantes de la Plataforma Juvenil de Turón, vinculados al Ayuntamiento de Mieres, destaparon esta espeluznante historia, al ponerse en contacto con el grupo de investigadores asturianos de lo oculto Gaipo. Estos, además, se encargaron de estudiar y verificar la oscura leyenda que rodea a este lugar, según la cual en los largos pasillos del antiguo colegio abandonado se ven sombras y luces de tonos verdes y blancos, y que se oyen voces a altas horas de la madrugada. Los vecinos comunicaron estos hechos a las autoridades, pero estas les no encontraron nada fuera de lo normal en el interior del edificio abandonado. Al mismo tiempo que comenzaba la investigación de campo en el inmueble para comprobar la autenticidad de los fenómenos paranormales se emprendía una reconstrucción documental sobre las personas que fueron testigos de los hechos que acontecieron allí. El secreto desvelado fue excepcional.

Las psicofonías captadas mostraban mensajes de dolor, que fueron contrastados con los testimonios conseguidos y la historia que envolvía los lugares del edificio donde fueron recogidas, como el sótano del colegio, lleno de escombros, y una pequeña y agobiante habitación del piso superior que se encontraba quemada. En la primera sala se grabó un grito perturbador, como si alguien estuviera siendo torturado. El resto de los mensajes recogidos también eran de sufrimiento: “Ayudadme”; ”Maltrato”; “Afuera, encontrad”; “Llámame”; “Cobardes”. En algunas ocasiones estaban acompañados de ruidos sin explicación, golpes en muebles o raps e incluso de puertas que se cerraban de repente o de detectores de movimiento que saltaban sin que supuestamente nada se cruzase por su zona de control. Por ello, los miembros del grupo Gaipo realizaron sesiones de espiritismo en los sótanos del inmueble para obtener más pistas sobre estos fenómenos. Los datos revelados parecían incoherentes en un comienzo: personas apresadas en aquel lugar, muertes, restos humanos y aparentes entes, entre ellos un nonato… Todo cobró sentido gracias a los testimonios.

fuente: http://misterios.co/2009/01/17/el-colegio-encantado-de-turon/

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